Capítulo 9. Stavros piensa en Jennifer

1717 Words
Cuando no estaba al servicio de Stavros, el robusto Hermes disfrutaba de sus momentos dulces. Entonces, él notó cómo tanto Archie como Jade se enfurecían al enterarse de la noticia. Mientras masticaba, analizando a la pareja, reflexionó: «Ummm, parece que deseaban su muerte, según veo. No hacen ningún esfuerzo por ocultar su amorío. Ja, esto tiene todos los ingredientes de una novela, ¡y será una valiosa información para... el jefe!» La pareja, con una mezcla de frustración y resignación, abandonó la recepción y se encaminó hacia la habitación. Hermes, sin perder tiempo, se levantó de su silla con su taza de café y su dona, y los siguió discretamente. Mientras caminaba masticando detrás de ellos, y escuchaba sus murmullos. ―Vaya, esa mujer es más resistente de lo que pensaba―comentó Archibald en voz baja. ―Sí, parece que resucitó. ¿No que la habían atropellado? A veces dudo de que tenga algo realmente. ―Quizás se muera pronto. Tengamos fe, cariño―agregó Archibald con un tono de esperanza poco convincente. Hermes captó cada palabra y ya desaceleró el paso, esperando a que la pareja entrara a la habitación. Una de las enfermeras, que acababa de atender a otro paciente, se cruzó en su camino y le brindó la oportunidad perfecta para obtener información. ―Disculpe... ¿Cómo se encuentra la paciente, la señora Jennifer? ―preguntó Hermes con cortesía. La enfermera, amablemente, respondió: ―Está bien, pero necesita recuperarse poco a poco después del aborto. ―Ah, eso significa que es posible que esté bien entonces―dijo Hermes, esbozando una sonrisa falsa de agradecimiento. Luego, el hombre se alejó rápidamente de la enfermera para informar a su jefe, quien en ese momento se encontraba en su oficina, en medio de una reunión sorpresa con los jefes de distintas áreas de la compañía. En el presente... La pareja, simulando dolor y tristeza, se acercó a Jennifer. Por dentro, ambos sentían una gran irritación, pero en ese momento debían fingir sufrimiento. Afortunadamente, la pelirroja ya conocía sus verdaderas caras. Jade se arrodilló, tomando la mano de Jennifer y llorando como una actriz consumada. ―¡Mi querida hermana, Archie y yo estábamos tan preocupados por ti!― Jade miraba a Jennifer con ojos vidriosos. ―No sé qué haría si te perdiera, hermana mía. Aunque supuestamente estás muy enferma… cada día es una agonía para mí. No he podido dormir tranquila desde hace un año, siempre pensando cuándo será tu último día―sollozó, colocando la mano de Jennifer en sus mejillas humedecidas por lágrimas falsas. Jennifer fijaba su mirada en su hermana, apretando los dientes para contener su rabia. Ella tenía un alma noble, pero también era rencorosa y nunca olvidaba una ofensa. Sentía el impulso de gritarles a ambos que eran unos hipócritas, pero sabía que, por el momento, no ganaría nada confrontándolos directamente. «Eres tan hipócrita, hermana—pensó con amargura, notando el brazalete de esmeraldas que había visto hace mucho tiempo—Una vez más me decepcionas con tu egoísmo de siempre. Siempre creí en ti, en que eras mi única amiga, pero mira cómo me pagas. Jade, has alcanzado un nuevo nivel de maldad... lo más bajo» La pelirroja estaba decidida a buscar una venganza contra ellos, aunque aún no sabía cómo. Disimulando la rabia contenida, retiró suavemente la mano de Jennifer de su rostro. ―Estoy bien―respondió Jennifer con voz firme, mientras Archie la observaba con atención, tratando de ocultar su enojo y desinterés detrás de una actuación convincente. ―Dejé una importante reunión y me apresuré hasta aquí, amor. Cuéntame exactamente qué sucedió― dijo Archie, intentando actuar como si realmente le importara. «Já, una reunión urgente—reflexionó Jennifer con ironía—La reunión fue entre las piernas de mi hermana. Qué sucio y repugnante eres... además, deseas que esté muerta» Virginia, quien conocía la verdad, se percató de la mirada de furia que Jennifer lanzaba a Archie, y decidió intervenir nerviosa. —La señora... se mareó al cruzar la calle y no se percató de que el semáforo cambió. Por suerte, el auto no iba muy rápido y no fue un accidente más grave—explicó Virginia rápidamente. Archie en silencio, enfadado pensó con frustración, maldiciendo al chofer: «¡Ah, maldito conductor! Si tan solo hubiera corrido a toda velocidad, este problema se habría solucionado» Por otro lado, Jade apretó los dientes, sintiendo un profundo deseo de que su hermana desapareciera de su vida de una vez por todas, ya que, por algo que sucedió desde cuando ellas eran pequeñas, sentía un odio grande por Jennifer. «¿Es realmente tan difícil para ti desaparecer por completo? Debería contratar a alguien para que te atropelle de una vez por todas»—pensó con rabia contenida. Luego, soltó un suspiro lleno de frustración y decidió actuar, tratando de ocultar su verdadera amargura detrás de una falsa tristeza. ―¡Ay, no, qué horror... Casi pierdes la vida, Jenny!—dijo, esforzándose por parecer desolada mientras fingía tristeza. Tomó la mano de Jennifer con una destreza en el arte de la actuación que sorprendió a su hermana—Pero afortunadamente estás viva y... podremos seguir juntas, ¿verdad?