Matrimonio en guerra

_ ¡NO QUIERO CASARME! Gritó Adara mientras tiraba un jarrón al suelo, furiosa por la decisión que su padre el rey de Erodan había tomado sin consultárselo. _ ¡NO ES JUSTO!, Soy la primogénita, la heredera de la casa Bortziriak. El Rey suspiró, cansado de las rabietas de su hija, ella era inteligente y capaz, pero también muy emocional, algo que quizás le traería problemas a su reino algún día. _ Adara cálmate. _ No me voy a calmar, no puedo creer que me vayas a entregar a nuestros enemigos. _ Hemos estado en guerra contra Valer durante mucho tiempo, los dos reinos hemos sufrido los estragos de la guerra, hemos decidido ponerle fin a esta guerra inútil y firmar la paz por medio del matrimonio. _ ¡YO NO QUIERO CASARME!, ¡Y NO LO HARÉ! Grito a todo pulmón. _ Adara, hija mía, ya estás en edad de casarte y... _ Aún así no pienso aceptar esté matrimonio. Adara dio media vuelta, estaba hecha una furia, tiró el último jarrón que aún quedaba intacto, antes de salir de la habitación; el cual era el favorito de su padre y tiró la puerta con fuerza. El rey suspiró y su asistente entró poco después de que Adara se fuera y le dijo. _ Al parecer la princesa no se ha tomado muy bien la noticia de su matrimonio. Isaac se recostó en su silla y respondió. _ Adara es muy cabezota, como no tengo hijos varones ella pensó que se haría cargo del reino, se ha preparado para ello desde que era pequeña, la noticia de que debe ir al reino de Valer para casarse no es algo que pueda aceptar tan fácilmente. _ ¿Y qué piensa hacer su majestad? _ Lo único que puedo hacer, la enviaré al reino de Valer aún cuando tenga que enviarla atada. _ No sé ofenda su majestad, pero creó que la princesa rompería las cuerdas antes de salir del palacio, su magia es muy fuerte, no creo que exista alguien capaz de controlarla. _ Crees que no lo sé, por eso ya lo he planeado todo con mucho cuidado, dile a los sirvientes que paren su carruaje y a unos cuantos caballeros para que la escolten. _ Como ordené su majestad. Adara estaba en su habitación destrozando todo con su magia de viento para descargar su ira, cuando una de sus hermanas fue a verla y al ver el desastre que tenía la regaño. _ ¡Adara!, deja de romper todo, ¿sabes cuanto cuesta todo lo que estas rompiendo?, la habitación no tiene la culpa de nada. Sila puso uno de los sofás en su sitio y le dijo. _ Vaya desastre has creado. _ No me puedo calmar, ese maldito viejo senil quiere que me casé con el enemigo, ¡CON EL ENEMIGO! _ Si papá ya lo ha decidido no puedes hacer nada, porque mejor no te sientas, te calmas un poco y dejas de romper todo. _ ¿Has escuchado bien?, he dicho, ¡El ENEMIGO! _ Para ti todos los hombres son el enemigo Adara. Adara estaba un poco cansada ya que había soltado una gran cantidad de magia de golpe al estar enfadada, ella se sentó junto a su hermana y le dijo. _ Eso no es verdad, no a todos los veo como mis enemigos. Sila levantó una ceja. _ Todas tus asistentes y caballeros son mujeres, y no dejas que ningún hombre se te acerque. _ Si que dejo que se me acerquen algunos. _ Menciónalos. Adara se quedó pensando, al final solo pudo mencionar dos. _ Papá y Ronan. _ Yo que tu no hubiera mencionado ninguno. _ No me quiero casar. _ Lo se. _ Creí que nuestro padre me heredaría el trono, llevó toda mi vida preparándome para hacerme cargo de éste reino, quiero ser la reina, no reina. _ Es lo mismo. _ No lo es, quiero ser la reina, la que manda, no reina, la que obedece. Sila le puso una mano en el hombro a su hermana y le dijo. _ Adara, estoy segura que papá ha hecho