—Lo conocí meses atrás, en un restaurante —empezó a decir Susan, sosteniendo la mentira que le inventaron a su familia, y que debía mantenerse con todos los Rossi—, y luego empezamos a salir, y aquí me tienes. —Sonrió. Giovanni la miró con atención, Susan era bellísima, muy joven, su mirada expresaba una mezcla entre dulzura e inocencia, se le hacía extraño que su hermano con ese carácter imponente se hubiera fijado en alguien como ella. —Vaya, jamás imaginé que dejaría a Sarah, y menos por una americana. Susan frunció el ceño, lo miró con seriedad, colocó su mano en la cintura. —¿Tienes algo en contra de los norteamericanos? —cuestionó resoplando. Giovanni carcajeó, al tiempo que le entregaban la botella y dos copas de vino. —Claro que no, y ya comprendo por qué andas con mi h