Lucia.
—No lo puedo creer ¿Con un maldito Melillan te fuiste a meter?. —solo lo miro, ya que no sé qué decir—. Nos vas a salir más, solo a la escuela y nada más. —aparece Fernanda y nos mira, mi papá furioso y yo llorando que ya no veo nada.
—¿Dónde estaba?.
—Con Likan. —ella me mira con burla.
—¿A ese indio mugroso te agarras?. —niega cruzándose de brazos y con burla—. Creí que tenías más gusto Lucia.
—Primero. —les digo a los dos—. En unos meses cumplo mis dieciocho y puedo y voy a estar con quien quiera, vivo acá en tu casa pero no tienes ni un derecho sobre mí ¿está claro? Lo perdiste cuando te llame pidiendo ayuda y me cortaste. —abre grande los ojos por eso y yo por eso lo odio aún más—. Segundo... Tú vienes a hablar de mugrosos cuando tenías quince te agarrabas a mi papá en la cama de mi mamá y te vienes a hacer la culta prostituta barata. —me encara como a pegarme pero yo igual haciendo que pare—. No vengas acá a hablar ni querer darme sermones porque toda la vida vas a ser la puta de Luis nada más, que no se te olvide, y tú... No me vas a prohibir con quien salir y quien no, eres solo quien me engendró nada más... Porque ni siquiera puedes decir que me mantuviste porque mi mamá trabajo como perra para darme todo lo que tuve y tengo. —subo unos escalones cuando dice.
—Acá mando yo... Y no vas a salir ya lo dije Lucia.
—Ponme a prueba Luis. —me giro mirándolo y ya no me salen lágrimas del enojo que tengo—. Realmente no tienes idea de nada de mí... Cría a tus hijos mejor y hagan más que para eso te sirve esa puta.
—YA BASTA... RESPETA LUCIA QUE TE PASA. —subo corriendo sin importarme lo que grita—. ESTAS EN MI CASA.
Me encierro en mi habitación negándome a llorar, me vienen a dar sermones los dos cuando son una basura de los pies a la cabeza, tienen más cochinadas encima que cualquiera y vienen a prohibirme el salir con un chico todo porque su origen es nativo, eso lo recuerdo bien de cuando era chica y que hablaban de los Melillan y que eran unos sucios indios mugrosos, y en la escuela ellos casi la llenan y algunos dicen que son una plaga, bien que sus hijas caen rendidas ante esos indios mugrosos y las madres y las maestras se hacen las tontas mirando a los padres.
Al otro día mi papá me lleva al colegio y voy temblando de furia porque tenía la leve esperanza que me traiga Likan y verlo un poco para pedirle disculpas porque quedé muy apenada escuchándolo gritar de que tenía buenas intensiones conmigo.
—Lucia yo... —bajo azotando la puerta y entro al colegio.
—Lucia. —miro a Aukan que me da un papel alejándose, cuando lo abro es un número de teléfono, lo agendo y escribo.
Lucia—. ¡Hola!
Likan—. Soy Likan, no sabía como contactarme.
Lucia—. Ooh que bueno quede preocupada.
Likan—. ¿Cómo estás? ¿Tu papá te golpeó?.
Lucia—. No... Solo me castigó.
Likan—. ¿Entonces no vamos a poder salir?.
Lucia—. Salgo por la ventana.
Likan—.Jajajaja.
Likan—. Creo que antes de hacer eso deberíamos esperar a que se enfríe un poco. —leo el mensaje y siento que no va a pelear por mí y decido cortarle la cara y así no ilusionarme más de la cuenta, ya era demasiado bueno que un chico lindo me mire como para que también haga esto.
Lucia—. Está bien.
Lucia—. ¡Nos vemos!.
Likan—. No te enojes Lucia por favor.
Lucia—. No tengo por qué enojarme si no somos nada... Tengo clases.
—Al fin suelta el celular señorita Rebian. —todos me miran y niego sintiendo que me sube el calor, debo estar roja.
—Disculpe no me di cuenta de que empezó la clase.
—¿Puedo empezar?.
—Sí... Disculpe nuevamente no va a volver a pasar.
