—¡Cámbiate esa ropa!— me ordenó malhumorada. ¿Cómo supo donde vivía, de mi deuda o de mis padres? Solo me prestaba atención cuando quería chantajearme. Vaya burla. No podía creer esto. ¡Maldición! ¿De verdad iría a esa cena? ¿Me haría pasar por su pareja? La sola idea me daba escalofríos. — ¡Muévete!
¡Que odiosa!
Aquí era más difícil soportarla.
—Señorita Arthur. — comencé hablar, solo para ser interrumpido.
—Somos pareja, desde hace mucho tiempo ya. No te preocupes por la historia, yo la creo y tú solo asientes. Mi padre es muy observador y al más mínimo fallo, nos descubrirá. Odiaría eso y tú estarías en problemas, con una deuda pendiente, sin empleo y con tu carrera arruinada aún sin empezar. — creo que estaba un poco nerviosa, movía mucho sus manos al hablar cuando lo estaba y eso era justo lo que hacia ahora. — El hecho es que me llames sólo Charlotte de ahora en adelante cuando estemos frente a alguien, menos en el trabajo, allí si no.
—Esto no va a funcionar, nos descubrirán esta misma noche. Yo tenía otros planes, salir con mis amigos, ya mi noche estaba planeada.
—No lo canceles, solo retrásalo. La cena no será eterna. ¿Amigos, eh? Me apetece conocerlos. Iré contigo a esta noche con tus amigos. De ese modo aprendo un poco de ti, en la oficina no creo que aprenda nada. Te la pasas de un lado a otro, haciendo llamadas, buscando documentos, hablando con escritores.
—Ese es mi trabajo.
—Ya lo se. Por favor, me estas desesperando, solo cámbiate esa ropa ya.
—Estoy a la espera de que salga de la habitación.— señalé la puerta.
—Chico, necesito ver tu cuerpo, algún lunar, una marca o una deformidad. Son cosas que tengo que saber. —lo malo del caso no era que ella quisiera verme desnudo, en ropa interior, eso era lo de menos. Lo aterrador era que hablaba en serio, solo era para sus fines de investigación sobre mi. Empecé a desnudarme con la mirada de águila de mi jefa puesta sobre mi. Quité mi camiseta con rapidez y me di la vuelta. —Espera, tengo que verte de frente. — frunció el ceño al observar mis pectorales, vi cuando sus ojos pasaron a mis brazos y luego se quedaron un tiempo en mi abdomen, observaba mis tatuajes. — ¿Por qué tu ropa esconde tanto? A simple viste no podría decir que debajo de la tela se encuentra esto. Me gusta, un novio bien fornido, también tatuado. Continúa.
¿Qué era? ¿Alguna especie de casting? Sentía que me estaban valorando, no era agradable.
Bajé mi pantalón y ahora sus ojos se abrieron, pero no me decían nada. No sabia si le gustaba lo que veía o le desagradaba. Era extraño. Bajé mis brazos a la espera de que ella dijera algo. Estaba totalmente metido en su juego, ¿tenía de otra?
—¿Ya? ¿Puedo vestirme? — pero ella no decía nada. Seguía mirándome con esa rara expresión, que no podía decir si era de asombro o fascinación; ahora la cambió a una neutra.
—Si, puedes vestirte. Ponte algo decente.
Algo decente, de eso tenia mucho, sabía a lo que ella se refería. Mi armario había cambiado mucho en estos últimos meses debido a ella, no era la primera vez.
Iba a ponerme algo de perfume, cuando ella me detuvo.
—¿Qué pasa?
—Mejor no. No lo hagas. — ¿Y ahora qué?
—Bien. Estoy listo.
—Siéntate aquí, al lado mío. —Fui hacia ella. — Tengo que besarte. — dijo como si nada cuando yo me senté a su lado. ¿Cómo podía ser tan fría? No se porqué me asombraba. —En algún momento tengo que besarte frente a ellos, tenemos que mostrar afectos uno con el otro, esto lo vamos hacer bien y no quiero que parezca que es la primera vez que beso tus labios. Debo sentirlos familiares.
Esa parte la entendía, tampoco esperaba que hubiera otro motivo.
—Bien, hagámoslo. — sentía… sentía una presión, justo debajo de mi pecho, en la boca del estómago. ¿A caso estaba nervioso? ¡No! Probablemente solo tenía miedo. De ella. Se fue acercando a mi rostro con esos enormes ojos abiertos, observándome. Cuando estuvo a punto de unirse a los míos, la detuve. — ¿Me va a besar con los ojos abiertos?
—Tu también los tienes abiertos, ¿no es así como se hace?
—¡¿Qué?! —¡¡no, no, no! ¡¡Por favor, no!! ¿Este era su primer beso?— ¿Nunca ha besado a nadie?— pero si era de mi edad, ¿Cómo era eso posible?
De verdad, yo intentaba mantener la calma pero esto iba a sobrepasarme.
