Aquel paseo por el palacio a Adara le pareció aún más sofocante que su habitación, él tener a una docena de hombres detrás de ella la hacía sentir incómoda, por esa razón ella nunca había tenido un guardia, a pesar de que era una princesa, por eso había aprendido a defenderse, para no necesitar que nadie cuidara de ella. Ella se detuvo de golpe, se giró y les dijo. _ Podrían dejar de seguirme, hacen que me sienta sofocada. _ No podemos, su majestad, el rey, nos ha ordenado que nos mantengamos cerca de usted en todo momento. Adara dio un largo suspiro y decidió que lo mejor era ignorarlos, debía concentrarse en memorizar ese lugar para poder así crear su ruta de escape, él día anterior se había quedado dormida, pero esa noche no lo dejaría pasar, escaparía a como diera lugar. El palac