Con el paso de las semanas esa extraña rutina que había iniciado con Elle, fue dándose con más naturalidad. No es que nos volviésemos los mejores amigos por siempre charlando de la vida del otro, o que me diese saludos de abrazos al vernos todas las mañanas, pero nos habíamos acoplado de algún modo. Y maximizado nuestros tiempos, ni un segundo desperdiciábamos. Lo cual me tenía muy satisfecho del aumento ofrecido. Tanto así que dejé de tener todos los días las reuniones entre Federico, Robert y Elle, solo cuando era necesario, porque dependiendo de la situación, con Elle me sobraba y bastaba. Así que ya era muy tarde para volver atrás cuando estaba considerando en prescindir de los servicios de Federico y Robert como asistente y secretario. Probablemente los re asignarían a otra posició