No necesito tu nombre

1588 Words
“Los amantes no se encuentran finalmente en algún lugar; están dentro el uno del outro todo el tiempo.” Rumi Minutos más tarde, Ignacio llega a la empresa. Al entrar a la sala de reuniones, ya están aguardando por él, ambos empleados. —¡Buenas tardes! Disculpen la demora —dice, mientras coloca su maletín sobre la mesa y se sienta; a su derecha, Ayleen su asistente, ya tiene todo preparado para la reunión. —No han pasado aún cinco minutos Ignacio —responde con voz seductora Dana Vespoli. —No perdamos más tiempo, tengo otros asuntos que resolver —comenta Arturo en un tono algo ansioso. —La minuta del día por favor, Ayleen —le pide Ignacio a su asistente. La joven asiente, se levanta, camina hacia donde está el monitor gigante y desde allí muestra los diferentes tópicos que se desarrollarán en la reunión. Arturo y Dana toman notas de los puntos que deberán discutir de acuerdo a sus funciones dentro de la empresa. Cada uno hace su intervención y desarrolla las propuestas que trae para enfrentar la situación financiera y de promoción de la empresa en los actuales momentos, luego de la recién pasada pandemia. Durante un par de horas, conversan sobre las estrategias que dispondrán para aumentar sus clientes y garantizar el promedio de ganancias que estiman obtener durante el año. A ratos, Ignacio se distrae y se abstrae momentáneamente; desde su rompimiento con Giovanna, le es difícil estar enfocado en los asuntos de la empresa, mucho más con el exagerado parecido que tiene con su hermana Dana; esto lo complica aún más. Finalmente terminan la reunión y cada uno sale de la sala de reuniones y se dirigen hasta sus respectivas oficinas. Ayleen termina de recoger los documentos y su laptop. Ignacio se levanta, arregla su chaqueta, toma su maletín y antes de irse a su oficina, le dice a su asistente. —Estaré en mi oficina hasta las cuatro de la tarde, no quiero que me pases llamadas, salvo que sea de estricta urgencia. Cancela cualquier otra cita que tenga pautada para hoy. —¡Sí señor! ¿Incluso si se trata de la señorita Vespoli? —Sobre todo de ella, no quiero que me pases ninguna llamada de Giovanna. —Como usted ordene jefe. Ignacio sale de la oficina, Ayleen se muestra emocionada. El hecho de saber que él ya no está comprometido, le hace saltar de alegría. —¡Sí, sí, sí! Ya no están juntos —dice mientras mueve sus manos y caderas de lado a lado. Pero la voz gruesa de Ignacio, la asusta. —¿Ocurre algo Ayleen? Ella voltea con sus mejillas coloradas; tartamudeando le responde: —No, no se... señor. Es que recibí un mensaje personal. —¡Hmmm! Olvidé decirte que me lleves un café a la oficina. —En seguida se lo llevo. Ignacio sale y mueve su cabeza de lado a lado, frente al comportamiento visiblemente agitado de su asistente. Se encierra en su oficina y los recuerdos vienen a acompañarle nuevamente. No puede entender, en qué falló para que Giovanna lo traicionara de aquella forma con su mejor amigo Roberto. No puede sacar de su mente la escena de ambos besándose y totalmente desnudos sobre su propia cama. Aunque apenas tenían poco menos de un año como pareja, él pensó que ella era la mujer de su vida. Era inteligente, hermosa y de buena familia. De una otra forma, eso es parte del complejo edípico de buscar una pareja lo más parecido a su propia madre. Se levanta y golpea el escritorio de impotencia y rabia, se tapa el rostro como ocultándose a sí mismo, algo que no podrá negar nunca. Tocan a la puerta, desde allí le pide que pase. Ayleen abre la puerta y coloca la bandeja con la taza de café para su jefe. —¡Gracias! Por favor retírate. Toma la taza de café y la bebe en tres sorbos. La tarde transcurre lentamente, por suerte ya es viernes. Nada mejor que saber, que mañana podrá dormir un poco más y no tener que ver a Dana y revivir sus sentimientos por Giovanna. Finalmente sale de la empresa, sube a su auto, enciende su celular, comienzan a llegar los mensajes que debió recibir durante toda la tarde. Hay unos cinco mensajes de ella, no puede evitar sentir emoción pero a la vez, frustración. Conduce hasta su casa. Cuando abre la puerta para entrar, Sebastián viene saliendo. —¿Te cambias o vas así? —¿De qué hablas Sebas? —Quédamos que te llevaría al bar y yo cumplo mis promesas. —Muy conveniente que sea yo quien te acompañe, verdad. Sofia se acerca hasta donde están sus dos hijos. —Vé con