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No Me Sueltes

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Blurb

Michel Weishler es el típico bromista de la familia el cual no se toma nada enserio, pero dentro de él hay un hombre que nadie conoce, que intenta controlar pero sale a la luz con esa mujer de mirada soñadora y dulce que lo llama a pervertirla, su dinero y estatus lo ponen en un lugar en donde todo se le es permitido, pero él no sabe que no todo le conviene.

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Capítulo 1
Michel. —Naaaa. —suelto la risa donde ahora sí que está loco al pedirme esto—. ¡Estás loco!. —Vamos, me pediste ser padrino de Ivka... Tienes que estar ahí loco, no me puedes decir esto ahora. —¿Pero te pusiste a pensar un poco? ¿Yo, en una iglesia?. —Son dos horas máximo y listo... Cuando me pediste ser el padrino te dije que este día iba a llegar y dijiste que si. —¡Mierda!. —fumo mi faso negando porque es verdad, él me lo dijo y no creí que este día iba a llegar, lo veía muy lejano, hasta lo ignoraba—. Está bien... Está bien, voy a ir ¿Cuándo es?. —El viernes a las ocho de la noche. —le convido de mi cigarro que lo mira con muchas ganas pero que no acepta donde debe ir por su mujer y sus hijos—. Por mensaje te mando la dirección y llega a horario, no me hagas poner de los pelos. —Sisi... Soy puntual ya lo sabes. —Bien... Te esperamos, no nos falles. Cuando se va, quedo pensando en que me metí en esto solito, sin ayuda de nadie más que de mi boca traicionera, jamás pisé una iglesia y jamás la hubiera pisado a no ser por Ivka y Exe, cuando bautizaban a los demás bebés de mi familia no iba ni menos a los casamientos que duran una eternidad, los esperaba en donde sea que se haga la comida o la fiesta ya que me parece ridículo lo que hacen y la forma en la que viven, pero allá ellos, yo a mi hijo no lo voy a bautizar ni loco, así que voy a hacer un esfuerzo grande para no reírme de todos esos fanáticos religiosos que no los soporto para nada, Ara es una mujer tranquila y reservada, pero no quiere decir que todos sean iguales, y las pocas experiencias que tuve con gente religiosa fue horrible, fue escuchar sin parar que me arrepienta o me voy a ir al infierno por mis tatuajes y por fumar marihuana, mientras tanto yo no le veo nada de malo a hacerlo, no le hago nada malo a nadie con mis hábitos, a mis treinta años ya he probado casi todo y no me arrepiento de nada de lo que he hecho, sólo de lo que no hice, y no necesito a nadie que venga a decirme lo que está bien y lo que está mal, o lo que ellos dicen que está bien, porque según ellos es así la única verdad, cuando en realidad no jodo a nadie ni pienso hacerlo. ............................ —¡Con un carajo!. —estoy en mi auto esperando a que lleguen a la iglesia para hacer el bautismo, mi mamá es la primera en llegar porque le encantan todas estas cosas. —Hola hijo. —le doy un abrazo sonriendo. —Hola ma... No vienen más. —Es a las ocho, falta media hora y con los nenes se les complica donde son muy pequeños todavía. —No empieza aún pero ya quiero que termine. —me da un golpe en el vientre mirándome muy enojada. —Cambia la cara y respeta sus creencias Michel. —cuando me estoy por reír me para—. No te estés riendo ni haciendo caras. —Pero si no me la aguanto no me la aguanto. —Ya te hablé, no me hagas ahorcarte después porque no te críe así, no sé a quién saliste así de bochinchero. —Yo tampoco sé a quién salí la verdad. —me mira sería por lo que digo, no tengo ni idea de quién carajo es mi papá y siempre le hago el mismo comentario de que no tengo idea a quién salí—. Ahí vienen. —llegan todos y me traen a Ivka que es un cartílago aún de lo flaca que es. —Pensé que no venías. —le doy un beso a Ivka en la mejilla y le acomodo el vestidito hermoso que mi mamá me ayudó a elegirle porque no tengo mucho gusto es cosas de mujeres. —Naaa que va... Acá firme. —Bien... Entremos entonces. Me siento al lado de mi mamá y miro a todo mundo