Marina.
—¿Podrías moverte un poco?.
—Si, perdón no me di cuenta. —sale de arriba mío dejándome respirar de nuevo donde me estaba ahogando.
—Aaaa, que lindo poder respirar de nuevo. —se tira a mi lado riendo por como gimo al estirar las piernas, se siente bien relajarlas después de tanta contorción que no sabia que tenía—. Eso sí que estuvo de locos.
—Daba por sentado que te gustaba porque no te quejaste en ningún momento. —me pongo de lado mirándolo a los ojos.
—Es que no me dolió nada sino todo lo contrario... Se siente muy bien.
—Y eso que fue simple. —pasa un dedo por mis pechos pero no dejo de mirarlo por lo que dijo—. Cuando vayamos explorando más, vas a ver que va a ser diez veces mejor.
—Bien, voy a estar ansiosa por ponerlo a prueba. —lo imito pasando mi dedo por su pecho—. ¿Tendrás agua fresca? Tengo mucha sed.
—De tener tengo... Otra cosa es si quiero darte. —me chupo los labios viendo como se le nubla la vista por ese gesto.
—Bueno. —no me quiero reír así le sigo la corriente—. Hagamos un canje entonces.
—Ahora si estoy dispuesto a negociar. —se friega las manos sonriendo.
—¿Pero qué me propones? Porque no sé que es lo que quieres como para cambiar, yo ya te dije lo que yo quería que es agua, falta tu contra oferta.
—Bueno... Quiero que hoy te quedes conmigo.
—¿Por un vaso de agua?. —se ríe asintiendo—. Pues me quedo, pero vas a tener que darme algo más que un vaso de agua.
—Pues te la voy a dar toda y bien duro.
—Me refería a comida tonto. —se tira boca arriba en la cama agarrándose el vientre de la risa que le da—. Seguiría hablando pero tengo mucha sed y es de verdad.
—Vamos a la cocina. —se pone el bóxer y me da la remera que tenía en una silla pegada a una pared—. Ponte esto no más.
—Buena ¿Me vas a decir como vestir ahora?. —me la pongo igual donde es grande o me tendría que poner toda mi ropa.
—Eso nunca, no te diría jamás como vestir. —se friega el pecho mientras me mira entera—. Pero si usas mi ropa no me quejo.
—Es cómoda y tiene rico olor.
—No me sigas tentando que me dijiste que tenías sed y hambre y si sigues así no voy a darte nada. —lo sigo por este departamento inmenso que no sé si es de él o alquila, pero es un lujaso—. Yo te cocino.
—¿Y qué vas a hacer?. —miro el reloj que tiene en la pared viendo que son las seis de la tarde recién—. Esta para merendar todavía.
—Voy a hacer unos cake de avena y banana.
—¿Te cuidas?.
—Si. —me siento en la banqueta que parece mas una silla con las patas largas, y de ahí lo miro moverse con comodidad por la cocina—. Cuando era chico era muy gordo, y cuando estaba por salir del secundario me empecé a cuidar y de ahí me puse en forma.
—Mira, ni se nota que hubieras estado subido de peso.
—Gracias a Dios no me quedaron marcas ni la piel floja. —veo que va y viene sabiendo donde esta cada cosa, me da a entender que cocina siempre—. ¿Siempre fuiste delgada?.
—Si, como cualquier persona en la vida subo unos kilos o los bajo, es según como este más que nada.
—¿Y cómo es eso?.
—Bajaba mucho de peso cuando estaba estudiando y cuando eran épocas de parciales subía mucho. —me mira duro y dudando—. ¿Qué?.
—¿No sería al revés eso de subir y bajar de peso?.
—Es que los parciales me ponían muy nerviosa y comía y arrasaba con todo ¿Cómo eras en la escuela?.
—Soy un genio mami. —me rio con ganas porque hace gestos con la cara mientras habla—. Promocioné todo y sacaba los finales enseguida.
—¿Me lo estás refregando en la cara?.
—Un poco. —saca lo cocido y pone más en la sartén con bastante rapidez—. ¿Te costaba mucho?.
—Bastante... No le echo la culpa ni nada pero mi abuelo me demandaba mucho tiempo, entonces me costaba encontrar momentos de estudio.
—¿Y qué tenía?.
—De todo... Con lo que más la sufrimos fue cuando le cortaron el pene y le pusieron una manguerita para que orine. —me mira medio asustado.
—¿Eso se hace?.
—Mmmm Si, el médico me dijo que era un procedimiento bastante común en los adultos mayores, pero mi abuelo la re sufrió.