—añadió Jade, esperando que su actuación convenciera a Jennifer de su sinceridad. Jennifer, en cambio, respondió con frialdad: ―Claro―mientras desviaba la mirada hacia su cartera de cocodrilo de edición limitada. Notó que aún conservaba el envoltorio, indicando que era nueva y aún sin estrenar―Qué bonito bolso. «No le quitaste el envoltorio de la tienda donde se ve la fecha de compra... seguro lo compraste hoy mismo antes de venir aqui para celebrar»—pensó de nuevo con rabia y tristeza contenida. Con una sonrisa nerviosa, Jade respondió: ―Gracias, hermanita. James me lo regaló…cuando me fui porque vine a estar contigo. No soportaba la tristeza y quería animarte―apretando la mano de Jennifer con fuerza mientras sentía que su rabia crecía en su interior―Sé que estás viva... y estoy agradecida por eso―añadió, luchando por que sus verdaderos sentimientos no salieran a la luz. Jennifer sintió el apretón de su hermana y, con un dolor profundo en su corazón, y con lágrimas en sus ojos recordó que Jade era su única familia, pero la había traicionado de la peor manera. «Sí, estoy viva...y seguiré viviendo» ―pensó en respuesta, una mezcla de tristeza y resentimiento. Mientras tanto, en otro rincón de la ciudad… Con un gesto de desdén, Stavros se levantó con enfado de su imponente silla, que estaba forrada en cuero negr0 y destacaba entre el opulento mobiliario de su lujosa oficina. Su rostro se tornó frío y despiadado mientras clavaba su mirada en sus temerosos empleados, pero estos no eran sus matones, eran los empleados de su empresa, los jefes y directores de los departamentos principales, sintiendo una profunda decepción por su falta de habilidad. ―Pueden retirarse, son unos incompetentes ―declaró con voz dura, haciendo hincapié en cada palabra para dejar en claro las consecuencias de su insatisfacción. Su ceño fruncido y sus labios apretados revelaban su disgusto―Maldita sea, esta publicidad de entregas es asquerosa ―masculló, su expresión facial mostrando claramente su irritación. Necesitaba demostrar su superioridad sobre los competidores y la falta de creatividad de su equipo no hacía más que frustrarlo. ―¡Quiero que nuestro dominio en Internet sea más atractivo. Siempre traen la misma basura de siempre!―criticó, con su voz llena de exasperación. Su mirada desafiante y sus ademanes enérgicos revelaban la urgencia de la situación. ―Tienen dos días para solucionarlo. Tenemos que superar a Mac & Caster―sentenció, con tono autoritario dejando claro que no toleraría más decepciones. Un destello implacable brillaba en sus ojos, demostrando su determinación de liderar y triunfar en esta competencia. A él le encantaba ganar y podias verlo en su oficina, la cual estaba adornada con cuadros de arte moderno y estanterías llenas de trofeos y reconocimientos, testigos de los éxitos pasados de Stavros. La atmósfera era tensa pero opulenta, con sus empleados temblando ante su presencia dominante. Los trabajadores, visiblemente temerosos, respondieron de inmediato con un alarido de obediencia cuando Stavros dio la orden. Los hombres se retiraron en silencio, cerrando la puerta detrás de ellos y dejando a Stavros solo con su guardaespaldas de confianza, quien permanecía vigilante fuera de la puerta. Y mientras los cinco caballeros se alejaban, uno de ellos, un ejecutivo de marketing murmuró con cierto desaliento en su voz: ―Nuestro promedio de vida se está acabando con este hombre. Tenemos treintas y creo que parecemos ya de cincuenta. Moriremos pronto. Otro asintió tristemente y respondió: ―Es cierto, pero ¿qué podemos hacer? Nos pagan mejor que en cualquier otro lugar y bueno otro día donde no dormiremos caballeros. Stavros, ahora solitario en su majestuosa oficina, se acercó al inmenso ventanal que ofrecía una vista impresionante de la ciudad de la gran manzana: Nueva York. Sintiendo la necesidad de calmar su frustración, sacó de uno de los bolsillos de su traje un imponente cigarrillo, llevándolo a sus labios mientras sacaba elegantemente su encendedor plateado. Sin embargo, su mente no podía apartarse de la imagen de Jennifer Lancaster, la pelirroja involucrada en el accidente. Aunque se resistía a admitirlo, le gustó: ―Mmmm, Jennifer Lancaster―susurró con un tenue tono pensativo. ―La esposa del dueño de mi empresa enemiga... Qué casualidad. En ese preciso instante, Stavros se encontraba sumergido en profundas reflexiones cuando su monótono pensamiento fue abruptamente interrumpido por la vibración discreta de uno de sus teléfonos privados, cuidadosamente ocultos en una gaveta secreta de su opulento escritorio. Sin mostrar asombro alguno, el magnate de negocios sabía perfectamente quién era el agente tras esa llamada. El identificador en la pantalla del dispositivo mostraba únicamente una palabra misteriosa: "Oso". Suspirando con frustración, Stavros se acercó al teléfono y contestó con voz segura pero cautelosa: ―Háblame ―respondió, sin dar indicios de sus emociones. Nota de la autora Lily Andrews. Uy, ¿quien será el oso? pobre Jennifer con su familia, recuerda comentar siempre querida lectora. Y si quieres saber los días de actualizacion pues entra a mi grupo: EL MUNDO DE LILY ANDREWS en fac3b00k.
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