Capitulo 5

4111 Words
Michel. Voy hacia la casa de mi tío Hardy porque necesito hablar con él con urgencia, es como mi papá ya que no tengo, obviamente alguien hubo pero no se hizo cargo por lo que me gritó una vez mi mamá que le estaba peleando a muerte para que me diga quién era el infeliz, pero no tengo idea de siquiera como es su nombre, nada, porque mi mamá no larga nada, y nunca encontré si quiera un papel o una carta como para saber al menos su nombre pero no, entonces mí tío Hardy es el que me registró al nacer porque en esos tiempos según mi mamá debía haber un padre, y como mi abuelo estaba muy enojado con mi mamá, le dijo que él no iba a firmar nada, entonces lo hizo mí tío que era el mayor y el único de mis tres tíos mayor de edad, en ese momento mí mamá tenía quince y él dieciocho, y desde ese momento se ha hecho cargo de mi siempre, me pagó mis estudios y es mi padrino, y si que se lo tomó en serio siempre, me ha controlado la vida lo más que pudo, obviamente que hay cosas en las que me he ocultado o me partía al medio y otras que sabe, como que fumo marihuana, pero no ha podido conmigo en mi juventud menos ahora que ya soy un hombre adulto, aunque no era ni soy jodido o difícil de tratar, pero no la uso para andar loco ni nada de eso, sino que me relaja y puedo pensar mejor, hasta en mi trabajo rindo mejor cuando fumo. —Eh hijo. —me da un abrazo con fuerza, estas cosas así me hacen sentir que es mi papá con el que trato y no mi tío—. Pasa, que lindo que hallas venido. —¿Molesto?. —Para nada, siempre eres bienvenido en mi casa. —entro y veo a Anna con Edras en brazos sentada en el sillón mirando dibujos. —Hola Anni. —se para enseguida viniendo hacia mi. —¿Cómo estas?. —me da un abrazo con suavidad—. Hace tanto que no te veo. —He estado ocupado perdón, siempre digo que vengo y al final no pasa nunca. —nos sentamos en la mesa y preparan mates enseguida con unos budines que tiene, el día y la hora que vengas siempre tienen algo para convidarte aunque vengas de sorpresa—. Uuhhh que rico. —Mira papi quién vino. —agarro a Edras besándolo en el cuello porque sé que los bebés son muy sensibles ahí y se matan de risa. —Estas muy grande bebé. —sonríe sacando la lengua y me da risa esa actitud—. Y más hermoso, eres igual a tu mami. —Miénteme que me gusta. —me rio de Anna que me hace caras cada vez que le dicen que el nene se parece a ella—. Es igual a Hardy, de los pies a la cabeza, hasta en las mañas son iguales y eso que es bebé. —Mañas que te enamoraron. —Anna me mira alzando las cejas. —Espero que no salga así de fantasma y de creído. —hablamos de todo y cuando Anna va a cambiar a Edras es mi oportunidad de poder hablar con él. —¿Tío podemos hablar en privado?. —Por supuesto... Vamos a mi oficina así estamos mas cómodos. —Si. —se para en las escaleras mirando hacia arriba. —ANNI ESTAMOS EN MI OFICINA POR SI ME NECESITAS. —ESTA BIEEENNN. —entramos a su oficina personal ya que desde que Edras nació no va mucho a la empresa para trabajar desde la casa y estar más para su hijo, me siento temblando y con ganas de llorar. —Bien... Deseas hablar y yo escucho. —Si. —miro mis manos pensando por donde arrancar. —Michel ¿estás metido en algún problema?. —mis lágrimas ya salen donde me siento impotente por no poder resolver esto solo. —¿Problema de polleras? Si. —alza las cejas sorprendido de verme llorar porque creo que la última vez que lloré delante de él fue cuando tenia como doce años y me había dado unos golpes por escaparme de la escuela, la primera y última vez fue gracias a sus golpes—. Hay una mujer. —Escucho. —No sé que me pasa con ella tío, no lo entiendo, y tampoco sé que es lo que siento. —¿La amiga de la iglesia de Ara?. —Si. —¿No te da bola?. —No sé... Ella... Me usó tío. —¿Qué? ¿Te usó?. —Si. —me tapo la cara gimiendo. —¿De qué forma?. —respiro hondo y me paro mirando por la ventana que da al patio trasero de la casa—. Michel hijo, habla conmigo, no puedo estar adivinando lo que te pasa y me estás alterando. —Queda acá lo que diga. —¿Alguna vez