—Y si, imagínate que te la corten, por más que sea un procedimiento médico es terrible, lo mismo que a las mujeres con los pechos. —al fin termina porque no doy más del hambre que tengo, aunque la verdad que cocinó bastante rápido—. Listop... Preparé un tesito y acá tengo dulce de leche vegano que es un espectáculo. —me mando un panqueque entero a la boca y con ganas.
—Peldon... No aguanté. —trago sonriendo y me apunta el dulce.
—Sírvete.
—Están buenísimos. —me prepara un cake como le dice él, con dulce y frutos rojos.
—Pruébate. —cuando me invaden los sabores me dan ganas de llorar de emoción.
—Están geniales Michel, ni siquiera sabía que se hacían de esta forma. —tomo del té que es medio raro el sabor pero esta espectacular.
—Bueno, necesito saber porque del estudio que tenías que hacerte. —no paro de comer y tomar del té espectacular mientras que él se mueve con calma—. ¿Qué te pasaba para que llegues a hacerte eso?.
—En realidad parece que no pasa nada grave, el tema es que me viene muchísimo, tanto que he tenido que ir a la guardia del hospital porque es como hemorragia lo que me baja, no me han sabido decir que es porque no me podía hacer la eco y en la abdominal no se veía nada malo en mis ovarios.
—¿Y cuándo te va a venir?.
—Es que no lo sé. —alza las cejas y yo no paro de comer—. Me viene cuando se le da la gana, aún cuando tomo la pastilla al pie de la letra.
—¿Eso quiere decir que no ovulas bien?.
—Mmmm creo que va a salir en la eco si óvulo o no.
—¿Y tomas la pastilla?.
—Si. —sonríe medio que como un loco—. ¿Porqué sonríes de esa forma?.
—Porque si me das permiso podemos tener relaciones sin preservativo.
—Y... —lo miro por sobre la taza analizándolo—. ¿Con tu ex te cuidadas?.
—¿Dudas de mi?.
—Y si. —alzo los hombros dejándolo sorprendido dejando la taza en la mesa—. No nos conocemos mucho y me gustaría que te hagas análisis no sé... Mas que nada para quedarme segura porque no me gustaría vivir con la duda.
—Bien... Mañana mismo voy y me los hago.
—Discúlpame por desconfiar así.
—Estas en todo tu derecho Mari... Creo que si no hubiera sido el primero también desconfiaría. —agarro el último cake y ya al fin no tengo hambre—. ¿Quedaste satisfecha?.
—Mucho gracias... Aunque me lastre todo y no te dejé nada.
—No importa, lo principal era que estés satisfecha así vamos a darnos un baño.
—Vamos.
Vamos al baño tomados de la mano, mientras llena la bañera miro todo, es blanco, inmenso, y súper pulcro, este baño debe ser del tamaño de mi cocina y si que es lindo estar en un lugar que no mide dos metros cuadrados, agarra unas sales aromáticas echándole al agua dando así una fragancia sutil a naranja que me invade dándome armonía, como que hasta la respiración se me tranquiliza, me saco la remera y ahí voy al agua entrando sin que me diga que lo haga, es más, hasta lo invito a entrar estando de rodillas y mirándolo con deseos poco reprimidos, porque ahora que me solté lo deseo en todo momento.
La bañera parece una pileta más que una bañera, y eso me permite gatear hacia él que me mira a la espera de lo que sea que haga, cargándome de sus hombros me acomodo arriba de él con mis piernas a los lados de su cadera, juego con él unos segundos dándole a entender que quiero besarlo pero me alejo, sé que está desesperado porque sus manos aprietan mis nalgas con fuerza que estoy mas que segura que mañana si me miro mis nalgas las voy a tener todas moreteadas, pero ahora no me importa nada, me impulso más arriba dándole a entender lo que quiero, gracias a Díos lo capta enseguida porque siento como su pene va entrando en mi interior.
—No te pusiste preservativo.
—Juro que estoy limpio Mari... Igual voy a hacerme los análisis así quedas más tranquila. —lo pienso unos segundo en donde me cuesta donde no deja de moverse en mi interior muy lentamente para poder persuadirme—. Mari por favor, solo por esta vez, no me hagas salirme para ir por uno.
—Es la única vez hasta que me des los análisis.
—Bien. —no le gusta nada eso de que se debe hacer los análisis pero sinceramente me importa poco porque es mi salud s****l, pretendo llegar a vieja y si debo partir antes que sea por cualquier cosa menos por una transmisión s****l—. MMMJJJJJ.
