Llegaron al aeropuerto de Lyons aproximadamente a las cuatro de la tarde. Mientras descendían del cielo y daban vueltas en círculos cada vez mas bajos, alrededor de las agujas y las torres de las iglesias, así como de los tejados rojos de las casas, Varia sufrió otro momento de temor.
Desde la ventana vio dos ríos plateados que se encontraban, le pareció a ella, en el centro de la población. Entonces, antes de que pudiera ver más, antes casi de que pudiera ser consciente de su propio temor a aterrizar, sintió un ligero tumbo.
Habían tocado tierra y se deslizaban por la ancha pista de cemento hacia el edificio blanco de la terminal aérea que se veía a lo lejos.
—Como ve, hemos llegado sanos y salvos— dijo Ian.
Al volver la cara hacia él, Varia vio que le sonreía.
Ella pensó para sí mis
