Nathaniel ingresó a la oficina, cerró las puertas y ventanas, Analía ni siquiera se dignó a encararlo, simplemente esperó el regaño que estaba segura él tenía por haber dejado la reunión, pero en cuanto encontrase el pantalón que necesitaba, se lo pondría y le tiraría en cara lo necesario. Nathaniel se acercó y le tomó con un brazo de la cintura, ella se quedó inmóvil entre sus brazos, el joven la dejó sobre la mesa de la sala que había en la oficina y le miró directo a los ojos. —¡Ha sido la reunión más humillante de mi vida! —gritó la secretaria molesta por la situación. —¡Ha sido la reunión más tortuosa de mi vida! —repitió el acto, y se mantuvieron en silencio durante unos segundos—. ¿Quién se pone una falda como esa? —dijo y se acercó más a ella. —¿Me va