—¿Más rápido?. —me da una nalgada que me hace saltar y reír a la vez.
—Si, haz lo que creas que debas hacer.
Esto del sexo si que es agotador, todo el ajetreo de moverse, las sensaciones que te hacen poner loca de deseo y de seguir aún cuando el cuerpo te pide que pares, bueno, eso es lo que estoy sintiendo, que no quiero parar, aún cuando mis piernas duelen y mis caderas ni hablar de tanto estar abierta de piernas, una vez vi que en el sexo se queman muchas calorías así que si sirve de ejercicio y tonificarme, doble de ganancia.
......
Abro los ojos cuando oigo un ruido, es como que están moviendo algo de lugar pero es un sonido fuerte, miro hacia todos lados desorientada, me cuesta un poco entender en donde estoy hasta que recuerdo que anoche después de bañarnos me quedé frita de dormida, recuerdo que intentó despertarme para comer pero no pude abrir los ojos de lo cansada que estaba, a penas y pude abrir los ojos dos veces y que ni siquiera logré alzar una mano donde el cuerpo no me respondía para nada. El sol ya salió y espero poder tomarte un té o algo antes de ir a trabajar, me pongo la remera que me prestó ayer donde mi ropa no la encuentro en ningún lado de la habitación, salgo a decirle que si quedó comida porque las tripas me rujen y me siento desesperada para poder comer algo.
—¿Michel? ¿Por qué tanto ruido?. —ya no se escucha ruido, sonrío bajando las escaleras, veo hacia el living donde escucho que está dando vueltas—. Ahora si tengo...
—Hola. —hay una mujer y se nota que es la de limpieza por el delantal y los guantes—. Michel me dijo que te dejara dormir, pero como la casa es muy grande, es inevitable el ruido.
—No te hagas problema. —sonriendo con vergüenza le doy un beso en la mejilla y me abrazo donde estoy con la remera de Michel y nada mas—. Soy Marina.
—Silvia... Te dejó comida para desayunar.
—¿Qué hora es?.
—Nueve y media. —abro gigante los ojos.
—¿Es una broma?. —miro hacia todos lados y este lugar es enorme, no sé ni donde esta la puerta de salida—. ¿Viste una carterita roja?.
—En el ropero. —voy a donde apunta, no tengo idea de como se abre hasta que viene y aprieta levemente la pared en donde el mueble se abre, saco mi celular así marco a mi trabajo, por mientras voy a la habitación.
—¡Farmacia!.
—Norma soy Marina, perdón tuve un inconveniente que no pude informar.
—¿Vienes?.
—Voy a llamar un taxi y ahí voy.
—Bien, no te digo nada porque eres muy responsable y es la primera vez en años que pasa esto. —voy para todos lados buscando mi ropa.
—Ya salgo y de nuevo perdón. —corto y la miro que me siguió por todos lados a donde iba—. ¿Mi ropa? ¿Por casualidad la viste? En la habitación no estaba.
—Me pidió que la lave. —siento como el enojo se va apoderando de mi.
—NOOOOOO... NOOOOO ¿Y AHORA QUÉ HAGO?.
—Perdón.
—No no, no estoy enojada con usted todo lo contrario, sino con el idiota de Michel.
*****
Michel.
Miro a la nada pensando en Marina, se me escapa una sonrisa al recordar como se durmió anoche después del baño, ni siquiera tenía fuerzas para decirme que no quería comer, cuando acabamos se apoyó en mi hombro y se durmió, fue muy tierna, la miré por mucho tiempo en como duerme, la verdad que es una mujer hermosísima, es blanca pero se nota por las marcas de la remera en que es de las que se quema con facilidad, su pelo rubio, ni claro ni oscuro, pero rubia al fin, aunque lo tiene medio descuidado, recuerdo su piel, tiene una piel suave y esta bien depilada, no me hago los rulos de que es por mi porque ayer en la mañana vió al ginecólogo y se ha depilado para la visita del médico, pero lo que si me doy cuenta es que ella necesita mimos de mujer, mimos que no se ha podido dar, trabaja, estudia y carga con una casa ella sola, por eso es que no puede o no le debe dar el sueldo para mas de lo que veo, pero me gustaría que vaya a la peluquería con regularidad, a la manicura y una depiladora así se hace la definitiva, se lo voy a proponer y espero no se enoje o lo tome a mal, espero que lo vea del lado en que no va a preocuparse nunca mas por los pelos, que va a poder usar sus polleras sin problemas.
—Pero soy un pelotudo. —me giro en la silla riendo y están los cuatro mirándome.