conté algo de lo que me hayas dicho?. —suspiro negando. —No voy a negar que ella me gusta y me trae loco. —muevo las manos como afirmando lo que digo, creo que necesito hacer algo con las manos o me vuelvo loco—. Hace unas semanas medio que nos peleamos porque me olvidé de una cita en la que quedamos, y me ignoró, ni siquiera escuchó mi argumento, entonces discutimos, si, soy consiente de que le dije cosas feas y es que ella fue dura conmigo... Luego de eso en la noche me pidió que vaya a verla a su casa y nos acostamos... Fue nuestra primera vez. —sonrío al recordar esa noche maravillosa que la recuerdo todos los días estremeciéndome cada vez. —¿Qué más? Hay algo más que solo eso, ¿Qué pasó después?. —Cuando me levanté a la mañana vi un papel en la mesa de un turno con la ginecóloga. —¿Tiene una enfermedad?. —se sienta derecho y alarmado—. ¿De la locura no se cuidaron? —No... Nos cuidamos no te preocupes. —lo miro que se relaja mucho con eso—. Le pregunté de que era el papel y me dijo que le iban a hacer una eco íntima ¿sabes como es no?. —Si si... Sé lo que es y como se hace. —me siento de nuevo mirándolo. —Se la tendría que haber hecho hace mucho pero no podía por ser virgen... Ahora los síntomas de lo que sea que tenga volvieron y debía hacérselo sin falta y con urgencia... Hoy se la hacia. —¿Cuál es el problema Michel? No estoy entendiendo el punto. —Me usó para poder hacerse la ecografía. —me mira intrigado hasta que entiende lo que quiero decir y queda sorprendido—. Y yo caí como un idiota creyendo que quería algo serio, que podíamos probar tener algo como un noviazgo, y solo dijo... Eres al único que conozco ¿y si te lo pedía ibas a aceptar?. —me vuelvo a parar y estoy tenso por eso no logro quedarme quieto—. ¡Mierda! ¿tan mala imagen doy? Dime la verdad tío, todo el mundo piensa mierdas de mi, y hasta ella ahora que cree que soy descartable, que una noche y listo, olvidado el tema y no es así... Ósea, yo fui y me acosté con ella porque la quiero, porque se metió dentro de mi y me imaginé un futuro con ella no sé si entiendes. —camino para todos lados en su oficina pensando—. Y ella solo me mandó un mensaje, se me tiró encima solo para hacerse la ecografía que esta de diez, pero que me haya ido con la verdad hubiera sido mejor... Si no encontraba el papel ni me enteraba de lo que pasaba, capas que después le caía a la casa todo pelotudo creyendo que teníamos algo y me decía que no, que había confundido las cosas. —esta en silencio mirándome—. Y no puedo dejar de pensar en ella... Todo el maldito día pensando en ella... Ahora estoy acá odiándola, estoy preocupado con deseos de llamarla y preguntarle que tal le fué, y a la vez me digo que se vaya a la mierda y todo vuelve de vuelta porque me hace sentir culpable como que no me importara si se hacia esos estudios o no y no es así, porque quiero que este sana y plena y bien y cuidada y todo lo bueno de la vida le pase, y vuelvo a odiarla y amarla y ya no sé ni que digo. —Lo mejor sería que le preguntes como esta Michel... Debe estar mal también ¿Digo yo no? Ya que prefirió que tu la hagas mujer antes que no sé... Un consolador... Necesitaba esos estudios, me lo dijiste y quería un buen momento de intimidad y te eligió para dejar de ser virgen, es un buen regalo Michel. —escuchar eso me hace enfriarme un montón—. Te debe tener confianza y aprecio hijo... O hubiera sido cualquier otro que no la hubiera valorado como lo haces. Me quedo un poco mas a compartir con ellos y no quedar como un desubicado por venir a buscar algo e irme cuando lo consigo, pero no me quedo mucho igualmente ya que tiene mujer y un hijo pequeño, no puedo molestarlo mucho rato, necesita estar para ellos también que demandan demasiado, no tengo idea de cómo es un nene más de lo que he pasado con los hijos de mis primos que son un par de horas a la semana, pero en mis planes está el tener un hijo, así que no me niego para nada a la idea, más al ir viendo a mis primos el amor infinito que le tienen a sus críos y esos besos y abrazos que