Barry pasó al menos veinte minutos dentro de la ducha, se supone que tenía que hablar con la chica y deshacerse de ella de la mejor manera, no quería que hiciera un escándalo o que terminará en medio de un lío legal, ya tenía experiencia con las mujeres locas y obsesionadas.
Finalmente salió y Melody había vuelto al sofá.
–¿Te bañaste? –le preguntó él.
–Ah… –titubeo ella –. No, es que necesitaba una toalla y jabón y no quería abusar de tu confianza.
La chica tenía un carácter dócil, eso le daba puntos extras, ahora iba a tomar nota de todas sus actitudes, sinceramente su carácter dulce, le quedaba muy bien con su perfil, se dio cuenta que aún tenía la ropa que le había dado desde ayer, supongo que era mejor prepararla para las preguntas que le iba a hacer.
–Vamos, te daré las cosas para bañarte.
Se levantaron y él le indicó todo, le mostró el baño de afuera y le enseñó cómo usar el agua caliente, en lo que ella se bañaba, él fue a buscar algo para cenar, seguramente la comida le haría bien, pasaron varios minutos antes de que ella llegará con otro pantalón de tela, está vez era ne.gro con una camiseta deportiva sin mangas, le quedaba más o menos grande, la barriga le ayuda a llenar los espacios.
–¿Cómo te fue en el trabajo?
La pregunta descolocó un poco a Barry, desde hace meses que nadie le preguntaba cómo le había ido en el trabajo, desde que su madre había estado internada y ahora no entendía porque ella se lo estaba preguntando.
–¿Quieres llamar a tu madre? –dudó él sin responder a la pregunta de ella.
–¿Qué?
–¿Dónde vives?
–Ahora aquí contigo –respondió.
–¿Y tus amigas? ¿Tus clases? ¿Quién te paga los estudios? ¿No te comunicas con tu madre?
Ella se quedó viéndolo ante todas las preguntas que él le había hecho y las pensó en orden para responder una por una.
–No tengo amigas, las deje hace poco, yo lo hacía y… casi no hablamos porque trabaja mucho.
–Según tus re.des sociales sí tienes amigas –señaló el teléfono –. Y también que estudias, aunque no hay nadie más con el apellido Vans, solo tú.
–Me investigaste.
–Solo te busque en el teléfono, no te he investigado realmente, te daré una oportunidad para que me digas qué es lo que haces aquí y cuándo te vas a ir.
–Yo se lo dije –parpadeo –. No tengo a dónde ir y usted es el padre del niño, me tiene que ayudar, yo no puedo hacerlo sola.
–Mi madre me crió sola.
–¿Y por eso quiere que su hijo tenga el mismo destino? –le cuestionó ella.
Esas palabras lo sacudieron, él sabía lo difícil que había sido para su madre sacarlo adelante, alimentarlo, cuidarlo, darle los estudios que necesitaba, sin dejar de sonreirle, sin reprocharle nada, por eso cuando fue su turno de cuidarla, él lo hizo con cariño.
–Ese niño no es mío –se defendió.
–Es tuyo –insistió Melody –. Yo… si quiere hacer una prueba de paternidad adelante, hay una cosa que se mete en el vientre.
–Nadie le va a meter a nadie nada –aclaró Barry cuando escuchó la rara explicación de Melody cuando pedía que le atravesarán la tripa para sacar una prueba de ADN.
–Es tuyo, sé que no te acuerdas, pero fue el Club Faith y…
–El Club Faith es un lugar exclusivo que solo admite empresarios exitosos…
–¡Lo sé! –exclamó ella –. Pero Dani nos consiguió una tarjeta dorada con su padre y pudimos entrar.
–Ahora el niño es de ese tal Dani y quieres que yo me haga cargo.
–¡No! ¡Te aseguró que es tuyo! ¿Por qué no me deja explicarle? –expresó la chica con las lágrimas cayendo sobre sus mejillas, poco después ya ni siquiera pudo hablar.
Genial Bartolomeo, has hecho llorar a una joven embarazada.
Su madre estaría orgullosa de él, la envió a dormir después de que empezó a hiperventilar y ya no pudo hablar con ella, le inquietaba la idea de que ella siguiera ahí, tenía que sacarla de su casa pronto, por suerte tenía un plan alternativo, de hecho tenía varios planes para deshacerse de ella.