—La verdad que si. —me rio por las caras de Marcelo que es el más grande de mi equipo—. Pareces desquiciado Michel, das miedo.
—Dinos de una vez por todas que es lo que te tiene así, así todos nos reímos.
—Una mujer lo tiene así. —Miriam habla sin mirarme donde se giró a seguir trabajando—. ¿Qué otra cosa podría ser? Al fin la puso.
—No hables así que ella es un amor como para hablar de que se la puse como a una cualquiera. —decido picarla donde sé que se enoja por todo—. Y es muy de vulgar que una mujer hable así de esa forma.
—Pero cállate pelotudo.
—No se puede decir nada que todo las ofende. —me agacho cuando me larga su taza por la cabeza—. Bueno che, vas a romper algo.
—Por favor Miri no largues las cosas. —me mira con mala cara pero escucha a Marcelo cuando le habla, prácticamente es al único que escucha—. ¿Qué ibas a contar?.
—Que esta mujer hermosa que me tiene loco esta... —suena mi celular y es Silvia, alzo un dedo pidiéndoles silencio así atiendo—. Silvi, ¿ya se levantó?.
—Michel, ella se fue y muy enojada.
—¿A dónde?. —me paro casi tirando la silla y un par de cosas que no alcanzo a agarrar pero me importa poco la verdad.
—No tengo idea, pero estaba muy furiosa porque hasta hice lo que me pediste de lavarle la ropa, corría por toda la casa insultándote.
—¿Y con qué se fue puesto?.
—Con ropa tuya. —todos vuelven a sus trabajos porque sino, no sé que haría.
—Bien, gracias por avisarme, yo me encargo.
—Y otra cosa.
—¿Qué?. —me giro dándoles la espalda por si ven mi cara de pánico.
—Es hermosa picaron. —me vuelvo a reir pero son de los nervios que tengo—. Te deseo lo mejor con ella.
—Gracias Silvi. —corto y le mando un mensaje de texto porque estuve llamándola pero no me atiende.
Michel—. Hola, Silvi me dijo que te fuiste, ¿Pasó algo?.
Marina-—. Si, que trabajo nene ¿Cómo no me vas despertar?.
Michel—. ¿Y cómo se supone que yo lo sepa?. —tarda bastante en contestarme, miro y miro el celular caminando por el mismo lugar dando vueltas.
Marina—. Estoy ocupada y creí que me prestabas atención porque te lo dije y hasta los días.
Michel—. No me lo dijiste.
Michel—. Mari, te presto atención, pero no lo recuerdo.
Michel—. Mari por favor respóndeme.
Michel—. ¿A qué hora sales así voy a buscarte?
Michel—. ¿Nos vamos a ver hoy?.
—Deja de acosarla que no es divertido Michel. —miro a Miri que cuando me habla así es porque habla en serio—. Dale un respiro que si esta enojada eso la enoja mas.
—Pero es que no sé que hacer.
—Tuviste novia Michel, no digas que no sabes que hacer.
—Pero no es lo mismo, con Caro no pasaba esto.
—¿Los teatritos?.
—El miedo a no saber que hacer... El miedo a perderla. —me siento mirándolos que ninguno se ríe, se dan cuenta de que voy muy en serio con Marina y que de verdad estoy preocupado—. No sé que hice mal pero esta muy enojada.
—¿Qué fue lo que pasó? No creo que de la nada este enojada.
—Cuando me levanté en la mañana no la desperté y resulta que trabajaba y ahora esta furiosa.
—¿Sabias que trabajaba?.
—Si, obvio, ¿Cómo no voy a saber que trabaja?.
—¿Entonces como no la vas a despertar?
—Sé me pasó o lo habría hecho y ella dice que no le presto atención. —los miro que no dicen nada—. ¿No van a decir nada?. —miro a Osvaldo y a Marcelo—. Ni un consejo ustedes que están casados.
—Es que suena a que no le prestas atención Michel... Porque se supone que sabes que trabaja, va, si es que son novios.
—Bueno se me pasó, no me hagan sentir peor de lo que ya me siento.
—Y ve a buscarla al trabajo y le pides disculpas.
—Es que hay un problema. —sonrío rascándome la nuca.
—¿Cuál?.
—No tengo idea donde trabaja ni a que hora sale. —todos quedan con la boca abierta.
—¿Aaaaa pero si no dijo yo que eres un pelotudo de primera clase?.
—Bueno, ella tampoco debe saber donde trabajo. —doy vueltas por todos lados pensando en que hacer para que no siga enojada conmigo—. ¡Ya sé! Ara debe saber, son amigas.
