4. ÉL ES…

2182 Words
NARRACIÓN Sentados alrededor de la mesa, todos parecen disfrutar el espectáculo de ver a Emmet tan callado y serio, algo totalmente diferente a lo usual en él. Les resulta divertido el nivel de celos que demuestra por la nueva invitada. - Madre – mira a Diana – mañana puedo revisar los temas referentes a la feria donde realizarás la firma de libros – trata de verse lo más profesional posible. - Claro hijo, pero Romi está resolviéndolo. Puedes echarle una mano si te parece bien, tu experiencia le será de ayuda. - Por supuesto, puedo guiar a la señorita… – la mira, esta mueve los ojos viendo a los demás a su alrededor sin entender qué hacer. - Romina – responde. - No – dice este – tu apellido. - Flores, Romina Flores – le regala una tierna sonrisa y por un momento Emmet pierde su papel serio, pues se la devuelve. Notando al instante lo que hizo y regresando a su pose seria que le cuesta mantener. - Ok – bebe algo de jugo. – Romina Flores, será un gusto instruirte. Debes saber, me gusta todo perfecto, ordenado, impecable y a tiempo – sus hermanos tosen atorados por la comida al querer reírse, bebiendo un poco de jugo mientras buscan calmarse. Su madre les lanza una mirada de no molestar más a su hermano. - Qué perfecto, qué ordenado – Tahís decide decir en voz alta lo que todos piensan, tratando de no sacar la carcajada que tiene atorada - si eres el rey de los imprevistos y la impuntualidad – Jhon la regaña con la mirada. - Eso era antes de mi designación al nuevo cargo como heredero del grupo Harris – responde orgulloso. - Bueno, joven Harris – habla Alana, haciendo que sus demás hermanos hagan ruidos al aguantar la risa. - Mamá – se queja. - Tahís y Alana me están molestando. - Por favor, dejen en paz a su hermano. Él está hablando de temas serios con Romi… Romina. - Pero hijo, ¿no vas a empezar tu trabajo en la corporación Harris? – pregunta Jhon. – O sea, no piensas… ¿trabajar? – sus hijos nuevamente ahogan la risa. - Estoy a cargo de un equipo internacional, estamos re estructurando un proyecto importante. Así que puedo resolverlo desde cualquier lugar con internet. - Podrás manejar ambas tareas entonces. - Por supuesto papá, he cumplido a cabalidad con mi trabajo. Soy el más joven en mi cargo, lo hice excelente en el extranjero, lo haré excelente acá – sonríe con orgullo. - Mi talento resalta. - ¿El nepotismo no tuvo nada que ver? – pregunta Tahís, haciendo que su hermano le dé una mirada asesina. - Para tu información, el nepotismo me metió, pero mi trabajo es el que me mantiene y me hará llegar donde debo estar – se ve orgulloso y todos sonríen felices de verlo así de enfocado. – Además, quiero estabilizarme, así podría comprar un departamento como todos ustedes Y SEGUIR AQUÍ – se ríe, provocando que sus hermanos le lancen migajas de pan. - Niños, hay una invitada. Finjan que tienen buenos modales. - Está bien, me gusta ver una cena familiar así. Y será un gusto trabajar con usted joven Harris – Romi le sonríe nuevamente, provocando que Emmet se sonroje un poco. - ¿Saben qué? – se pone de pie lanzando su servilleta - perdí el hambre – sale de la habitación, dejando muy confundida a Romi. - Espero lo disculpes – dice Diana - él está algo in... in… - ¿Imprudente? – responde Tahís. - ¿Inmaduro? – habla Benjamín. - ¿Infantil? – le sigue Alana divertida. - ¿Increíblemente demente? – se une Lili. - ¡No! – los regaña su madre. - Indispuesto por el viaje y tantos cambios iba a decir. - Hay que admitir que todos le quedaban – se ríe Jhon, quitando su sonrisa cuando su esposa lo mira. - Debí prepararte para Emmet – dice. - Mamá – la mira Benjamín - nadie podía prepararla para Emmet. - Verás… - intenta explicar Diana. - Es que él es… es… es… - Ni siquiera tú puedes explicarlo – ríe Tahís. - Es… Emmet – suelta su madre. - Cuando lo conozcas