Capítulo XXVIII

1204 Words

Inspiración Ver nuestra casa trancada por primera vez era muy extraño. Siempre que llevábamos permanecía abierta de par en par. A ella nunca le gustaba sentirse encerrada por eso lo primero que hacia al levantarse era abrir las ventanas y correr más cortinas. Ahora la soledad y la tristeza habían invadido esos espacios que antes se bañaba de risas y cariñosas palabras. Nos iba a quedar muy difícil superar esa ausencia. Llevamos al abuelo Lorenzo a acostarse un rato. Pero no quiso entrar a su habitación —Desde ahora en adelante me mudaré a tu cuarto Chuy. ¡Quiero pensar que ella sigue ahí en esa habitación! No sería capaz de dormir solo de nuevo allí. —Lo ayudé a recostarse en mi cama, le quité sus zapatos, también los calcetines y empecé a darle un masaje en los pies. —¡Gracias por

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