diciendo en mi mente los pecados que comenten y si sus caras los delata, me imagino a algunos abusadores; otros golpeadores; otros infieles; ufff, y no tiene fin la lista, aunque mi mamá tiene razón, debo respetar sus creencias aunque a mí no me respeten. Miro a Ara y no es aburrida, y Exe se ve feliz con ella y el batallón de hijos que están teniendo, no sé si ella es de esas que no se cuidan, pero no puedo negar que mi primo es otro desde que ella llegó a su vida, todo de él mejoró al cien y de ella en específico nada malo o feo tengo para decir, y como dice mi tío, aunque lo tenga me llenaría la boca porque lo haría de gusto con lo maravillosa que es con todo mundo, no solamente con su familia. —Hola. —miro al frente a una chica que me sonríe—. ¿Me dejarías alzarla?. —¿A la nena?. —Sí... Soy la madrina. —miro a Exe que con los ojos me hace señas que se la pase. —Creí que era mi prima la madrina. —Bueno, en realidad soy testigo porque la madrina no puede venir, me dijeron y dije que sí, así que la voy a reemplazar... Solo ahora, no es nada. —me paro y me sorprende lo alta que es, me llega casi a la nariz y eso me sorprende, las mujeres altas que conozco son las de mi familia ninguna más—. Soy Marina. —Nooo amiga, te mataron con el nombre. —alza las cejas poniéndose seria por mi comentario estúpido, mi mamá me mete un golpe en el culo donde esta atrás mío escuchando todo y carraspeo sabiendo que no debí decir eso desde un principio—. Bueno, dentro de todo es normal, nada más que yo jamás se lo pondría a una nena menos a mi hija si la amara ¿no?. —me mira a los ojos seria, no debe saber si mandarme a la mierda o hacer como si nada. —¿Me la pasas si o no?. —Sí. —cuando se va con la nena me siento en mi lugar con mi mamá que me da unos pellizcos por lo que hice, pero Exe se gira furioso. —¿Te haces pelotudo o qué?. —¿Qué? Nada más le dije la verdad, es horrible su nombre. —Que no te guste no quiere decir que sea horrible. —mi mamá me vuelve a pellizcar el brazo cuando me río—. Estas bastante grande Michel para hacer esas cosas ¿madura quieres?. —No dije nada, ¿ahora no me puedo reír?. —No de los demás nene. Me paro al lado de la chica y me río por dentro de las pavadas que habla el tipo este, y que todos aprueban como si fuera real lo que dice, ¡mierda!, encima no puedo pensar en otra cosa más que en reírme de él, quiero despejar mi mente y no puedo, miro a Exe diciendo, ¿todo por una mujer hace esto?, y sí, hace todo por el amor que le tiene, porque hasta donde sabía pensaba igual que yo y decía lo mismo que yo digo, pero de algo sí que estoy seguro, no daría mi brazo a torcer jamás, menos por una mujer. Nos sacan fotos y al fin nos podemos ir, vamos a la casa de Exe a comer una picadita por el bautismo, aunque ellos dicen que es presentación y para mí es una reverenda mierda, simple y llanamente eso, una mierda, así que espero que más adelante no tenga que ir a otra cosa más de este tipo, si es por Ivka voy a ir aunque espero que no se haga nada de lo mismo que se hizo en la iglesia porque no quiero estar dos horas intentado con sufrimiento pensar en algo más que no me queme las neuronas. —Exe ya me voy, mañana me toca trabajar. —¿Me haces un favor?. —No llevo a nadie. —aprieta los labios muy enojado, bufo mirando a todos lados—. ¿A quién quieres que lleve?. —A Marina. —la miro que habla con Ara y Anna de cosas de ellas seguro donde las tres van a la iglesia, niego enseguida al recordar la forma en la que me mira, siento que si tuviera un cuchillo con ella me lo clava porque con las miradas que me da, deja en claro que no me soporta—. ¿Qué?. —No creo que quiera que la lleve a su casa. —¿Por?. —Pregúntale... Si quiere la llevo, pero que sea rápido porque no doy más del sueño y no la voy a estar esperando. —habla un poco con ella y viene enseguida. —Dijo que sí... Que acepta que la alcances. —Bueno, que se apure. —saluda a todos y viene hacia mí. —Gracias por acercarme. —Mi primo me lo pidió, no salió de mí. —Igualmente