Charlie, como le llamaría de ahora en adelante, con la excusa de que era mi novia, lo primero que hizo al abrir la puerta del coche fue vomitar, escuchaba como salía todo de ella, de forma constante. Intenté acercarme para ver si necesitaba ayuda, pero ella me gritaba lo mismo de forma constante.
—¡Si te atreves a mirarme, te mato, chico!—así que no me acerqué ni un poco a ella. Solo esperé a que terminara y al final subimos a casa. Se quitó los zapatos, dejando uno junto a la puerta y otro en la cocina, no sé porqué. Tenía que ir detrás de ella recogiendo todo el desorden que iba dejando, era muy desordenada para mi diminuto apartamento perfectamente organizado. Alteraba todo con tan solo llegar. Su mera presencia ya era un desorden.
Se metió a la ducha sin llevarse nada para ponerse, mas que la toalla y su ropa vomitada, tardaba una eternidad mientras yo le buscaba algo para que se pusiera.
¿Esto realmente estaba pasando?¿tenía otra vez a la tirana en mi ducha? ¿Cómo diablos íbamos a dormir en la misma cama? ¿Me tendría que ir al sofá?
¡¡¿Qué era todo esto y por qué me pasaba a mi?!!
No se podía llamar suerte, era exactamente lo contrario a eso.
Demasiado tiempo en la ducha, me preocupé, acercándome a la puerta.
—Charlie, ¿no te habrás desmayado debajo del agua? ¿Estas bien?—no respondía. —¡Charlie!—le llamé mas fuerte por si se había dormido. —Si no respondes, me veré en la obligación de entrar, nadie puede tardar tanto tiempo para bañarse, tienes media hora. Se habrá acabado el agua caliente. ¡Ya sal! Todavía falto yo por bañarme. A la de tres, entraré. Uno— esperé un momento. —, dos—ella no respondía. —, tres. —giré la manilla de la puerta, dispuesto a entrar.
—Si das un solo paso, juro que te saco los ojos, ¡maldito pervertido!
¡¡Lo me que faltaba!!
—¡Te dije que dijeras algo! Solo estaba preocupado. ¡Es el colmo! Sal del baño, quiero bañarme también.
—Me había quedado dormida, idiota, solo tenias que llamar mas fuerte, no intentar entrar.—casi machaca mis dedos con la puerta, salió muy enojada envuelta en una toalla.—Chico, debes de cambiar ese gel de baño, no me gusta. La alfombrilla del baño me gusta menos. ¿Quién decoró?
—Venía todo así con la casa.—Ni que fuera su mansión. ¿Quién decoró? Já
—Con razón. Efectuaré muchos cambios aquí. Sal, quiero vestirme.—se acercó a la ropa que le tenía sobre la cama y le echó una mirada como si fuera mugre.—¿Se supone que tengo que usar eso?
—Disculpe, su majestad.—hice una reverencia. —Olvida que no está en su castillo, solo en mi humilde morada.
—Idiota, quiero vestirme.
Me metí al baño mientras la dejaba a ella vistiéndose.
—Dormirás en el sofá.—le grité desde el baño.
Abrió la puerta de pronto y yo me cubrí.
—¿Qué fue lo que dijste?
—Dormirás en el sofá. —dije nuevamente. Si la dejaba ponerse cómoda, definitivamente esto acabaría muy mal para mi. Conocía a las mujeres de su clase, un dia cambiaban tu gel de ducha, otro dia no le gustaba como olía mi perfume y al final se adueñaban de todas tus decisiones a los gustos de ellas. Eso no me iba a pasar a mi y mas si iba a durar un año casado con ella. —¡En mi casa, mando yo!—dije con firmeza, ella me miró de arriba a abajo, lleno de jabón, aquella maldita mirada le quitaba la determinación a mis palabras, sabía que ya estaba desnudo, pero ella me hacia sentir que me vestía para luego solo volverme a desnudar y dejarme en vergüenza. Comenzó a reír cuando salió del baño.
¿Seguía borracha o mi teoría de que estaba loca era cierta?
Podrían ser ambas.
Cuando salí del baño, la bombón tirana estaba acostada en mi sitio, eso era imperdonable.
—Oye, ese es mi sitio.
—¿Qué? Me acomodé aquí y no pienso moverme.—fui a aquel lado de la cama, le quité las sábanas y la hice rodar, al otro, acostándome de inmediato en mi sitio, le di la espalda y me cubrí con las sabanas. —Chico, ¿crees que podrás ganarme?
—Charlie, ¿no te da miedo dormir conmigo? Estamos fingiendo ser novios, me tienes bajo chantaje y apenas el día de hoy aprendiste a besar, todo indica que eres una villana virgen, ¿de verdad te da igual dormir conmigo en una casa que no conoces, beber con personas desconocidas, y dormir aquí como si nada? ¿Estas loca? ¿No tienes nada de miedo?
—Siempre haces las preguntas correctas, ¿crees… que si solo quería casarme con el primero, no lo hubiera hecho con alguno de los hombres que me presentaba mi mamá? Ese no es el punto, te elegí a ti y aunque parezca de forma apresurada, ya lo había pensado. Te miro desde mi oficina cuando sales a almorzar, siempre lo haces a la misma hora que la señora de al lado, la ayudas a subir a su esposo al coche, a ella le cuesta y casualmente siempre estás ahí cuando ella llega, hay un perro que suelen dejarlo encerrado, te mortifican sus ladridos por si le está pasando algo, te acercas allí y le llevas comida, a la señora que duerme frente al chino de la calle del frente, le has regalado tres mantas, dos abrigos y cuatro pares de zapatos. Sabes que ella los vende, de igual modo le llevas cosas, le das desayuno y te sientas a platicar unos minutos con ella. Me meto a tu cama con los ojos cerrados, no dudando de que me vayas a desear o algo asi, pero sabiendo que no me vas a tocar. Y sobre si soy virgen, ¿qué diablos te importa? No te pregunto si tu lo eres.
—No lo soy. Pero es obvio que tu si. Y que trate a los demás asi, no significa que lo haré contigo. Estas loca, eres demasiado confiada. —seguí hablando y quedándome por un rato mas, dándome cuenta que ella ya estaba dormida. La cubrí bien y luego busqué algunas mantas y me fui al sofá, ella era demasiado confiada, per se había ganado la cama, esta pelea la ganó ella.
Creo que realmente estaba un poco loca.
A todo eso, ¿me vigilaba? ¿Cómo sabia que yo hacía todo eso si ni era capaz de llamarme por mi nombre?
Tendría a una esposa problemática.
Quizás me había estado observando antes de realizar todo su chantaje, me vio como a la víctima perfecta. Ahora, no solo se había metido en mi vida, entraba a mi casa, se quedaba con mi cama y para el colmo, se quejaba de mi baño.
Este no era su castillo, así vivíamos los mortales.