Capítulo 6

1585 Words
Likan. Estamos arreando el ganado por pastizales más frescos y nuevos, hago mi trabajo mecánicamente porque Lucia está en mi cabeza, no me escribe, no me contesta, le he mandado mensajes en cartas con Aukan pero no hay respuesta a nada, por ahí me enojo porque digo que es una pendeja mimada que debe querer que le ruegue porque ya pasé por eso y no lo voy a volver a hacer, por un momento creí que era diferente, pero creo que era de la misma clase de Sol, que le encantaba que le ruegue y yo como un pelotudo lo hacía todo el tiempo, porque le pintaba enojarse y me tenía capas dos semanas yendo a su casa y no me atendía y yo ahí, llevándole regalos creyendo que había hecho algo mal cuando era loca y muy mala donde lo hacía de puro gusto no más. —¿Y esa potranca? ¿Estará perdida?. —me giro y veo una chica a caballo, está lejos pero por la forma de cabalgar sabemos que es una mujer. —Va, que raro... Voy a ir a ver. —cuando me acerco un poco logro distinguirla, para la marcha y yo me acerco más. —¿Likan?. —¿Qué haces en mis tierras?. —me saco el sombrero tarándome aire—. Estas lejos de tu casa Lucia. —Si lo sé, pero venía acá cuando era chica y quería ver si estaba todo como lo recordaba. —la miro serio y me sonríe—. ¿Podemos hablar?. —Te escribí un montón de veces. —Mi papá me sacó el celular después de que me lo revisó y vio tus mensajes. —¿Y con Aukan?. —¿Le iba a decir a tu hermano que te esperaba en mi habitación en la noche o en algún lugar secreto?. —sonrío de lado y niega moviéndose incómoda en la silla. —Puedo ir a tu habitación a la noche sin problemas. —se pone roja y asiente. —Te voy a estar esperando. —gira el caballo y me mira divertida—. Es la habitación que está arriba del comedor... Cortinas verdes con flores rosas. —Bien... A las doce estoy ahí. —se aleja y me sonríe. —Lleva preservativos. —Obvio que si. —se va galopando y yo riendo vuelvo con los demás que no entienden nada, mi tío Lautaro se ríe medio sospechando. —¿Esa potranca es tuya?. —Aún no... Pero ya va a ser mía, le ando echando el ojo hace rato ya. Paso el día ansioso por ir a verla, no entiendo nada lo que me pasa, debe ser deseo donde me prende como no me ha prendido nadie, ni Sol me ponía tonto, siquiera en el comienzo de relación donde uno medio que anda caliente por todo, pero no quiero que sea eso, quiero algo de verdad. Eh oído de todo de mi papá y mis tíos antes de enamorarse y no quiero hacer eso, mi única mujer fue Sol y no me avergüenza para nada decirlo, y espero que Lucia sea la segunda y última porque esa mujer sí que trastorna la vida, no me deja dormir en paz, siempre me quedaba esperando a que llegue con su papá para poder verla y lo lleno de preguntas a Aukan que con calma me responde lo más que puede dentro de lo que sabe. Me doy un baño y me afeito, también guardo preservativos, no voy con la intención de que tengamos relaciones, pero por las dudas no vienen mal, porque por ahí se puede salir de las manos la cosa así que mejor precavido que descuidado, y quedar atados por un descuido no está en mis planes, si algo serio resulta con ella en un futuro van a ser bien recibidos, pero que lleguen con el tiempo no de inmediato. Llego a su casa caminando, dejé la camioneta en una ruta escondida que hay donde se ve que alguno de mis tíos o mi papá se agarraba a una Rebian también y quedó marcado el tramo, está todo apagado en la casa y es lógico, la vida del campo es de sol a sol, debemos dormir temprano. Medio escondido y miedoso de que alguno me vea y me saque a los tiros encuentro su habitación, tiro una piedrita y abre enseguida. —Da la vuelta ya bajo. —¿Eh?. —a los segundos aparece. —Ven... Rápido. —Subo por la ventana. —ella en la puerta y yo debajo de la ventana apunto haca arriba. —Tengo que conseguir una escalera pero por ahora por acá. —subimos y me tiembla todo