—La amiga sabe y el novio no, que lindo, muy lindo la verdad.
—Cállate resentida. —voy al baño antes de que me largue algo por la cabeza
—Hola Mi.
—Hola preciosa. —me apoyo en la mesada mirando a la nada—. ¿Te molesto? ¿Estas ocupada?.
—No no, tranquilo, ¿pasa algo?.
—Sabes que estoy saliendo con Marina.
—¡Jodeme! —empieza a reir que me lo contagia.
—Es verdad, no te sorprendas tanto.
—Bueno, es que por las cosas que dijiste no sé, no me lo imaginaba.
—Es que bueno, siempre me gustó pero volviendo al tema, sabes que esta enojada conmigo porque dice que me dijo donde trabaja y los días y todo eso pero no me acuerdo nada... Dime por favor que sabes donde trabaja.
—En el hospital público y sale a las tres de la tarde.
—¿Y entra a las nueve no?. —me imagino que trabaja seis horas por el horario en que sale.
—Si, solo Martes jueves y viernes trabaja ahí, lunes y miércoles en el PAMI con los mismos horarios.
—Bien, joya ya lo anoto o se me va a olvidar.
—Michel, ¿Puedo decirte algo sin que te enojes?.
—Dime.
—Intenta de que no se te olvide, para una mujer es muy duro que el hombre que quieres no se acuerde de tus cosas y actué como que no dijimos nada, solo es un consejo y sabes que eres el primer novio de Mari, sé que te lo dijo porque ella no tiene pelos en la lengua para hablar, pero sus expectativas deben ser altas, no la bajes de un golpe.
—Voy a ser mas considerado lo juro, pero se ve que tenia muchas cosas en la cabeza porque ni yo me la creo de que me olvidé.
—Bien, espero nos vengan a visitar así compartimos algo.
—Le digo y quedamos porque es una buena idea de salir a compartir o en tu casa o la mía.
—Las nenas se van a poner locas donde aman tu casa.
—¿Esta alguno por ahí?. —siento como que esas criaturas me vuelven a la vida cuando las oigo o me los dejan para cuidar.
—Te pongo en alta voz.
—Dale.
—Hola tio Miyel.
—¿Cómo a estas?.
—Muy bien princesas del tío. —me siento en el inodoro riendo así hablo mas cómodo donde ya sé donde debo ir por Mari—. ¿Qué hacen mis bellas?.
—Lava os patos con mami.
—Si, a osotlas ayuamos a mami así no a cansa tanto.
—Esta muy bien que ayuden a su mami, ¿Cuándo puedo ir a verlos?.
—Cuando queras tío, osotlos te amamos mucho.
—Si, amamos tío.
—Yo también las amo.
—O poes lleal a tomal helaito.
—Mmmm siiiii.
—Bueno. —me muerdo para no reir donde ellas son las que proponen las salidas así las llevamos a donde desean ir—. Le digo a su mami y a su papi así me dicen cuando los puedo llevar a pasear.
—Siiiii, glacias tio.
—Muchos besitos.
—Para ustedes también, denlen besitos a Baran, Ivka y a Ezem.
—Si, osotlas damos muchos besitos.
—Gracias mis amores las amo.
—Osotlas también tío. —Ara se rie cuando se ve que les saca el celu.
—Espero que no los dejes clavados porque estas te van a torturar, y lo digo en serio, no se olvidan de nada.
—No no, ¿Cuándo los puedo sacar a pasear?.
—¿El sábado te va? A parte me ayudaría mucho que te los lleve porque con Exe queremos limpiar el patio y con los cinco no podría, con los bebés seria mas fácil.
—Si, obvio.
—Digo, ¿ahora que estas en pareja vas a poder llevarlos?.
—Obvio que si que los voy a seguir llevando a pasear, lo hablo con Mari y te aviso si va, pero es seguro de que salgo con los nenes y en la mañana así vamos por unas cositas que vi y después a almorzar.
—Bien, ¿les pongo ropa ligera?.
—Si, porque cuando debo probarles ropa tardo mas en vestirlos y desvestirlos que probando.
—Bueno, les pongo un vestidito con sandalias con abrojos y a Ezem una bermudita.
—Joya, dale o me pongo loco y se matan de risa.
—Te dejo Mi que los bebés se me despertaron.
—Nos vemos preciosa, y te mando mensaje para cuando nos juntamos con Mari.
—Voy a estar esperando.
—Mil gracias por decirme lo de Marina.
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