Desde el principio, que Varia sabía que su colaboración, había sido estrictamente comercial. Varia recibió una gran suma de dinero y un magnífico guardarropa para que pidiera usar en Francia como "prometida" del hijo mimado de
sir
Edward, Ian. Para Ian, el plan era perfecto, porque significaba dejar atrás a su impresionante novia Lareen y para Varia era una aventura emocionante, aunque tuviera de usar el anillo de un hombre con el que nunca se casaría.
Pero Varia no había contado con Pierre, el apuesto francés, que la arrebató con palabras de amor, ni con la sorprendente reacción de Ian, cuando descubrió de su cita secreta. Varia no tardó mucho en darse cuenta de que una farsa puede resultar peligrosa, cuando el corazón interviene, pues muy pronto descubrió anhelando, que todo se estaba convirtiendo en realidad.