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La marca del amor

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Blurb

Solitaria, esa sería la palabra para describir la vida de Bartolomeo Stand.

Había tenido buenos amigos que con el tiempo dejaron de comunicarse, amistades profundas y efímeras, su éxito como abogado lo atraía de extraños que apenas conocía su nombre y las mujeres… Sí también las hubieron, pero ninguna especialmente extraordinaria para él, alguien por quien él hubiera sentido… ¿Fuegos artificiales?

Su madre acaba de fallecer y piensa que ha quedado solo, sin embargo, eso no sucede cuando una joven embarazada aparece frente a su puerta para decirle que será padre, ahora Barry tendrá que tomar una decisión, dejarla entrar a su vida o alejarse antes de que su vida se vuelva un caos.

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Capítulo 1
Barry vio la tumba de su madre por última vez antes de regresar a su apartamento, de camino las gotas de lluvia cayeron sobre su traje, no llevaba un paraguas. –El cliché de la vida –murmuró cuando el agua cayó sobre su traje negr*, no era algo que le importará ahora mismo, se subió a su auto y fue a su apartamento empapado, se castigó así mismo cuando subió las escaleras y no el ascensor. Al terminar de subir las escaleras buscó las llaves en su bolsillo cuando cruzó la puerta de servicio y caminó por el pasillo. –Barry –se escuchó la voz de una chica. –Es mi día libre –habló él cuando levantó la mirada y vio a una chica joven, bastante joven, se preguntó si era una adolescente, pero su vista se desvió hacía donde ella tenía las manos, en su vientre enorme. –Usted es Barry, lo recuerdo. –¿Qué? –Sé que no es la mejor forma de enterarse y realmente espero que no le dé un infarto o se le suba el azúcar o la presión, espero que no padezca de ninguna enfermedad, pero es que no sabía a dónde más ir y entonces dije… el padre tiene que hacerse responsable, pero es que solo sabía su nombre y recordaba su rostro, así que empecé a buscarlo en las r*des sociales y es usted un señor muy famoso –sonrió –. No me costó nada encontrarlo, pero luego tuve que averiguar su domicilio, así que busqué una foto de su auto y ví la placa, la copié para buscarla y ahí estaba su domicilio, luego… –Me estás acosando. –Estoy aquí para que me ayude –señaló su vientre –. Usted es el padre de este niño o niña o lo que sea y necesito ayuda. Padre, ¿acaso esa chica había dicho padre? No, no, no, eso era algo que Barry no podía ser, no iba a ser padre, no sería bueno siéndolo, ni siquiera había tenido uno para saber cómo es que debía ser, no se sabía ni una canción infantil y mucho menos los personajes de alguna tonta caricatura, su cable no cubría esos canales. Le entró un escalofrío, sintió que la cabeza le iba a explotar, casi se desmayó por quedarse sin aire, pero se recuperó a tiempo en segundos. No recordaba a la chica, pero sí recordaba los condones que había usado siempre, jamás los olvidaba, él no dejaría embarazada a ninguna chica y mucho menos a una tan joven. –Sí lo que buscas es dinero, no lo tendrás de mí –expresó –. Vete de aquí antes de que llame a la policía. –Señor Barry, por favor, le suplicó que me ayude, no puede dejar a su hijo de esa forma. –Eso te puede funcionar con un muchachito, pero a mi no me engañas, ese niño no es mío. –Abrió la puerta y entró –. Busca al verdadero padre y no me vengas a querer engañar. –Es que no tengo a dónde ir… La chica se quedó con las palabras en el aire porque Barry cerró la puerta. Barry creyó que la chica tocaría la puerta, pero no pasó nada, estaba por seguir caminando, pero no pudo, la chica dijo que no tenía a dónde ir, se veía tan joven, no la recordaba en absoluto, pero estaba embarazada, ¿y sí algo le pasaba? ¿Sería su culpa? Mil preguntas pasaron por su mente en un segundo y no tuvo la menor idea de que si lo siguiente que hizo fue porque quería ayudar a la chica, había una pizca de duda que si realmente ese bebé era suyo o tal vez que su madre había muerto y no soportaba la idea de quedarse solo para siempre, pero abrió la puerta. La chica estaba llorando a un metro de distancia, justo donde la había dejado, en el momento que se dio cuenta que él abrió se limpió las lágrimas. –No tienes a dónde ir. Ella negó, él resopló sabiendo que posiblemente se iba a arrepentir de esto más adelante. –Entra.

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