EMMET Otra cena más con la intrusa. La veo sentada, riendo, comiendo, secreteándose con Benjamín, ojalá se atore con una papa. Me llega un mensaje, es lo que he estado esperando, leo todo y sonrío. ¡Te tengo! - ¿Y esa sonrisa? – pregunta Tahís. - Estuve investigando – levanto la vista del teléfono. - ¡Ay! – exclaman todos en coro. - Te dije que necesitaba supervisión – le dice Ala a mamá. - Su hermano nos cuida, así que déjenlo hablar. ¿Qué investigaste? - Por qué mejor no nos cuentas tú, Romina. - ¿Yo? – me ve extrañada. - Es muy interesante lo que has dicho. Sin padres, sola en el mundo, cuando un chico suele venir a buscarte – me mira pálida, regreso a ver a mi mamá que luce inexpresiva. – Mintió – la señalo – no es tan pobre ni desvalida