Matthew Pov:
Mi mente viaja en un sinfín de ideas, algunas sin sentido y otras con un poco más.
Quizás un poco de compañía femenina esta noche podría ayudarme un poco más. Pienso un poco a cual de mis amigas llamar. Quizás a Emily…
Hago una mueca al pensar en ella. No la voy a llamar, sigo un poco enojado con ella por la forma en la que habló de Amber ¿Qué tal Alexa? No, ella está fuera de la ciudad ahora ¡Ya sé!...
En eso se abren las puertas del ascensor sacándome de mi neblina de pensamientos.
Sacudo un poco mi cabeza y vuelvo a ponerme la máscara de "jefe gruñón." Yo normalmente no soy así, pero supongo que me he ganado a pulso ese apodo que corre entre mis empleados.
Los empleados del área de recepción se sorprenden al verme salir tan temprano, con disimulo puedo verlo en sus caras. La verdad, para evitar ahogarme aún más en el recuerdo y en el tormento, he optado por preferir ahogarme en trabajo y la fría soledad de mi oficina. No saben lo difícil que es volver a casa y encontrarte solo, duele y más aun queriendo con fervor a alguien que no está.
¡Joder! Tengo que dejar de pensar en ella.
Al salir de una de mis tantas empresas volteo a todos lados buscando mi auto y a mi chofer. Frunzo mi ceño al no encontrarlo así que decido marcarle por el celular.
Al primer timbre descuelgan.
— ¿Qué se le ofrece, señor West?—responde la ronca voz de mi chofer en un tono muy amable.
—George, ven rápido, por favor; quiero irme a casa—digo con seriedad.
—Enseguida, señor West.
Cuelgo la llamada y espero pacientemente la llegada de mi vehículo.
He pensado en llamar a Clarisse, ella es una de mis tantas amigas, otra de las tantas mujeres con las que he intentado olvidar a solo una. Ella es muy caliente, de largas y cremosas piernas, con esa mirada salvaje que te hace calentar de inmediato.
Además en la cama es toda una profesional.
Pero ni toda su experiencia me ha servido de nada. Quizás suene que utilizo a las mujeres como mis juguetes, pero la verdad es que no es así. En mis “relaciones” soy sincero con ellas y les digo lo que puedo ofrecer, solo sexo, no las ilusiono, no las enamoro, es solo sexo. Ellas estan de acuerdo con eso, es disfrute mutuo y recíproco.
Ambos obtenemos lo que queremos en este juego de placer y deseo.
Salgo de mis pensamientos al ver como se acerca mi camioneta negra y como se estaciona justo frente a mí.
Inmediatamente me subo en los asientos traseros, acomodándome en los cómodos asientos de cuero.
—Buenos días, George— saludo cortésmente a mi chofer de confianza.
—Buenos días, señor West— responde él con respeto y amabilidad— ¿Nos vamos ya?
Yo solamente asiento ya que estoy muy ocupado buscando el número de Clarisse. Sonrío cuando lo encuentro y de inmediato la llamo.
— ¡Matt, mi amor!—tengo que alejar de mi oído debido a su chillido tan ensordecedor y agudo.
¡Mierda! ¿Quiere dejarme sordo o qué?
Había olvidado que Clarisse tenía una voz chillona tan insoportable.
—Hola, Clarisse—la saludo con formalidad— ¿Tienes algún plan para esta noche?
—Déjame pensar... ¡No! Para ti cuando quieras estoy disponible—dice en un intento de voz sensual.
Si la chica no fuera tan hermosa sería totalmente desagradable su presencia. Clarisse posee una belleza arrolladora, pero es una niña mimada que en algunos momentos puede ser algo…irritable.
—Bien; mi chofer pasará por ti a las 8:00 de la noche; adiós.
Cuelgo antes de que me conteste, la verdad es que su voz es desagradable.
Miro por la ventana mientras avanzamos hacia mi hogar; mi solitario y frío hogar, donde mi única compañía es mi inmensa soledad.
¿Será que una simple caminata me hará por lo menos dejar de pensar en Amber?
