*** —Así que, dices que el trato se cancela —repitió Vittorio con voz calmada, estudiando las palabras de Erick—. ¿Crees que estoy para juegos?. —Sabes que no juego. César ya no necesita buscarla. —Porque ya la encontró —dedujo Vittorio. Erick tragó saliva, sin atreverse a confirmar—. Habíamos llegado a un acuerdo, amigo mío. No me gusta la falta de responsabilidad. Eso me genera pérdidas. Sabes cómo manejo mis negocios. —Me haré responsable. —¿Sabes qué? No te presiones —dijo, acercándose para colocar una mano en su hombro—. Eres un buen negociante, un buen comprador y un buen amigo. Dejemos el asunto aquí. —¿De verdad? —preguntó, desconfiado. —Por supuesto. ¿No me crees? Soy un hombre de palabra. Continuemos con nuestros negocios; haré como que lo demás no pasó. —Te advierto que