gracias. —cuando salimos de la casa le apunto mi auto así sabe donde debe subirse—. Que lindo auto. —Gracias. —me da la dirección y vamos en un silencio incomodísimo donde no nos conocemos, paro en una casa grande y bastante cuidada—. Bueno... Acá vivo. —Sip... Es la dirección que me diste creo yo, así que sí. —Sí. —me mira sonriendo pero no con simpatía—. Diría que me encantaría volver a verte pero me enseñaron a no decir mentiras. —su sinceridad hace me ría a carcajadas y más sonríe. —Digo lo mismo bonita... Porque no quiero volver a verte. —Bien... ¡Que bueno!. —cuando se baja del auto se inclina un poco sonriendo—. Chao, y gracias de nuevo por traerme. —Chao. ........................... Voy con mi abuela que me pidió que la lleve al centro de jubilados a hacer unos trámites, va mirando los papeles de mi abuelo sin parar, no sé que debe hacer, pero ella hace todo el papelerío de los dos o mi abuelo hace cualquier cosa menos lo que lo mandaron a hacer, primero que no entiende nada según él, y segundo que es re mentiroso, haciendo que mi abuela se ponga furiosa porque después tiene que estar ella para todos lados y es el doble el trabajo que debe hacer para que le acepten los papeles como corresponde. —Llegamos abu... Ya te abro, aguántame un poco. —Dale. —la ayudo a bajar porque mi auto es muy bajo y la verdad no está para hacer demasiada fuerza—. Gracias hijo. —Agárrate de mi brazo. —Menos mal que pudiste acompañarme. —miro a todos los ancianos que vienen solos a estas cosas, a mi abuela no la dejamos sola y eso que no es tan mayor—. Los lunes y miércoles hay una chica que es súper amorosa y te ayuda en todo... Muchos vienen cuando esta ella por eso se re llena. —¿Y por qué esos días no más está?. —abro la puerta así salen otras señoras y mi abuela entra. —Es voluntaria... Esta acá esos días y después en el hospital. —Se debe rascar bien el ombligo para andar de voluntaria por la vida. —Ayuda a todos los que no podemos o nos supera la tecnología. —miro todo buscando un asiento libre así la siento, cuando lo encuentro la llevo ahí—. Yo creo que es muy necesaria su voluntada ¿no Michel?. —Sí, tienes razón... Quédate acá, voy a hacer la fila. —una vez acomodada en un asiento hago la fila para que la atiendan, en eso la veo, me empiezo a reír haciendo que todos me miren como si estuviera loco. —Siguiente. —Hola nombre horrible, pero que no me acuerdo cuál es, pero sí que era muy feo. —Hola quien no deseas encontrarte otra vez en ningún lado pero que igual tengo la desgracia de ver. —me mira alzando las cejas—. ¿Vienes a jubilarte? Porque te veo unas canitas por ahí. —¿De verdad tengo canas?. —me paso la mano por el pelo como si buscará las canas que dice que ve en mi cabeza—. Bueno, al menos ya no voy a trabajar más y voy a disfrutar un poco de la vida. —¿Con las jubilaciones que hay? No sé de qué trabajas pero hoy en día una jubilación no es nada. —mira atrás mío y seguro es por toda la gente que hay esperando—. ¿Te hago el trámite?. —Abu. —me giro y ya viene negando donde me olvidé totalmente de ella. —¡Buenos días!. —¡Buenos días señora! ¿Cómo está?. —Muy bien querida ¿y tú?. —Bien gracias. —me siento al lado de mi abuela así escucho todo lo que dice porque después debo mandarlo al grupo familiar así estamos todos al tanto de todo—. ¿En qué la ayudo el día de hoy?. ***** Marina. Me pone incómoda ya que no deja de mirarme y sonreír, es un tipo muy descarado y no tiene filtro, dice lo que piensa y se cree la gran cosa, eso ya me lo dejó en claro a penas lo conocí, no me gusta la gente como él, sé que la familia de Exe es de muchísimo dinero y también sé por mi trabajo que esas personas creen que se comen el mundo y ahora con este hombre lo confirmo, se cree que es él y nadie más en la vida, lo digo más que nada porque se cree con el derecho de decir lo que se le antoje y que se debe hacer lo que dice. —Bien. —sonrío satisfecha donde pude resolver todo rápido y sin problemas—. Ya está todo. —¿Qué más debo hacer?. —Ya está