más, entenderás. - Está bien – responde Romi aún más confundida. - Será mejor que mañana vaya directo a la oficina, no quiero interrumpir su dinámica familiar trabajando desde aquí. - Tranquila, nos caes mejor que él – habla Tahís y sus hermanos asienten. - Mañana será un día mejor, después de dormir mejorará – responde su madre. - ¿Cuántos años va a dormir para eso? – suelta Lili, provocando que todos rían. Menos Romi, que está empezando a pensar que renunciar sería una gran opción. AL DÍA SIGUIENTE EMMET Nada se compara con dormir en mi cama, teniendo a mis padres y hermanos cerca, abrazando a Lord, que a media noche huyó. Necesito hablar seriamente con él, no puede abandonarme así y amanecer con Lili. Bajo a desayunar en bóxer, con una camiseta sencilla y sin zapatos, usualmente me preocupo mucho por mi vestimenta, pero fue un viaje cansado, puedo permitirme estar así con mi familia, la original, en un desayuno normal. - ¡Buenos días! – saludo al entrar a la cocina, colocando unos waffles en mi plato. Me siento y ahí está al otro lado del mesón, preparando los waffles que acabo de probar y están deliciosos. Mi némesis, mi enemiga. Porque en los negocios, quien quiere tu cargo es tu rival. - Buenos días Em... joven Emmet – me ve y se sonroja, desviando la mirada. - Estoy preparando el desayuno. - ¿Qué no te quieren en tu casa o te estamos explotando? – pregunto. - ¡Emmet! - mi mamá me regaña. - ¿Qué? – la miro inocente mientras tomo mi lugar en la mesa. - Es una duda razonable, ya que se fue cenando y está aquí desayunando. Cuidado el ministerio de trabajo te pone una demanda. - No – habla nerviosa. - Yo vengo aquí temprano porque me gusta ayudar a Mile con el desayuno – nuestra empleada la ve agradecida. - Bueno, bien por ti. Mile, ¿me haces una mimosa? - ¿Disculpa? – oh, oh, mi mamá suena molesta. – Se dice por favor y cero mimosas, en esta casa no se desayuna alcohol. - ¿Tú desayunas mimosas? – la metiche de Tahís habla. - Es algo de mi universidad, de alumnos tipo A. - ¿Asnos? - Muy graciosa – miro a mi mamá. - ¿A qué hora tenderán mi cama? Necesito ordenen la ropa que tengo en las maletas. - A ver mi amor – mi mamá respira profundo. - En esta casa seguimos con las mismas reglas que ya conoces. Tenemos a esta belleza – señala a Mile - quien nos ayuda con los desayunos, almuerzos y un par de tareas más en casa a diario. Tres veces a la semana vienen a limpiar bien este lugar, por dentro, exteriores, jardín, piscina, carros. Cada uno es responsable de sus cosas, de ordenarlas, dejarlas en su cesta para ser lavadas y no se bebe alcohol. Ah y si te veo fumando dentro de esta casa, porque ya olí tabaco al pasar por tu cuarto, te mandaré a dormir al jardín. ¿Estamos? - Sí mami – ahora me regaña. - Bien – besa mi mejilla – reglas claras, familia enorme feliz. - Romina se sienta otra vez junto a mí, parece los puestos cambiaron un poco. Benjamín baja y se une, ella ve a mis hermanos en silencio. - Supongo te preguntas, ¿cómo llegó aquí? – ríe mi hermano. - Ah – se sorprende. – No, no, no – mira a todos lados nerviosa y baja la cabeza avergonzada. - Dejamos la puerta y entró – pateo a Tahís debajo de la mesa por su comentario, no se vale las bromas internas con ella. - ¡Ey! – se queja. - En realidad sí fue así, estaba la puerta abierta y entraste – ríe Benjamín viéndome, desde cuando hace bromas tan fácilmente. Regreso a verlo y miro a la nueva, ¿este par se traen algo? ¿Cambió a Nath por esta? - Luego nunca te fuiste, prácticamente te adoptaste solo – la nueva lo mira un poco impactada. - Tranquila, yo también soy adoptado, puedo bromear con eso. - Sí, así veo – ríe algo nerviosa. Eso, que vea que no es tan fácil ser parte de esta familia. Al finalizar mi desayuno paso a alistarme, me pongo un gran traje a la medida, peino mi cabello, algo de perfume y