Si les soy sincero, lo dudo mucho. No me han servido años de intentar olvidarla y por más que lo he intentado no he podido hacerlo.
Simplemente es imposible.
¿Será que me enfrentare a otro fracaso de intentar olvidar a esa mujer que se adueñó de mi corazón y de cada uno de mis pensamientos?
...
Gotas de agua caen sobre mi desnudo cuerpo con frenesí.
Acabo de llegar y apenas he llegado me he metido a bañar.
George me está esperando abajo para llevarme al centro de la cuidad para que empiece mi terapia de olvidar a...
Amber.
Froto mi humedecido rostro con insistencia. Se supone que todo esto es para olvidarla y al parecer a mi mente le encanta torturarme con ese recuerdo que es mi desvelo y a la vez mi más hermoso sueño.
Permito que el agua que me recorre relaje mi tenso cuerpo. Nunca en mi vida he experimentado nuevamente lo que experimente por mi dulce Amber. Nunca he sentido por una mujer todo lo que estoy sintiendo por ella.
Ya ni sé si soy un loco enamorado o un psicópata obsesivo…
-Mierda- siseo entredientes enredando mis dedos en mi húmedo cabello.
Cada que recuerdo a Amber me abrumo y me estanco en lo mismo; en no poder olvidarla ¿Por qué me tortura esa hermosa imagen femenina? Es claro que mi recuerdo de Amber es de ella a los 17 años; ahora debe estar más hermosa, debe estar crecida, debe ser aún más perfecta.
Y su cuerpo...
Gruño de placer inevitablemente ante esa tentadora imagen.
Siempre me he imaginado el cuerpo de Amber, sonará muy pervertido, pero siempre me imagino un cuerpo hermoso y provocativo, con curvas en los lugares correctos.
Me imagino una silueta delicada y deliciosa.
Estoy seguro que el cuerpo de Amber solo es comparado con el de la mismísima Afrodita…
¡Calma Matthew!
Intento alejar esos pensamientos ya que me están provocando una erección.
Amber provoca sensaciones en mi cuerpo estando lejos, imagínense si estuviera aquí conmigo…
¡Basta!
Me grita la cordura en un intento desesperado por alejarme de esos pensamiento lujuriosos; decido hacerle caso y dejar de pensar así de Amber.
Permito que el agua continúe cayendo sobre mi cuerpo.
Quisiera que el agua que recorre mi cuerpo con afán, se llevara esa sombra de mi mente que no he podido olvidar.
…
—Bien, George; da un vuelta por estos sitios, si te necesito te llamaré— le digo a mi chofer cuando me bajo de mi auto.
—Claro señor, West— dice asintiendo.
Yo me bajo por completo, mientras mantengo mi mirada fija en el auto que arranca inmediatamente yo me bajo de él y le mantengo la mirada fija hasta que desaparece de mi vista.
Inhalo una gran cantidad de aire, mientras meto mis manos en los bolsillos de mi cómodo pantalón. Decidí vestirme más informal para esta caminata improvisada para olvidar mi obsesión con cierta castaña que me tiene completamente loco.
Volteo para todos lados buscando el camino correcto el cual tomar para empezar con mi intento por apaciguar mis feroces pensamientos con Amber. Sinceramente no creo que una caminata ayude mucho, pero quizás me ayude a distraerme.
Quizás.
Empiezo a caminar sin rumbo alguno, permitiéndole a mi mente despejarse de todo lo que la agobia. Mis ojos se fijan en las diferentes personas que caminan en diferentes direcciones, cada uno de ellos están sumergidos en su mundo, enfrentando sus propios problemas y yo…yo estoy intentando olvidar a aquella sombra que atormenta mis recuerdos.
Amber, mi amada Amber.
Me encamino en medio de la ajetreada multitud de personas, intentando no tropezar con nadie y me pierdo en la majestuosidad de esta ciudad.
Andrew me aconsejó que distrajera mi mente para intentar no pensar tanto en Amber.
Veamos si funciona…