Por la mañana, Melody amaneció con los ojos hinchados y las mejillas rosadas por haber llorado toda la noche.
–Te lave tu ropa –señaló Barry sobre el sofá.
–Gracias.
–Cambiate, vas a salir conmigo.
–¿A dónde? –dudó ella.
Él se metió el pan a la boca y no respondió, ella decidió hacer lo que le pedía, ahora era lo único que le podía funcionar para que Barry la dejará quedarse ahí, así que fue a su habitación y se cambió, al salir Barry le dio extendió un plato de comida.
–Yo podría hacerte de comer –propuso ella —. Sé cocinar y hago muy buenas ensaladas, solo tenemos que comprar algunas verduras y tu dieta podría mejorar, también puedo hacer el aseo y te ahorras un montón en ese servicio.
–Termina tus huevos –señaló Barry.
Ella aceptó y al terminar de desayunar salieron al estacionamiento, algo que odiaba Barry era conducir, pero no tenía opción el día de hoy, tenía que hacerlo porque no podía arriesgarse a que alguien más supiera de la chica embarazada.
Subieron al auto y él condujo, el silencio incómodo martirizada a Melody y ella encendió la radio, él se acercó y la apagó.
–Podemos escuchar un poco de música –murmuró ella.
–No.
–Es que podría hacer el viaje más divertido, ¿has escuchado a Billie Eilish?
–¿Billie qué?
–Es una cantante y es muy buena.
–No –la detuvo de nuevo –. Déjalo así.
–¿Qué tal a Taylor Swift?
–No –contestó él de nuevo –. Y no importa lo que hagas, no vamos a poner música, ni nada.
–Apuesto a que no conoces sobre música –murmuró ella.
–¿Qué dijiste?
–Nada.
–Pink Floyd, Led zeppelin, Guns N’ Roses, Radiohead, ¿los conoces?
Ella negó.
–Eso es porque ni siquiera habías nacido cuando existía la buena música.
Ella lo observó cómo se detuvo en una esquina, miró a los lados y luego giró el timón para cruzar a la otra calle, era la primera vez que él le estaba hablando.
–Pues esos nombres no pueden existir, son ridículos –extendió sus manos.
Eso había sido un reto para Barry, él bajó la velocidad y se acercó a ella, Melody no sabía lo que iba a hacer hasta que él abrió la guantera donde habían varios discos, alternó la vista entre la carretera y tomar uno de esos, quiso darle una oportunidad de conocer la cultura general de la música y terminó por tomar un disco de Queen.
¿Quién en su sano juicio no conocía a Queen?
–Te la pondré fácil –murmuró antes de darle play.
Sonó Love of my life, Melody miró hacía el lugar donde se encontraba el disco y luego a Barry, su gesto desconcertado le dijo que no conocía la canción.
–¿Sabes quienes son?
–Pues esto dice Queen –señaló la portada donde tenía guardado el disco.
–Tuviste que haberlos escuchado, todos los conocen.
Le dio play a la siguiente canción God save the Queen y sucedió lo mismo, ¿Qué carajos tenía la chica en su cabeza? Fue hasta que sonó Bohemian Rhapsody que ella sonrió señalando el disco.
–¡Si! ¡Ya me acordé! –sonrió —. Salió en una película, la de los pingüinos.
–¿Pingüinos? –dudó Barry, de verdad había dicho eso –. Queen ha sido la banda más escuchada de todos los tiempos, incluso hay una película, ¿cómo es que no los conoces? ¿Dónde has estado viviendo?
–Pues yo no voy mucho al cine –encogió los hombros.
Fue así como Barry pasó los siguientes treinta minutos explicándole sobre la vida de cada integrante de la banda y sus profesiones a Melody, la pregunta era ¿cómo podía llamarse Melody cuando claramente no conocía sobre la música?
Ella también le hizo un par de preguntas hasta que Barry finalmente llegó la destino que había previsto y detuvo el auto.
–¿Dónde estamos? –dudó ella.
–Tú lo sabes perfectamente –contestó Barry –. Llegamos a Brooklyn, está es la última oportunidad que te doy para que me digas dónde vives.
Ella se quedó atónita ante la astucia de Barry, sin darse cuenta él le había puesto una trampa para deshacerse de ella.