tu hermano, Nacho. Te hará bien despejarte un poco. Ignacio sabe que su madre, tiene algo de razón, porque así podrá olvidar por unas horas a su ex. —Bien, dame unos minutos para dejar esto en mo habitación y cambiarme de ropa. —Pero estás bien lindo, papacito —le comenta en tono burlón su hermano. —Voy a cambiarme. Me esperas o te puedes ir en Uber si quieres. —Tienes cinco minutos. No vayas a tardarte como una jefa. —Respeta a tu hermano Sebastián —le ordena Sofia. —Vamos má, es jugadera. Minutos después los dos hermanos Rossi llegan al bar. Sebastián quién ya conoce el lugar, lo guía hasta la barra, cerca a la tarima donde iniciará el primer show Micaela. La hermosa morena, sale al escenario para hacer sus acrobacias de pole dance. Viste un traje en cuero n***o, sube al tubo y comienza si espectáculo con el tema de Wicked Ways, sus movimientos son pélvicamente sensuales. El ritmo es preciso y cada movimiento sugerente. Ignacio no quita la mirada del cuerpo curvilíneo de aquella hermosa mujer. Ella también está atraída por el par de hombres que desde la barra la observan. Ambos son muy atractivos y de buen vestir y beber; cualquiera de ellos, será una excelente conquista. Cuando realiza su último giro perfecto, en solitario aéreo, para terminar su show. Ambos se levantan para aplaudirla. Ella sonrié porque es poco habitual que los clientes aplaudan así. Han de ser extranjeros, piensa y acierta, la hermosa joven cubana. Regresa a su camerino, retoca su maquillaje para volver a la sala y conocer a los hombre de la barra. —¿A dónde vas tan rápido? —le pregunta Adriana, sorprendida de verla volver al área de clientes. —¡Voy a pescar un tiburoncito nena! —¡Pues que tengas suerte! —Eso te lo puedo asegural mamita, este son que yo tengo no se lo quiere peldel ningún forastero. Adriana sonríe por el jactancioso comentario de su compañera. Termina de arreglar su cabello en ondas sueltas. Para hoy escoge el corsés n***o de encajes, la falda en azul rey, medias negras, guantes negros y recoge de un lado parte de sí cabello para sujetarlo con su lazo del medio color de la falda, toma el cigarrillo, y se prepara para salir a su espectáculo. Repasa mentalmente la coreografía, respira profundamente, algunos movimientos de estiramientos. Se persigna y sale. El presentador, nombra a “La Dama del Bourlesque” y curiosamente aquel nombre provoca en Ignacio una sensación extraña. Micaela, está en la barra, se aproxima a ellos y sin mucho pensarlo, les pregunta: —¿Alguno me brinda un trago? —pregunta, mientras desliza su dedos por el centro del pecho hasta el ombligo de Sebastián. —¡Sí, por supuesto! —responde algo intimidado el joven, mientras su hermano, le guiña un ojo y sonríe. Suena al fondo, el tema de Rosenfeld “I don’t need your name”. La silueta de la hermosa mujer, se deja ver entre los cambios de las luces. Ella se aproxima a la silla con movimientos sinuosos y el cigarrillo en la boca, se desplaza por todo el escenario, gira rn sus talones y regresa al lugar donde comienza su verdadero show; todos se sorprenden de la genialidad en el manejo de la silla como accesorio. Esta vez la toma del espaldar y la hace girar en una de las patas traseras para lograr que quede perfectamente colocada para en un movimiento violento, sentarse a horcajadas. Por una extraña razón, Ignacio se levanta de la silla y camina hacia donde está la joven. Mientras Adriana, baila el tema, él se acerca a la orilla de la tarima, parece hipnotizado por la presencia de aquella mujer. Sus ojos parecen conectarse. Él tararea el tema “no necesito tu nombre” es como si se hubiesen visto antes, y la música se sincronizara con sus pensamientos. You don't want my love You just want my night So let's stop wasting time I don't need your name Ella lo mira, sabe que aquello es una propuesta muy directa y aunque no sabe de quien se trata, no necesita saberlo, para desear estar junto a ese hombre tan apetecible. Ella termina el baile. Él le hace seña con su mano para que se acerqué hacia donde él está; sin resistirse a su racional, ella camina hasta él. Él toma su mano, la besa y coloca en él borde de su pecho, el billete de 100$ como propina. Al sentir la suavidad de sus labios en su mano, ella se quita el guante n***o y se lo entrega. El resto de los espectadores aplaude creyendo que es parte del show.
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