todo resuelto, no hay que hacer nada más, la mutual la puede usar como venía asiendo y ya no van a haber inconvenientes por lo que dice acá ¿no?. —me río nerviosa donde siento unos ojos azules que no me dejan de analizar—. También ya autoricé los medicamentos y puede pasar a cualquier farmacia a comprarlos ¿Puede comprarlos o le hago un papel de descuentos?. —sé que tienen mucho dinero pero no puedo dejar de preguntar—. Tenemos de hasta un ochenta por ciento, es una gran ayuda más para el precio de este que es el más caro. —No no. —niega con las manos enseguida—. Tranquila, podemos pagar los medicamentos, déjaselo a otras personas con menos recursos. —¿Seguros?. —eso me sorprende, las pastillas cuestan lo que una persona con sueldo promedio gana en dos meses o tal vez más, y ella debe comprarlos cada mes. —Sí... Gracias, fuiste muy amable en todo momento. —la señora saca una bolsita y me la da, sonrío porque siempre me dan regalos—. Un presente querida. —¡Oooohhh gracias, es usted muy amable!. —abro sacando una bufanda color rosa y verde, muy linda la verdad, pienso en que combina con varias cosas que tengo, me la pongo enseguida y se ríe—. ¿Cómo me queda?. —Todo te queda bien, eres hermosa. —las dos lo miramos por el comentario, se pone rojo de vergüenza, sale como un loco sin esperarla. —Bueno... Me tengo que ir, chao hermosa. —Chao, y muchas gracias por el regalo señora. Hasta las cuatro de la tarde trabajo atendiendo y haciendo mi mayor esfuerzo con los adultos mayores que les cuestan tanto los trámites de este tipo, y más con todas las trabas que el sistema les ponen para que no pueda utilizar los servicios como corresponden, que el médico no firmó, que el hospital no autorizó, que la farmacia pide otra firma, que la Mutual no cubre y miles de cosas más, pero estoy armada de paciencia y amor, así que mantengo la calma así ellos se van con sus cosas resueltas y tranquilos de que ya no deben volver, y yo feliz por ayudar a que puedan estar tranquilos de que sus medicamentos los van a tener cada mes sin falta. Camino con calma hacia mi casa cuando para un autazo n***o opaco un poco más adelante mío y yo apresuro mi paso porque no lo reconozco, en mi vida vi un auto de ese nivel, pero me trae mala espina, los tipos de plata son los peores, creyendo que con sus autos y dinero pueden hacer lo que quieran así que no quiero ni siquiera darles la dirección de alguna calle o se pasan enseguida. —¡Ey!. —sigo caminando hasta que oigo que se abre la puerta del auto—. Nombre horrible. —paro en seco y me giro, está riendo con los brazos abiertos sin moverse de al lado de su auto—. Asaaa que ya me reconoces. —¿Me estas siguiendo?. —Te llevo. —frunzo las cejas sin moverme del lugar, no sé que pensar con este muchacho, aún como que no logró descifrar como es en realidad—. Tengo el día libre... Vamos te llevo a donde quieras. —eso me sonó raro, miro a todos lados sin saber que hacer donde no lo conozco para nada, solo sé que es primo de Exequiel nada más—. ¿Ya almorzaste? Te invito. —Con que me acerques un par de cuadras de mi casa está bien. —Bueno... Vamos entonces. —rodea el auto y me abre la puerta de adelante. —¿Y tu abuela no va adelante?. —La pasé a dejar donde mi tío. —me subo y nerviosa me acomodo la pollera—. Y bien ¿Dónde quieres ir a comer? Son las cuatro de la tarde, pero algo deben tener por ahí. —Vamos a mi casa no más, no te hagas drama. —Bien, a tu casa entonces. —pone música y juego con mis dedos diciéndome que no debí aceptar, esto no lo hace una mujer decente diría mi abuelo, subirse a un auto con cualquiera no es de señoritas respetadas—. Sé que esta música no te gusta pero me dormiría con la tuya. —no digo nada, no quiero crear un conflicto tonto con él por la música y la falta de respeto que me hace al decir eso, asume que soy aburrida únicamente por la música que me gusta y que ni siquiera se tomó las molestias de oír—. Llegamos. —Uufff gracias, aún estaría caminando. —saca las llaves del auto y su celular, baja