Afrodita caminó hasta donde estaban Circe y Deméter, y se paró en la mitad de ellas. Las dos vestían una larga túnica blanca transparente, tangas pequeñas del mismo color y no tenían sujetador; lo que provocaba que los pechos se le vieran de una manera erótica y provocadora a través de la tela. Ambas tenían puesto un antifaz blanco y Deméter le dio uno de color n***o a Afrodita, que se la puso de inmediato. Y, por último, llevaban un collar de cuero azabache. Las dos le dieron el mango de la correa a Afrodita y se colocaron en cuatro patas, haciendo que las resplandecientes cadenas se tensaran. Caminó hasta donde estaba sentado Eros, jalando a las dos mujeres como si fueran sus mascotas; Deméter a la derecha de Afrodita y Circe a la izquierda. Los senos de las tres, se mostraban a plenitud