El equipo de guardaespaldas se había unido a Danilo y a Callum. Como pudieron arrastraron y taparon los vehículos en lugares escondidos, donde difícilmente pudieran encontrarlos. Aquella operación sería lo más discreta posible. —Yo iré adelante, ustedes cuiden al señor Danilo —indicó Callum y todos de manera automática lo colocaron en medio. —Tampoco soy tan inútil, Callum —Danilo bufó con un dejo de frustración y miró a los individuos misteriosos— ¿Y ustedes no van a decir algo? Bola de robots… Los guardaespaldas hicieron caso omiso a las palabras de Danilo y así, comenzaron a adentrarse en ese sendero lleno de maleza y árboles tan altos que apenas dejaban filtrar un poco de luz entre sus hojas, pero pronto el lugar seguro se iba alejando de ellos a medida que se adentraban. —Ya no ha