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Pasan unos días donde mi papá me trae y me viene a buscar al colegio por miedo a que me encuentre con Likan y tiene unas ideas fantasiosas increíbles, como que me voy a ir con él a estar cautiva, que me va a llenar de hijos, que voy a ser una esclava porque voy a tener que trabajar como burra mientras él haciendo nada. No lo conozco para nada pero la vez que me arregló la bici se veía como un hombre que sabe de trabajo, y sus manos cuando me acarició no eran manos de un hombre que no hace nada, estaban curtidas, con cayos, con asperezas y manos grandes, pero bueno, que crea lo que quiera así no camino, pero lo cierto es que solo lo veo por la ventana de la camioneta que a diarios me hace gesto con el celular para que lo atienda y miro hacia el frente ignorándolo. Soy una estúpida, creí de verdad que le importaba pero se ve que no, ¿quién me podría querer con el cuerpo que cargo?, con el dolor constante que hay en mi pecho por no tener a mi mamá y el cambio brusco que dio mi vida en estos meses, tenía amigos, familia, una casa y amor, y ahora no tengo nada... Únicamente recuerdos nada más.
Voy al establo y me quedo mucho rato con un caballo, lo peino y le doy de comer, me gusta la fuerza de estos animales, y la resistencia aun más, pero así también son animales que les gustan que los apapachen y se mal acostumbran con facilidad, si los peinas mucho o les das baños a diario hasta te hacen berrinches, bueno, eso es lo que yo veía de chica, tal vez en la imaginación de mi inocencia veía eso donde me hubiere gustado recibir lo mismo.
—¿Te acuerdas de como montar?. —miro a mi papá asintiendo, está en la entrada del establo mirándome—. Lucí, debemos hacer la convivencia mejor, no le hace bien a nadie esto.
—Entonces que ella no se meta... Porque yo no le hago nada y sé que no me quieren acá, pero sopórtenme un tiempo más que me vaya a la universidad.
—Luci. —se sienta en un palo mirando sus manos porque no me quiere ver llorar parece—. Yo no amaba a tu mamá.
—Eso ya lo sabía.
—Pero a Fer si la amo... Cuando conocí a tu mamá era la mujer más hermosa del pueblo y cuando me dio pelota no lo podía creer... —siento como que va a ese momento de su juventud porque hasta el cuerpo demuestra emoción—. Quedó embarazada de inmediato y todo cambió... Ya no estaba encandilado y me di cuenta de que no era amor lo que sentía... Nos llevábamos muy mal al punto de que nos habíamos golpeado. —lo miro alzando las cejas—. Lo intentamos mucho... Hicimos de todo para que funcione pero no había nada que reparar si nunca hubo nada, pero no lo queríamos admitir... Empezó a trabajar para no depender de mí y ahí llegó Fernanda... Al principio me alejé de ella porque me revolvió todo con solo verla... Tenía veintiuno Lucí. —me mira abriendo los brazos y sus ojos llenos de lágrimas—. Era un pendejo y caí y me di cuenta de que con ella fui feliz... Anhelaba los momentos que podíamos pasar a solas y Fer no es una puta Lucí... Ella soportó mucho para estar conmigo y lo sigue haciendo... No me arrepiento de haber conocido a tu mamá, jamás lo hice porque por más mal que nos llevábamos te trajo al mundo y eres mi hija... Hice todo mal, pero te amo Lucí y quiero el bien para ti, no quiero que por la calentura termines como nosotros. —sigo cepillando el caballo escuchándolo porque tiene lógica lo que dice—. Quiero que estudies, que te formes, sé que tu mamá quería lo mismo porque hablaba a diario con ella respecto al colegio... Te abrí una cuenta donde todos los meses por años deposité plata así cuando vayas a la universidad no te falta nada... —eso me sorprende mucho, hasta quedo quieta recibiendo esa información—. No te arruines hija... No lo hagas ¿si? No cometas nuestros errores.
—Quiero estudiar, pero por salir con Likan o cualquier hombre no quiere decir que lo deje. —lo miro ya más tranquila porque por primera vez lo pude escuchar de verdad—. Y cuando discutamos que ella no se meta... Me enferma que opine porque al final parece que ella es mi papá no tú.
—Voy a hablarlo con ella, pero hagamos la convivencia algo pacífico por favor —se para y apunta al caballo—. Te lo regalo. —doy unos saltito y lo abrazo besándolo—. Puedes salir a montar, pero no te alejes mucho y vuelve temprano.
—Gracias... Sí, voy a dar una vuelta y vuelvo.
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