La tensión se había hecho en ese lugar que ya estaba iluminado por los bombillos de luces amarillas. Los dos guardaespaldas que acompañaban a Danilo fueron despojados de sus armas y el joven, con lágrimas en los ojos los vio con desdén ahí donde yacía en el suelo. ¿Acaso no habían dicho que eran super capacitados?, se preguntaba porque en definitiva no lo parecían en absoluto. Haber escuchado que Mary estaba muerta y que los guardaespaldas hubieran permitido que lo restregaran en la tierra no era parte del plan. Aparte de eso, algo que lo dejaba realmente anonadado era ver lo diabólico que lucía ese señor, el hombre tan centrado del que Mary le hablaba realmente era un espejismo, no existía. Mientras tanto, el señor Duncan se seguía carcajeando con su flácido porte de alcohólico crónico.