te dan con sus cuerpos pequeños me encanta, porque es con mucha inocencia y amor puro que si tenias un mal día, con ese acto de amor se te olvida todo. Me quedo en el garaje de mi edificio mirando su número en mi celular y pensando en si hacerlo o no, tengo sentimientos encontrados porque por un lado digo que no, que yo no soy el que se debe rebajar de esa forma pero después me digo que si, que debería, porque si tenía que hacerse esos estudios es porque algo medio jodido debe estar pasando o no hubiera tomado esa decisión que seguramente le ha costado mucho decidir, me la imagino temblando mientras me mandaba el mensaje y muriéndose de nervios esperando a que llegue, tal vez hasta en varias ocasiones se echo para atrás pero sabía que era necesario. —Michel... No me esperaba tu llamado. —Llamaba para preguntar como salieron los estudios. —miro a la nada misma. —Bien... En una semana más o menos me dan los resultados. —¿Y el proceso? ¿Cómo salió todo?. —Perfecto. —Bien... Chao. —Michel espera... —le corto igual sin ganas de escuchar nada más porque estoy mas que seguro que caigo por ella. Subo a mi piso pensando en que me voy a meter a la bañera, me voy a llevar unas cervecitas y lamer mis penas en el alcohol y agua caliente a ver si también de paso me olvido un poco de ella, a ver si puedo dejar de sentir sus manos sobre mi cuerpo, con música fuerte a ver si ya no la escucho más gemir en mi oigo, a ver si con las esencias puedo dejar de olerla en todos lados como vengo haciendo. Para el ascensor y no tengo ganas de estar solo pero es lo que queda, la soledad misma me espera en el departamento que antes amaba y ahora me parece infernal, hago un paso quedando duro al verla parada al lado de mi puerta. —Hola. —el ascensor se va y ella aprieta sus manos con fuerza porque las tiene rojas a la altura del vientre—. Quería verte y no sabía dónde ni cómo. —¿Necesitas otro favor?. —No. —se aleja un poco de la puerta dándome la oportunidad de entrar y no molestar, la veo bien que medio llora—. Venia a pedirte disculpas por todo lo que pasó y dije, no fue de la mejor manera. —Ya te perdoné no hace falta que hagas esto. —niega hipando como una nena la cual hizo una travesura y le llamaron la atención. —Y vine a decirte que te quiero. —abro grande los ojos por eso, siento que vuelve el color a mis ojos y vuelvo a respirar—. Yo... —se limpia las lágrimas temblando—. Ya sé que piensas que soy tonta y tienes razón, lo soy... Me enamoré en dos meses de un hombre que no conozco y que es el primero en todo en mi vida, y puedes pensar que es eso... Que soy una inexperta que confundo las cosas y yo creo que no es así... No he podido dormir estos días porque me duele tanto lo que te hice. —llora con fuertes temblores, ella no tiene idea de que verla así me duele más a mi que a ella—. Me duele mucho Michel... Lo necesitaba y sé que estuvo mal, todo el tiempo lo supe pero mi vergüenza era mayor a pedírtelo... Planee todo un discurso para pedirte que seas el primero y que lo sepas en todo momento, pero no pude por eso reaccioné así, intentado hacer de cuenta que tenia experiencia, cuando en realidad estaba muerta de miedo en todo momento y fuiste tan atento, tan cariñoso conmigo que eso me atormenta aún más porque debía decírtelo no usarte de esa forma tan asquerosa. ***** Marina. —Dime algo por favor. —sólo me mira nada más, eso me pone peor donde no me muestra nada—. Insúltame si quieres, estas en tu derecho de hacerlo, te hice algo que no es debido y es muy asqueroso. —va a la puerta en silencio y gimoteando voy al ascensor para irme y dejarlo en paz. —Pasa. —me giro viendo que esta con la puerta abierta y apoyado en ella—. Pasa Marina. —Si. —entro sintiendo el vacío de este lugar, la soledad y tristeza, ¿se puede sentir eso de una casa?. —¿Deseas algo de tomar?. —me tiro a sus brazos abrazándolo ya no soportándolo mas. —Perdón. —lloro con fuerza sobre su hombro, siento sus manos en mi espalda y luego me aprieta con fuerza volviéndome a la vida misma—. Perdóname por favor. —Ya pasó