Matthew Pov:
—S-señor West…— se oye la voz temblorosa y nerviosa de la asistente del departamento de personal quien se asoma hacia mi oficina con cierto rastro de miedo plasmado en su pálido rostro.
— ¿Qué quieres?— digo en un gruñido mientras froto mis ojos.
Sé perfectamente que Juliette no tiene la culpa de mi mal genio, pero la verdad es que no puedo controlar mis emociones, en estos últimos días he estado más insoportable que nunca y solo hay una razón para este mal genio y esa razón tiene nombre de mujer.
—A-aquí está el c-curriculum de s-su nueva s-secretaria p-personal— dice nerviosa y torpemente.
Ruedo los ojos fastidiado por su torpeza.
—Déjalo encima de esa mesa y lárgate que quiero estar solo— digo en un ladrido, estoy de muy mal humor.
Ella rápidamente cumple lo que le digo.
—Con su permiso, señor West— dice antes de salir despavorida de mi despacho.
Cuando me encuentro solo me recuesto en mi silla de cuero n***o y dejo salir un fuerte suspiro de frustración. La verdad me siento muy, muy cansado; no pude dormir bien y sí, fue por lo mismo de siempre.
Amber.
Esa castaña de hermosa sonrisa y ojos color café; me tiene como un completo imbécil; todo esto es muy complicado a decir verdad. No he podido pegar el ojo en toda la maldita noche y todo por andar pensando en ella, es tan frustrante que entre más intento olvidarla menos lo logro. Es que no entiendo; no entiendo si estoy loco o simplemente sigo enamorado de esa chiquilla que me robaba suspiros de amor en mi adolescencia.
Es como si mi mente necesitase de su pensamiento para poder funcionar…
Unos firmes toques en la puerta me sacan de mis complicados pensamientos.
¿Y ahora quien viene a joder?
Gruño molesto, no quiero interrupciones estúpidas ahora, suficiente tengo ya.
—Pase— ladro.
— ¡Hey, Matt! Me dijeron que andas de un humor de mierda y por lo que veo es cierto— se ríe suavemente mi hermano Andrew.
Lo observo fijamente. Mi hermano es menor que yo solo por un año y debo decir que además de ser mi hermano es mi mejor amigo, él siempre ha estado en mis mejores y en mis peores momentos. Además él es el vicepresidente de la mayoría de mis empresas ya que con su ayuda he podido levantar este imperio. Por eso todas las empresas y sus derivadas llevan el nombre de West&West Corporation; porque es el esfuerzo de los West lo que saco nuestras empresas adelante.
Hago una mueca ante lo dicho por Andrew.
—Pues tu informante no se equivocó, te ha dicho toda la verdad— digo mientras sonrío de manera forzada.
Él al ver a mi estado de ánimo, sus ojos se llenan de preocupación y hace una mueca.
—Déjame adivinar…—él se acerca y se sienta en la silla delante de mi escritorio— Amber de nuevo.
Lo miro con tristeza, mientras asiento frunciendo mis labios.
Mi hermano es el único que sabe toda la historia y conoce cada detalle de mi obsesión con Amber, Emily también la conoce pero es poca la información que posee. Además Andrew también conoce a Amber ya que era buen amigo del hermano mayor de ella cuando éramos adolescentes y aunque Alexandre (El hermano de Amber) también era mi amigo, era más amigo de Amber y esa amistad era la más tortuosa que pude tener en mi vida.
La quería mía y la tenía tan cerca pero aun así no podía estar conmigo.
—Bueno, hermano; te tengo una terrible noticia. — dice él mirándome con pesar, pero ese pesar es totalmente sobre actuado— Haz perdido completamente la cabeza.
Me rio sin gracia ante las locuras de mi hermano menor.
— ¿Qué he perdido la cabeza? — dejo salir un sonoro suspiro mientras me recuesto en mi silla de cuero n***o, mirando el techo como si pudiese encontrar en él las respuestas que necesito- Por Amber lo he perdido todo; perdí mi tranquilidad, perdí mi cordura, perdí incluso mi corazón por esa hermosa mujer.
—Ay hermano, estás jodido-dice él negando con la cabeza y mirándome con pena— Sé que la extrañas, pero no puedes pasar toda tu vida encerrado en ese recuerdo, pareces un puto demente y créeme que no en buena manera.
Lo sé.
Amber me ha quitado todo; mi cordura se fue al demonio cuando esos ojos color café me miraron con esa ternura por primera vez; mi tranquilidad se esfumo cuando su sombra apareció en mi vida y mi corazón se fue junto con ella, para nunca más volver.
Que tormento se ha vuelto mi vida por ti Amber.
—Sé que tienes razón, Andrew— digo con tristeza mientras froto mi cabeza con insistencia— es solo que me es imposible poder sacarla de mi cabeza.
—Es que es increíble- dice entre pequeñas risas—Hay millones de mujeres allá afuera que se mueren por tan solo un gesto tuyo y tú andas obsesionado con una que no sabes si te recuerda o no— trago grueso; mi hermano tiene razón y creo que esa razón duele más que mi obsesión— Búscate a una mujer hermosa que te ayude a olvidarla; porque, Matt, estás mal y me preocupas mucho.
