5. ¿QUIÉN ES ROMINA?

1317 Words
EMMET El mismo sueño, entro a la habitación y veo a mi mamá. Ojos abiertos en expresión de decepción, gente a mi alrededor hablando, todos gigantes, yo pequeño. - ¡No! – me levanto gritando, sudando. Paso mis manos por mi cabello buscando calmarme, hay cosas que es mejor dejarlas en el pasado. Abro mis cortinas, el sol ya ha salido, veo el reloj, voy tarde como siempre. Me doy una ducha rápida, elijo un buen traje y me preparo para el mundo ensayando en el espejo una sonrisa, la más enorme que tengo. - Buenos días bellezas – saludo a mi madre y hermanas, mis chicas están completas, hay casa llena de nuevo. Es extraño regresar después de tanto, como si no nos fuimos. - Buenos días bebé – Ala me da un gran beso marcando su labial. - ¿Por qué me marcas? – me limpio. - Anoche llegaste lleno de ellas, pensé te gustaban – me molesta. Hago una mueca, regreso a ver a mamá y niego con la cabeza. - Hello engendro, hice waffles para celebrar que llevas un mes trabajando sin meter la pata. - Ay Tai, qué sería de mí sin tu apoyo incondicional. Mami – la beso - la única en esta mesa que me ama. - ¿A qué hora llegaste anoche? – empezó. - Sí ves, te me caes del pedestal – digo. Me ve con cara de enojo, no puedo bromear así – a las… balbuceo. - Habla clarito. - A las 4 de la mañana. - ¿Crees que es correcto eso? Llegar a esas horas en días laborables, cuando tienes una reunión en la mañana. - Fui con una de las secretarias, ¿por qué a ella no la regañas? – me da un manotazo. - Aprende a tomar esto con seriedad. Si quieres liderar la compañía de los Harris, necesitas empezar a tomar con responsabilidad las cosas. - Ya me gradué, ya estoy por cumplir la edad y estoy trabajando con ellos. No entiendo tantos peros que me ponen – volteo los ojos. - Si no te gusta cede tu lugar hijo. Te apoyaré en lo que te haga feliz, pero por favor madura. - Ok mamá, respetaré los horarios – me siento a desayunar. Mis hermanas se despiden y nos dejan solos. - ¿Tuviste pesadillas de nuevo? - Sí, una – trato de evitar el tema. - No puedes evitar dormir toda la vida, has una cita con la doctora Olivares. - Estoy bien, es el estrés. No es lo mismo las prácticas, que entrar a trabajar en la empresa de Abraham. - Tu papá. - Abraham. - Está bien, Abraham. Sabíamos que estar ahí podía traerte demasiados recuerdos, sentimientos… ansiedad. Por eso acordamos volver a tu tratamiento mi amor. - Lo estoy intentando, pero la doctora hace demasiadas preguntas personales. - Es psicóloga, debe hacerlas – sostiene mi mano. - No se trata de intentarlo por tu cuenta, necesitas ayuda profesional. Prométeme que harás una nueva cita, por favor – me regala una de esas miradas que me hace hacer lo que diga. - Lo prometo – beso su mano. Terminamos de desayunar, recibe un mensaje y se molesta. - ¿Qué pasa? - Tengo que asistir por tu padre a un evento, debía llevar el collar que me regaló por mi cumpleaños que es del mismo diseñador, él decidió guardarlo en su caja fuerte personal, nunca la uso, así que no recuerdo la combinación. Le pedí la deje anotada, ¡obvio no lo hizo! Está en un vuelo de horas, así que me tocó ir sin el. - Espera – vamos hasta la caja, digito unos números y se abre. - ¿Cómo sabes esta clave? - Mamá, ¿de verdad quieres saber? - Voy tarde – respira cerrando la caja. – Pero me debes… - Una conversación de eso – le sonrío y me voy a mi reunión. NARRACIÓN Llega otra cena familiar, cada uno toma su lugar y las conversaciones Bolton salen a flote, haciendo que Romi observe entre curiosa y risueña cómo funciona su dinámica con Emmet, una en la que pasan de las risas a las peleas con facilidad. - Ya te dije que el domingo es mejor con asados Tahís. - Soy la chef y prefiero que hagamos pizzas Emmet, quedamos en eso antes de que tú llegues. - Mejor nos calmamos y proponemos una forma civilizada de resolverlo – Diana interviene. - Propongo planificación – responde Tahís. - Eso es bueno hija, planificación. - Pero planificación familiar – mira a su hermano menor con burla. - Para que el idiota no venga a andar peleando ni bien regresa. - Ok, eso estuvo de más – su mamá la regaña. - Yo creo – Alana intenta mediar, Emmet se estira para taparle la boca. - ¡Emmet! – su madre la hace soltarla. - Tu hermana está tratando de hablar. - Demora mucho, hasta cuando acepta un premio la callan con música por lo mucho que habla. - Solo pasó una vez… - se defiende Alana. - Bueno dos, pero esas tres veces no fueron culpa mía. Ok, cuatro. - Ves, crees que todo es un monólogo. - Como pareces mono – le saca la lengua. - Como el que tenías. - Yo no me lo robé. No importa lo que diga el zoológico, él me siguió a casa. - ¿En la noche? ¿Qué hacías en el zoológico de noche? – sonríe victoriosa. - ¿Hiciste qué Emmet? – su madre lo mira. - No puedo hablar de eso – Diana cierra los ojos y respira profundo. - Ok, todos calmados – dice. - Hay una invitada, una muy incómoda invitada. - Perdón – dicen en coro. Benji le dice algo al oído a Romi y esta ríe. - ¿Por qué le cuentas tus cosas a ella? Los secretos son algo de los dos. - Te desapareciste – dice su hermano. - Tenía que hablar con alguien. - Hay 2 padres, 4 hermanas, 8 perros, 12 gatos, 3 caballos y más animales en esta casa. - Somos buenos amigos – sonríe Benji, mientras Romi se sonroja un poco. - Me ayudó con muchos temas – mira a su hermano – cuando te escribí, llamé y no respondías. - Si tan importante es ahora, denle entonces mi cuarto y me voy a vivir al garaje – se pone de pie y se marcha. - Lo lamento – habla Romi. - Creo que es mejor mantener distancia, él me odia. - Ah, no. Él es así – habla Tahís. - Lo pones nervioso – completa Alana - y no sabe cómo actuar. Al ser como un niño grande, pelea sacando la lengua. - ¿Estás bien con eso? – pregunta Diana. - Sí, solo todo es un poco… - los ve. - No quiero ser malagradecida, son hermosos conmigo. Es que había trabajado con todos aquí, pero con él. - Es mucho de mucho – habla la madre. - Y juntos ya todos completos son demasiado. - Créeme, te acostumbras – le dice Tahís. - Aunque al principio mareamos bastante. - ¿Quieres huir del trabajo? – le sonríe Diana dulcemente. - Créeme, lo entiendo. Algunas veces pienso en huir también, si no me hubiera encariñado con ellos. - Creo que no estoy acostumbrada a tener una gran familia en la mesa, hablando todos a la vez. Es bonito, estresante, pero bonito – sonríe. - Gracias por entender, enserio. Mis hijos son el motor de mi vida, a veces un motor muy ruidoso y problemático, que ningún mecánico le encuentra arreglo, pero me mueven. Lo son todo. EMMET Hay algo raro en ella, toda mi familia confía, pero yo no, sé que algo pasa y lo averiguaré. - ¿Puedes buscar información de Romina Flores? – cuelgo, vamos a ver quién realmente eres niña.
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