Mari. —Nooo... Me siento una basura. —Hiciste lo que tenías que hacer. —acaricia mi espalda hablando con mucha suavidad—. Me dolió mucho pero lo entiendo. —Lo hice porque me gustas también, no es solo por los estudios. —me alejo mirándolo a los ojos mientras pasa sus manos sacándome la cara de tantas lágrimas que largue—. Y porque me dijiste que debíamos saber si en el sexo nos llevábamos bien para ver si podemos ser novios. —Confundiste mis palabras, no quise decir eso. —No soy tonta fue lo que dijiste y si, quiero probar... No sé nada de una relación, nada, pero si sé que me revuelves la vida. ¿Estoy sola en esto imaginando cosas que nada que ver?. —lo tengo agarrado de los hombros con miedo a que se aleje de mi—. Puedes decirme todo Michel así no creo falsas esperanzas. —No estas sola. —acaricia mi cara acercándose aún más a mi—. Y no vas a estar sola nunca más nombre horrible. —sonrío haciendo puchero—. Más que destruirte te voy a levantar Mari, así como lo haces conmigo. —Me siento tan bien cuando estamos juntos. —pongo las manos en su cara acariciándolo como él hace—. Diferente, no sé, es algo que no logro explicar. —Yo igual. —empieza a caminar y yo simplemente me dejo guiar—. Es raro. —¿Raro bueno?. —Si... Raro muy bueno. —mi espalda choca contra algo, pero lo miro a los ojos porque confío ciegamente en él—. Te necesito... No te quiero solo para sexo pero en estos momentos y desde hace dos días te necesito Marina. —Estoy acá. —paso el pulgar por sus labios abundantes imaginándolos en mis pechos como la otra noche—. Estoy acá y quiero esto. —¿Cómo fueron los estudios?. —su mano va a mi cuello acariciándome—. Explícamelos, no quiero hacerte sufrir. —Metieron un aparatito que parece un pene con un preservativo... Hizo la eco y ya. —Bien ¿Dolió?. —No... Molestó un poco pero según la doctora es normal. Acaricia mi labio inferior con su pulgar, está tan serio que es como que hasta pensara mucho en lo que va hacer, no sé si se debate en dejarme quedar o darme una patada y que me vaya con el rabo entre las piernas, y bien merecido por lo que le hice, pero se aleja un poco sacándose toda la ropa quedando en bóxer, no puedo dejar de verle la delantera porque no tengo idea de cómo es, tuvimos sexo pero no se lo ví en ningún momento, ¿sé cómo es un pene?, Obvio que si lo sé, tuve la desgracia de ver a mi abuelo, digo desgracia porque yo creo que son cosas que no estamos preparados para ver y que nos vea un familiar ya que es la intimidad de cada uno, la vulnerabilidad de las personas y por varios años lo bañé y lo cambié así que lo vi, y también en mis pasantías de enfermera he visto de todo pero quiero verlo a él, al único que me interesa ver y al único que sus partes íntimas me provocan regocijo y sensaciones por todo mi cuerpo que no logro explicar, no deseos de higienizarlo lo más rápido posible para poder devolverle su privacidad; me agarra de la mano subiendo las escaleras, no sé a donde me lleva hasta que entramos a su habitación, se sienta en la cama mirándome en silencio y entiendo que quiere verme desnudarme, entonces lo hago, debo admitir que estoy muy nerviosa, tiemblo literalmente ya que no puedo bajar el cierre de la pollera pero lo logro. —Ve con calma no te apures, no hay prisa. —doy un respiro hondo para ver si me calmo pero mis manos no dejan de temblar. —Nadie nunca me vio desnuda. —no hace falta que lo mire para saber que sonrió por decirle que es el único en mi vida, aunque él ya lo sabe solo que le debe fascinar que se lo siga confirmando—. Mis bombachas son muy grandes. —No me importan para nada. —me bajo la pollera viéndolo para ver sus reacciones, mi bombacha me llega desde el ombligo y me cubre bien las nalgas—. Son sexis. —Y mi corpiño es aún más más sexi. —me saco la remera y es un corpiño de tela color gris y nada más, me mantiene los pechos donde deben ir y ya. —Ven. —me acerco poniendo mis manos en sus hombros viendo como me baja la tela, gimo al sentir sus labios en mi vientre dándome besos—. Cuando no quieras algo me lo dices... Si