y ahí lo hago yo dudosa de que baje, ¿es que cree que lo invité a mi casa? —Y yo estaría comiendo cualquier porquería de algún lugar que haya encontrado abierto. —rodeo el auto mirándolo con los ojos gigantes—. ¿Por qué me miras así? ¿No sabes cocinar? Pido no tengo problema, ¿Qué quieres comer? Pido lo que desees. —No... Es que... —no sé que decirle donde estoy confundida en si lo invité o se invitó, negando abro la puerta de la casa—. Pasa. —Hola. —se agacha agarrando a mi perrito—. ¿Cómo te llamas hermoso?. —Freddy. —¿Como Mercury?. —El mismo. —se ríe y lo invito a sentarse—. Mi abuelo era fanático de él... Así que le puso su nombre. —¿Y dónde está tu abuelo?. —mira hacia todos lados como buscándolo, pero creo que es para chusmear mi casa—. ¿Duerme siesta?. —No... Murió hace dos años. —queda en silencio mirándome—. No te disculpes no pasa nada. —voy a la heladera sacando la última carne que me queda, la miro un buen momento hasta que decido guardarla para cuando tenga ganas de comer carne y así poder comer toda la porción sola—. Mejor hago algo para el mate, ya casi es hora de la merienda y comida a esta hora no da. —Si, lo que quieras, no soy quisquilloso para nada. —Bien. —agarro todo para hacer panqueques, lo más práctico y rápido de que se cocine—. Ya casi están. —pongo las cosas en la mesa y él agarra todo lo del mate. —Yo cebo. —Nooo. —corro las cosas negando—. No, los invitados no ceban. —Invitado que se invitó solo. —vuelve a correr las cosas a su lado—. Yo cebo, hiciste panqueques, ya tu parte fue hecha, ahora me toca a mí. —Está bien, solo espero que estén ricos. —Los mejores mates que vas a probar en tu vida... Vas a ver que no vas a probar otros iguales. —Lo mismo digo de mis panqueques. —¿Me haces uno?. —Aaaa, tengo unas bananas para que le pongamos. —las pico en rodajas y le hago un panqueque con dulce de leche y banana—. Prueba. —Dale. —come y asiente sonriendo. —¿Y? ¿Cómo estan?. —Están asquerosos. —le largo el repasador por la cara y se ríe con ganas—. Naaa, estoy bromeando están re buenos... Tienes buena mano se nota. —Gracias. —me preparo uno para mí ahora. —¿Y está casa es de tus papás?. —No... Me criaron mis abuelos. —le preparo otro donde en dos mordiscos se lo comió todo el primero que le di—. No sé nada de mis papás y cuando tenía cuatro mi abuela murió y mi abuelo quedó a mi cargo... Murió hace dos años y me quedé con la casa. —¿Por tu abuelo haces de voluntaria?. —Sí. —no se está burlando para nada de lo que digo, ahora si parece un hombre de su edad—. Lo maltrataban mucho cuando iba a hacer trámites que decidí hacer un curso y ayudar a los ancianos con los mismo problemas, y a las familias que se desesperan porque no les resuelven nada a veces... No es fácil tratar con ancianos, pero siento que todos son mis abuelos y los trato como a mí me hubiera gustado que lo trataran... Mañana me toca en el hospital. —¿Y qué haces ahí?. —Soy farmacéutica... Ahí no soy voluntaria, me pagan, pero atiendo a adultos mayores o personas con discapacidad también... Las demás chicas no tienen paciencia. —Creí que vivías del aire. —me río negando. —No me rasco el ombligo eh. —se pone serio y yo también pero un poco asustada por la reacción inesperada—. ¿Dije algo mal?. —¿Me escuchaste hablar con mi abuela?. —¿Eh?. —cuando caigo en lo que dijo me enoja, pero me mantengo calmada—. ¿Creías que me rascaba el ombligo?. —le devuelvo el mate y ya estoy seria, pero de enojo donde es un idiota. —Discúlpame, fue un comentario estúpido. —toma dos mates más y se para—. Mejor me voy no debí venir. —me quedo en la silla sintiéndolo irse, cuando su auto se aleja suspiro. —Y espero no vuelvas. . . 1° Mi Salvación. 2° Liberame. 3° Revivir. 4° Mi Pequeña Obsesión. 5° Otra Oportunidad. 6° No Me Sueltes. ■ 7° No Te Soltaré. 8° Insegura. "letras rojas". 9° Insegura. "Letras azules". 10° Cuídame. 11° Tocando el Cielo. . FB: Carla Alonso Escritora. IG: Escritora Carla Alonso.

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