salgo a mostrarles mi nuevo yo. Mamá pide hablarme un momento a solas en su oficina, conozco esa sonrisa de Diana Zarate, va a regañarme. - ¿Qué hice? – digo ni bien cierro la puerta tras de mí. - Nada – respira. – Sé que quieres molestar a Romi. - Romina. - A Romina – voltea los ojos. – Pero, necesito le bajes dos rayitas a tu intensidad. - ¿Yo? – me río, lo que me faltaba. - ¿Se quejó? - No, no lo dijo, pero te conozco Emmet. Tampoco quiero que vayas a andarle coqueteando, no pienso cambiar de asistente por tu causa – la veo con cara de que dijo un disparate. – Cuidado, Romi... - Romina. - Romina no la ha pasado bien. No tiene a sus padres y la criaron sus abuelos, la señora murió, el señor está internado en una institución porque tiene alzheimer y ella debe cubrir todos esos gastos, más los de su hermanito que estudia lejos de la ciudad. Si no nos tuviera a nosotros, estaría sola. ¿Puedes prometerme ser más amable? - Está bien… – admito siento algo de pena por ella, parece aquí nos siguen las historias tristes. Igual no es excusa para agarrar a mi familia, que encuentre la suya. Mi mamá me abraza. - Te amo, ¿sí? – sostiene mi rostro para verme a los ojos, acción algo complicada porque soy más alto que ella. – Nada, ni nadie, ocupará nunca tu lugar. Ni en mi vida, ni en mi corazón – sus palabras me dan paz. - Vamos, no soy tan infantil – pone una mirada de no te hagas. – Ya llegué a la adolescencia al menos – la hago reír. Toma eso Romina, te reto logres estas risas con mi familia. Me siento a revisar lo que hicieron estos meses, parece Romina se encarga bien de todo, pero no se lo diré. Primero muerto que admitir es buena en lo que hace. Conforme avanza la semana noto su eficiencia, lo cual es admirable al tener la misma edad que yo. Entiendo por qué mamá la contrató, pues lo que le falta de experiencia lo compensa con sus ganas de aprender. No es muy expresiva, parece un ciervo asustado la mayor parte del tiempo, hablando muy bajito y despacito al responder lo que pregunto. Conoce los temas, pero no tiene confianza, un punto en el que obviamente soy superior. Sus ojos brillan cuando le enseño una forma de resolver rápido una situación, demostrándome que le gusta su trabajo. Deja un poco de molestarme que pase tanto tiempo en esta casa, aunque no me gusta se lleve tan bien con Benji, él le pertenece a Nath y nadie se roba lo que es de mi futura cuñada. Estoy mostrándole un esquema cuando se acerca demasiado a mí, puedo oler su perfume, es muy suave, como ella. Se sonroja un poco y salta como una liebre, es obvio que le gusto, quién no se sentiría atraída por mí pasando tanto tiempo a mi lado. - Sé que debe darte nervios trabajar conmigo – la miro con mi ego a mil. - Pero ya verás, soy una persona totalmente normal. - No me parece tan normal… - murmura viendo el suelo, LA ESCUCHÉ. - ¿Qué dijiste? – la veo serio, ella no tiene derecho a hacerme bromas. - Que es totalmente normal y estoy aquí para aprender – responde nerviosa, caminando a servirse un vaso de agua que bebe con rapidez. Hemos trabajado bastante bien, tenemos listo el plan que debemos enviar a los organizadores del evento para su revisión y gestión de su parte, ha quedado perfecto como todo lo que yo hago. Mi mamá la invita a cenar como cada noche, pero se excusa, tiene planes. Al estar lloviendo me envían en mi carro a alcanzarla, quieren que en lugar de ir en taxi yo la lleve hasta a su casa, o sea, me pusieron de su chofer. Salgo de mala gana, llego a la parada y veo descender de un taxi un hombre joven, está bien vestido con una gabardina larga, ella le sonríe feliz, lo abraza casi sostenida de su cuello y le da un gran beso en la mejilla. Este le abre la puerta e ingresan los dos, parece no está tan desprotegida como mi madre cree.
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