no dices nada yo no doy por hecho de que te está gustando lo que hago. —Esta bien. —Si no te gusta me lo dices y si quieres más duro, más intenso o más prolongado también me lo dices. —Si. —nos miramos a los ojos mientras me saca el corpiño, sus manos van hacia adelante y me los agarra con suavidad. —Tienes unos pechos exquisitos. —me da una sacudida cuando me aprieta los pezones con suavidad—. Me encantan... Todo de ti me gusta Mari. —Y mi me gustas tú. —me baja la bombacha metiendo la mano en mi intimidad, sigo parada y él sentado—. Eso se sintió re bien. —Asi debe ser, se debe sentir bien siempre. De golpe me larga a la cama como si no pesara nada, me cargo en mis codos mirándolo sacarse el bóxer, su pene se alza orgulloso, oscuro, grueso y lleno de venas, una maravilla la verdad, va a la mesita de luz sacando preservativos, se pone uno bastante rápido y ahí me mira subiéndose a la cama, y yo lo recibo con mis piernas abiertas, hasta hace unos días era una virgen frígida que no sentía nada, nunca ningún hombre me movió un pelo, jamás me gustó un chico como para decir, bueno, me acerco a él a ver si da para algo más pero no, nada, ni un poco de emoción por nadie, hasta que llegó Michel, al principio generó lo mismo que los demás, un profundo rechazo, pero su insistencia hizo algo en mi, algo así como que me hizo sentir mujer, me sentí viva, un hombre me quería, un hombre me miraba con hambre, un hombre se imaginaba tenerme en la cama, un hombre reprimía sus deseos por respetarme, eso hizo que el hielo de mi corazón se derritiera y que empezará a florecer algo en mi que no sabía que tenía, deseo s****l, y uno bien ardiente que me hace estremecer de sólo imaginarme tenerlo dentro mío tomándome con fuerza, sentir esa fuerza entre mis piernas tal como se descargó la otra noche, porque al principio fue ternura y suavidad extrema, después de unos minutos me penetraba con fuerza que me sacudió de lo lindo despertando eso que aferré con fuerza. —Abre más las piernas. —acomodo mejor mis caderas para poder lograrlo. —¿Así?. —esta arrodillado mirándome la v****a. —Si. —me sacudo cuando pasa su pene por toda mi intimidad como probándome—. Estas bien mojada... Hasta estas chorreando. —Es lo que generas en mi. —sonríe de lado orgulloso. —Mmmm. —entra sólo un poco y sale para de nuevo pasarla por mi v****a que no da más de ser poseída—. Me chupas cuando entro un poco... No me quiere dejar salir. —Porque no quiere que la dejes. —pego un grito cuando se mete con fuerza hasta el fondo, pone un brazo al lado de mi cabeza donde usó todo su peso para entrar en mi—. Ufffd. —¿Le gusta ser poseída así?. —me penetra con fuerza que me llega a correr de lugar en la cama. —Le encanta. —alzo más las piernas y me agarro de su espalda porque me muevo mucho—. Aaajjjjj. Lo miro mordiéndome los labios viendo su cara seria sin ninguna expresión pero que me mira muy intenso, aprieta los dientes con fuerza cada vez que suelto un gemido, eso me dice que no es ajeno a esto, que está acá conmigo disfrutando el momento y que siente gozo, Dios, lo siente, porque su pene está muy duro, siento como lo aprieto porque debe ser muy grande, y siento la fricción que hace para poder entrar y salir de mi interior, pero no duele nada, sino que eso me hace sentir que al fin estoy llena, que los vacíos que habían en mi vida están siendo llenados cosa que no es así porque por tener sexo no voy a dejar de tener problemas y preocupaciones, pero esto me los va a hacer olvidar por un tiempo. —OOOGGGG. —se arrodilla agarrándome de las caderas, no sé qué hacer mas que dejarme guiar que es quedarme tirada en la cama y que me mueva como se le dé la gana—. Ooggg Dios. —Mmggg. —me aprieto toda, llevo mis piernas y brazos a mi pecho cuando me vengo con fuerza—. AAAJJJ... AJJJJ. —se va hacía adelante cargándose en mis piernas que están en mi pecho y pone los brazos en la cama mirándome con una sonrisa pervertida—. Como nos vamos a divertir Mari. —Lo mismo digo. . .
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