—¡¡A ver!! He unido mis labios con los de alguien mas, pero no en un beso en si, ha sido como roces, que se yo, no se como explicarlo. ¿Por qué crees que mis padres me están presionando hasta este punto? No tengo tiempo para estas cosas. Cursilerías.
—¿Qué hay de los libros? Allí pasan todas esas cosas. Alguna noción debe de tener sobre eso.
—¿Cuáles libros te doy a leer y a valorar?
—Solo los de romance.
—Exacto. No me gustan, los detesto. Aun así tengo que publicar libros de romance, no solo los que me gustan a mi. — y así yo tenia unos cinco meses leyendo libros de romance sin cansancio, para luego hacerle un resumen a ella. Ahora entendía el motivo, pensé que solo lo hacía para fastidiarme. — Vi que no cerrabas los ojos, yo tampoco los cerré.
—No los cerré porque tú no lo hacías.
—¿Qué es lo que tengo que hacer? Además de juntar nuestros labios.
—Solo cierras los ojos cuando veas el camino claro, no vayas a besar mi nariz o mi barbilla. Una vez que los labios se unen, tienes que dejar espacio para que los míos puedan tomar los tuyos, no es abrir la boca, solo no los unas demasiado o con fuerza. Se vería un beso forzado. Tienes que hacer así. — relajé mis labios y me acerqué a su rostro, para mostrarle. Bajó su mirada viendo mi proximidad y entonces cerró los ojos. Mis labios hicieron el primer contacto con los suyos, noté la suavidad de estos, presioné un poco y tomé el inferior para mi, iniciando así con lentitud el primer beso con mi jefa. Sus labios tardaron en moverse pero al final reaccionaron, con un poco de torpeza. Corté el beso cuando nuestros dientes chocaron.
—Lo siento, lo he hecho fatal. — ¿se disculpó?
—No, para ser la primera vez ha estado muy bien.
—Una vez mas, creo que ya se como funciona.
—Esta bien, no te apresures, siente mis labios, los movimientos de los mismos, los tuyos querrán imitarlo, no es tan difícil, solo sigue el paso de los míos. —Nuevamente nos unimos para iniciar el beso, esta vez ella inició el beso, imitando mi movimiento anterior y ahora si lo estaba haciendo bien, solo que sus labios se deslizaban con mucha facilidad de los míos, escapaban.
Ella se apartó.
—¿Qué tal lo hice?
—Mucho mejor, casi perfecto. Ahora hazlo de verdad, reacciona un poco mas a mis movimientos, con mas interés. — por tercera vez, nos volvimos a besar. Sus movimientos eran mas precisos, mas…¿mas qué? Estaba sintiendo su beso, mi cuerpo se relajó y me acerqué a ella, sus manos tocaron mi espalda y yo su rostro, bajando por sus hombros, el beso no terminaba, solo iba a mejor. La práctica estaba resultando.
El aire se terminó, hicimos una pausa mas corta que un segundo, besándonos nuevamente.
¡Maldición! ¡Que rápido aprendió! Lo estaba haciendo demasiado bien. Sus manos rodearon mi cuello y yo la atraje por la cintura, empujó mi pecho, haciéndome poner mi espalda sobre la cama. Mis manos la sujetaron de sus caderas, sentía mi cuerpo raro, muy raro. Sentía cosas y luego estaba aquello… Me estaba, no, corrijo, ya estaba excitado con este beso con mi jefa. Sus pechos reposaban sobre mi, sus dedos se entrelazaron en mi cabello, aparté mis labios para ir a su cuello, mis manos bajaron a su trasero y ella gimió.
¿Qué estábamos haciendo?
Abandoné su cuello, ahora mirando sus rostro, una expresión en ella jamás antes vistas. Mordió sus labios mirando los míos.
Nos habíamos dejado llevar y no estaba mal.
—Creo que esta vez lo he hecho mucho mejor. —no dejaba de mirarme y yo la verdad es que tampoco podía hacerlo.
—Lo siento, quizás me he sobrepasado un poco. —retiré mis manos de su trasero. Ella seguía sobre mi.
—Para nada, esto estuvo genial, mejor de lo que me esperaba. Ha sido cosa de dos, no solo de ti. Un beso en toda su regla. Creo que mis padres nos esperan y viendo lo que hemos hecho ahora, no podríamos fallar en el tema de los besos. — se apoyó sobre mi pecho, retirándose, bajó su vestido que se había subido casi a sus caderas y tomó su bolso. — Ahora no lo arruines en la cena. Tienes que impresionar a mis padres, no como el desmayo del otro día. Todavía siento vergüenza.
Y aquí estaba, nuevamente la señorita Arthur.
Tomé mi billetera y la seguí fuera de la casa.
Creo que ya estaba metido en esto, iba camino a una cena familiar en la que me haría pasar por su pareja, peor no podría ser. Y mas me valía hacerlo bien, estaba en sus manos y ella amenaza con destruirme, como si ya no lo estuviera haciendo.
Caminaba detrás de ella rumbo a su coche, toqué mis labios recordando ese ultimo beso. Había sido genial.