—Lo sé, joder, sé que tienes razón; pero no puedo olvidar a Amber, por más que lo intento no puedo; entre miles de cuerpos intenté olvidarla pero ni así pude hacerlo; el sexo no me ayuda; es más, agrava mi situación— digo con una pizca de desesperación, mientras paso múltiples veces mis manos por mi cabello.
Mi hermano me mira fijamente con verdadera preocupación. Sé que estoy mal, porque no es normal andar pensando todo el día y toda la noche en la misma persona, pero la verdad no creo que el sexo me ayude a olvidar.
No puedo olvidarla.
—No dormiste anoche ¿verdad? — me dice luego de analizarme un poco.
Yo frunzo mis labios y niego con lentitud.
—No ¿cómo lo supiste? — le pregunto por simple curiosidad.
¿Tan mal me veo?
—Tienes unas ojeras enormes y una cara de cansancio, que para serte sincero te luce fatal y he de imaginarme que es por la misma razón de siempre—dice él cruzándose de brazos.
—Sí, otra vez tienes razón, Amber volvió a ser la razón de mi desvelo—digo frotándome los ojos.
La sombra que me atormenta tiene nombre y apellido. Amber Brown; aparece en cada pensamiento de mi mente y en mis noches aparece en cada sueño.
La verdad no sé si es amor o una mera obsesión que se está saliendo de control.
—Tengo una idea, Matt— dice mi hermano sacándome de mis pensamientos, lo miro con fijeza y él posee una sonrisa como si se le hubiese ocurrido la mejor idea de todas— Tienes que descansar y relajarte; quizás un poco de paz te ayude a pensar menos en Amber; porque así no puedes trabajar y menos dirigir el imperio por el cual tanto hemos luchado.
Hago una mueca ¿Qué podría ayudarme? Una caminata por la ciudad tal vez me sirva, no creo que me haga olvidar a Amber por completo, pero quizás logre distraerme aunque sea un momento para aliviar todo esto que siento.
—Tal vez tengas razón. —digo un poco pensativo.
—No, Matt; tal vez no; tengo la absoluta razón— dice levantándose de la silla, seguidamente yo imito su acción—Anda, ve; no te preocupes por nada que yo me hago cargo de todo.
Le sonrío agradecido y él me devuelve dicha sonrisa.
—Está bien, dejo todo en tus manos; me voy—le extiendo mi mano y él la estrecha inmediatamente— Gracias por todo, hermano.
Su sonrisa se ensancha.
—Para eso está la familia— me dice de manera alegre— que te vaya bien, Matt.
Eso espero.
Asiento sin decir nada y me encamino para salir de mi despacho pero la voz de mi hermano me detiene.
Me volteo y lo miro.
—¿Qué es esto? — sostiene entre sus manos una carpeta perfectamente sellada.
¡Mierda! Había olvidado que Juliette había traído eso, debo revisar ese expediente. Bueno; lo revisare luego, la verdad es que ahora no tengo ánimos de nada.
—Es el curriculum de mi nueva secretaria personal, déjalo por ahí yo cuando tenga tiempo lo reviso.
Él lo deja donde lo encontró y me mira.
—Ándale, Matt; recuerda que tienes a alguien que olvidar— me dice con una sonrisa ladeada.
Hago una mueca. No creo que una simple caminata me haga olvidar una obsesión de más de 10 años, pero si al menos puedo lograr dejar de pensar en ella aunque sea un poco, ya es algo.
—Está bien, Drew— me despido de él con la mano y salgo completamente de mi oficina.
Muchos de mis empleados me miran sorprendidos pero al ver que los observo apartan sus miradas rápidamente. La verdad, es que en mis empresas tengo mala fama de gruñón, déspota y amargado; no los culpo hay veces en que no puedo controlar mi mal genio y me he ganado esos apodos con creces.
—Scarlett, cancela todas mis citas y aplaza mis reuniones, tengo que salir y no sé cuando regrese— le digo a la joven que me fue designada por mi departamento de personal como mi asistente temporal mientras conseguían a la permanente.
—Como usted ordene, señor West— dice en un tono coqueto y seductor.
Yo asiento ignorando su fallido intento de seducción y camino seriamente hacia el ascensor; si les soy sincero estoy acostumbrado a que las mujeres me coqueteen y no es por presumir es solo la verdad. A veces es algo molesto, pero te acostumbras después de tanta atención femenina. Pero la única mujer que de verdad deseaba nunca estuvo conmigo y eso me ha dolido por muchos años.
Ella ya no está.
Al entrar en el elevador, presiono el botón del último piso; cuando las puertas se cierran dejo salir un fuerte suspiro y me recuesto les frio metal.
Mi cuerpo se siente débil y exhausto.
Aquí en mi soledad, rodeado por paredes de metal, puedo dejar de fingir y dejar salir mi sufrir.
Agarro con fuerza mi cabeza entre mis manos.
—Amber…—cierro mis ojos y como si la hubiera invocado aparece en mi mente como si de un cruel espejismo se tratase— Sal ya de mi cabeza— ruego a la nada con voz rota— y de mi corazón…