Liam se dirigió a la puerta y antes de salir de la habitación dijo.
_ Descansa bien mi adorable prometida, debo irme ya que tengo una boda que organizar, pero vendré a verte después.
Después de que Liam se fuera Adara dijo para sí misma.
_ ¡Está loco!, ¡mi padre me ha mandado con un maldito loco!, tengo que salir de aquí antes de que me robe mi pureza.
Adara estaba dispuesta a luchar, pero sin su magia ella no tenía nada que hacer ante ese hombre, lo único que podía hacer era huir, ella se levantó de la cama y se asomo a la puerta, fuera había dos guardias apostados en su puerta y una docena más esparcidos por el pasillo, uno de los guardias le dijo.
_ Princesa vuelva a la habitación, el rey ha ordenado que no la dejemos salir.
_ ¡Así que soy vuestra prisionera!
_ No princesa, pero por favor quédese en su habitación.
En cualquier otra circunstancia Adara hubiera podido vencerlos a todos, pero en su actual estado solo hubiera podido con una media docena de guardias, después ellos la atraparian, era inútil el pensar en escapar por la puerta, por eso ella regresó a la habitación y cerró la puerta, Adara se asomó al balcón, estaba en el tercer piso.
_ Si fuera un segundo piso podría saltar, pero de un tercero, seguro me rompería algo, eso haría más difícil mi huida.
Adara volvió a la habitación y busco algo que le sirviera para salir de la habitación, ella ató las cortinas y las sábanas para hacer una cuerda, las ató a uno de los pilares del balcón y comenzó a descender, ella estaba apunto de llegar al suelo cuando escuchó una voz que hizo que un escalofrío recorriera su espalda.
_ Mi querida prometida, ¿Que estás haciendo?
Adara se puso a pensar en cuáles eran sus opciones, huir o pelear, ella decidió que la mejor era la primera, al llegar a suelo ella intentó empujar al rey al suelo para salir huyendo sin embargo el rey no se movió ni un centímetro, era como querer mover una pesada piedra, él tomó las manos de Adara que seguían en su pecho intentando derribarlo y le dijo.
_ Mi prometida, si querías seguir tocándome, haberlo dicho, me podría haber quedado un rato más contigo.
Liam acercó su boca al oído de Adara y le susurro.
_ También puedo quitarme la ropa si lo deseas, así podrás tocarme directamente, aunque si eso pasa puede que no aguante hasta después de la boda y termine devorando antes a mi adorable prometida.
Adara intentó zafarse y le dijo.
_ Aléjate de mi maldito pervertido, animal rastrero, rata inmunda, no dejaré que toques mi cuerpo, primero te mato.
Liam la tomó en brazos y le dijo.
_ Mi querida prometida, que color quieres que sean las flores, rojas o blancas.
_ Suéltame.
_ ¿Te gustan las rosas o prefieres otra flor para el ramo de novia?
Adara forcejeo para ser liberada, sin embargo era como golpear una roca, la única que se estaba lastimando era ella.
_ ¿No piensas soltarme?
_ Si lo hago huiras de mí, así que no.
_ Te mataré en cuanto tenga ocasión.
_ Buena suerte intentándolo, por cierto como quieres que sea tu vestido, llamaré a los mejores diseñadores del reino para que lo hagan.
_ Estás loco si piensas que me casaré contigo, eso no sucederá nunca, primero te mato.
Adara continuó golpeándolo y gritándole que la soltará, sin embargo él ignoró su incesante golpeteo. Mientras caminaban por los pasillos un hombre alto, de cabello rojo, delgado y con la cantidad justa de músculo se acercó a ellos y los saludo.
_ Su majestad, hay algunos documentos que necesitan su aprobación.
_ Iré en seguida.
Liam continuó caminando con Adara en brazos, ella al ver que no la llevaba de regreso a su habitación le preguntó.
_ ¿A dónde me llevas?
_ No puedo dejarte sola ya que escaparías en cuanto me diera la vuelta.
_ ¿Y eso no te dice nada?
_ Solo que aun no te has acostumbrado a este lugar, así que estarás conmigo hasta que arregle unos cuantos detalles.
Liam llevó a Adara hasta su oficina, al llegar la dejó en el sofá y le dijo.
_ Portate bien mientras trabajo.
_ Ni lo sueñes.
Respondió Adara mientras tiraba un jarrón en el suelo.
_ Haré mucho ruido y romperé todo, no tendrás ni un minuto de paz mientras este en este lugar, así que te aconsejo que me dejes ir o haré de tu vida un infierno.
Liam sonrió, ella se le quedó mirando y le dijo.
_ ¿De que te ríes?
_ Si tienes tantas ganas de que te preste atención solo tienes que pedirlo.
Liam se acercó a Adara, ella retrocedió y le dijo.
_ ¿Qué vas a hacerme?
_ Prestarte atención, ¿No es eso lo que deseas?
_ Solo quiero que me dejes ir.
_ No puedo hacer eso mi querida prometida.
Liam rodeo su cintura, Adara intentó empujarlo con ambas manos, él le robó un beso y le dijo.
_ Con todo lo que haces solo me provocas aun mas, asi que si no quieres que se me olvide que soy un caballero y adelante nuestras noche de bodas, te aconsejo que te detengas, mi querida prometida.
Liam intentó volver a besar a Adara, pero esta vez ella fue mas rapida, cubrió su boca con su mano boqueando su beso y le dijo.
_ Ni se te ocurra volver a besarme.
La puerta se abrió de golpe, los dos dirigieron su mirada hacia la puerta, una mujer de mediana edad, con el cabello n***o, lacio hasta la cintura, entró y se les quedó mirando fijamente antes de explotar en ira, ella comenzó a gritar.
_ ¡Liam!, ¡Maldito bastardo sin escrúpulos!
De una patada ella lo lanzó lejos de Adara y aquella mujer continuó con la reprimenda.
_ ¿Qué crees que le estas haciendo a una chica tan linda?, eres un pervertido forzando a una joven tan delicada.
Aquella mujer volvió a darle otra patada al rey y le dijo.
_ En que me equivoque contigo, yo te críe bien, por qué actúas de esta manera.
Adara no sabía que estaba pasando, sin embargo esa mujer se había convertido en su defensora, Adara pensó que lo mejor era ponerse de su lado, ella se colocó detrás de ella, derramó unas cuantas lágrimas y dijo.
_ Muchas gracias por salvarme, ese hombre quería aprovecharse de mí, si no hubiera llegado quien sabe que me hubiera hecho.
Ella se dio la vuelta y al ver a la joven temblando de miedo le dijo.
_ Lo siento, ¿Te asuste?, pareces realmente sorprendida, pero no te preocupes no dejaré que mi hijo te haga daño.
Adara no pudo ocultar su cara de sorpresa al escuchar que esa mujer era la reina viuda, Isabel Glen Carter, una mujer que poseía gran fuerza y por lo que Adara había escuchado era alguien aterradora que era mejor no hacer enfadar.
"Suerte que parece estar de mi lado"
Pensó Adara mientras intentaba encontrar una manera de escapar de ese lugar antes de que las cosas se complicarán.
Isabel era más alta que Adara, ella pasó su brazo por sus hombros abrazándola en modo protector y le dijo.
_ Tranquila, todo estará bien, yo cuidaré de ti.