CAPÍTULO II-3

2007 Words

Sintió deseos de correr. Hubiera querido cancelar de pronto todo aquello. —No, creo que no me... queda bien— dijo con repentino pánico—, creo que... me probaré... otro. Oyó su propia voz, jadeante y nerviosa, como si fuera la voz de una desconocida. Entonces de manera sorprendente, recibió una respuesta no de sir Edward, sino de Ian. —Le queda perfecto— dijo con firmeza—, es el anillo con el que nos quedaremos. Permaneció despierta en la oscuridad, pensando en todos los acontecimientos del día. Se sentía miserable, no emocionada, por todo lo que había sucedido. Trató de pensar en la maravillosa ropa que iba a ponerse, en la aventura de ir a otro país. En cambio, sólo podía ver los ojos oscuros de Pierre, clavados en los suyos, y su voz diciéndole que le prometiera que no volvería a de

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