esto por una buena razón, trata de entenderlo. _ No me importan sus razones, yo no me quiero casar, no me quiero ir de aquí. Adara acomodó su cabeza en el regazo de su hermana y comenzó a llorar, Sila le acariciaba el cabello con suavidad y le dijo. _ Si quieres puedo intentar convencer a papá para que me envíe a mí en tu lugar. Sila solo tenía diecisiete años, mientras Adara tenía veintiuno, Adara sabía que su padre la enviaba a ella por ser la mayor, ella enjuagó sus lágrimas y le dijo. _ No puedo permitir que hagas eso. _ Adara, tu sabes la importancia que hay en este matrimonio, necesitamos esta alianza, nuestra gente ya no puede más con esta guerra. _ Pero porque tiene que ser por medio del matrimonio, debe haber otra manera. _ Las alianzas más fuertes siempre son por medio del matrimonio, ya que así pasan a ser familia, es algo que nos enseñan a una edad temprana. _ Ellos también necesitan la paz, que se firme un tratado y ya está. _ Un tratado es un simple papel, se puede romper en cualquier momento. _ Pero yo no quiero este matrimonio, prefiero que la guerra continúe que casarme. Sila le dio un golpe en la cabeza y le dijo. _ No digas tonterías hermana, sabes que nuestros ejércitos ya no pueden más, si esto continua, el reino de Valer ganara la guerra y ya sabes lo que pasará, nuestra gente y nuestra familia serán destruidos. Sila tomó la mano de su hermana y le dijo. _ Dicen que el rey Liam es un hombre muy atractivo, además a pesar de que ha tenido varias concubinas no tiene ningún heredero, en el futuro tu hijo será el rey de Valer. _ ¿Qué?, Después de lo que has dicho aun menos me quiero casar, un hombre que tiene muchas concubinas, ¡ni loca me casare con alguien así!, además dudo que elija a mi hijo para ser rey, y sobre todo, no quiero que mi valor radique en mi simiente. _ Eso no es verdad, escuché que por que su magia es tan fuerte ninguna mujer ha podido soportar llevar a su hijo en su vientre, ellas siempre terminan muriendo después de los primeros meses y tu valor no radicará en eso, si no en lo que harás como reina. _ ¡Y papá sabiendo eso me envía a una muerte segura! _ Eso no es verdad Adara, nosotras somos especiales, hemos recibido la bendición del cielo, nuestra magia es más fuerte que la de cualquier otra mujer, por eso la alianza debe ser un matrimonio, deja de escuchar solo lo que quieres. _ Pero... _ Si no quieres ir tomaré tu lugar. _ Gracias Sila, pero tú tampoco irás a Valer, ni ninguna de nuestras hermanas, prefiero continuar con la guerra que aceptar este matrimonio, no me importa ir al campo de batalla y luchar, esa es mi decisión y jamás la cambiare. Sila se preguntó si su hermana era tonta o si se había vuelto completamente loca al recibir la noticia. Ella se quedó haciéndole compañía a Adara hasta que esta se calmó, después fue a la oficina de su padre, ella tocó la puerta con suavidad y asomó su cabeza por la puerta. _ Lamento interrumpirte padre, pero necesito hablar contigo unos minutos. _ Mis hijas nunca son una interrupción, pasa. Sila se quedó de pie frente al escritorio de su padre, él le dijo. _ Siéntate por favor. _ Así estoy bien, lo que diré será corto, quiero tomar el lugar de mi hermana Adara. _ No. _ ¡Pero padre..! _ Ya he tomado una decisión Sila, así que no insistas por favor. _ Adara ha dicho que no se casara con el rey de Valer, sabes que ella es igual que tú, nunca se retracta de su palabra. _ Lo sé, por eso he trazado un plan y necesito tu ayuda para llevarlo a cabo. ¿Y ahora que estara pensando este loco? Se preguntó Sila mientras daba un largo suspiro.