de miedo a que salga el padre con un arma en las manos. —Dios Lucia estás loca. —traba la puerta y niega sonriendo. —No pasa nada ven. —vamos a la cama sentándonos y niego—. ¿Qué pasa?. —No vine a eso Lucia... Quiero que nos conozcamos ¿si?, Vamos de a poco así nos tenemos confianza. —Bien. —está en pijama corto, me saco las zapatillas y me acuesto a su lado—. ¿Cuántos años tienes?. —Veintiuno... En cinco meses cumplo veintidós, ¿Tú?. —En dos semanas cumplo dieciocho. —¿Qué día?. —El dos. —Archivado... Te voy a preparar algo lindo. —se pone de costado mirándome. —¿Has tenido novia?. —Sí... Hace un año y medio más o menos terminamos. —¿Ya no se querían?. —agarra mi mano llevándola cerca de sus labios. —Me engañaba. —queda seria y yo dudando pongo mi mano en su cintura—. Me lo dijo mi primo y ahí fui donde ella y la vi con un hombre... Le corté enseguida y resulta que se había agarrado a medio pueblo y todos sabían pero nadie me lo decía. —Wuauuu... Y eso que son todos fieros, acá menos tú. —me tapa la boca mirando la puerta cuando se me escapa la risa. —Me olvidé. —quedamos un rato en silencio mirando la puerta, pero no oímos nada—. Voy a ser más cuidadoso con los ruidos. —No importa, ¿Tus papás están juntos?. —Mi mamá murió cuando me dio a luz. —abre grande los ojos—. Me crio mi abuela hasta que mi papá se casó con Emilia que le digo mamá también porque ella fue la que me crio desde que se juntó con mi papá ¿Tú? ¿Cómo es tu historia?. —Mi mamá murió hace unos meses de cáncer... Viví acá hasta los siete años más o menos... Mis papás me tuvieron muy jóvenes, tenían quince años cuando nací... Vivían peleando y Fernanda era mi niñera y se la agarraba mi papá. —acaricio su cintura porque no hay engaños gracias a Dios en mi familia solo lo mío y es horrible—. Cuando los vi le dije a mi mamá que porque Fer y mi papá se encerraban en la habitación y la escuchaba que hacía ruidos raros como que se quejaba... Mi mamá salió a trabajar, pero volvió y esperó hasta que los vio... Agarró nuestras cosas y nos fuimos, y como ella murió mis abuelos me mandaron con él. —¿La extrañas?. —Mucho. —lágrimas corren por su cara y nada más la miro, no hay palabras que diga que la vayan a consolar—. Perdón. —No... Es normal no debes pedir perdón era tu mamá, obvio que te duele y que la extrañas. —¿Y tú? ¿No la extrañas a tu mamá?. —¿Cómo puedo extrañar a alguien que no conocí? No tengo sentimientos hacia ella. —pone una mano en mi cara acariciándome—. Visito su tumba y no siento nada, es feo eso no me hace sentir bien porque lo hago por respeto más que nada... Pero si mi abuela o a Emi les pasa algo me vuelvo loco. —Porque ellas son tus mamás. —Sí... Es verdad. —limpio sus lágrimas con suavidad—. ¿Cuántos hijos tiene tu papá?. —Cuatro... La más grande tiene diez... Cuando nos fuimos ya estaba embarazada... Y la más chicas tiene unos meses, ni siquiera sé cuantos. —¿No te gustaría llevarte bien con ellos?. —Fernanda no los deja acercarse a mí... Ella odia que este acá y me lo hace saber todos los días. —Ya va a cambiar todo no te amargues. —nos miramos a los ojos. —¿No estudias?. —Sí... Por internet. —¿Qué estudias?. —Administración agrícola y economía... No quiero dejar a mi abuelo solo con todo lo del campo porque es muy jodido y lo ayudo en todo lo que está a mi alcance... Mi tío Lautaro se encarga de los negocios más grandes e importantes, pero mi abuelo quiere que empiece a tomar las riendas de la hacienda así mi tío disfruta de su familia donde ahora no tiene tiempo para nada y medio que su vida es muy acelerada y porque dice que el día en que él no este voy a pasar a estar a cargo de todo por eso me enseña todo lo que sabe. —Una responsabilidad enorme. —Sí... Y él me enseña bien no quiero defraudarlo por eso estudio... Para hacer las cosas bien. . .
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