Capítulo 4

4256 Words
Marina. Miro un buen rato la foto de perfil del w******p de Michel analizándola, ¿es así de atrevido siempre o le gusta mostrar su cuerpo? Vaaa que va, si lo tiene que lo muestre, es un hombre apuesto en la flor de la vida, se mantiene bastante en forma, en perfecta forma diría, y lo que más me llama la atención de la foto, son sus tatuajes, por obvias razones sé que los tiene ya que lo vi en remera y las manos también las tiene tatuadas, así como el cuello y las orejas, pero el que tiene en el pecho y vientre es enorme, una cara de una bestia con colmillos enormes y mirada aterradora, ¿tendrá un significado para él? Seguramente y más que obvio que si los tiene cada uno de ellos, porque no creo que se ponga en su piel algo que no tenga significado alguno, pero lo que analizo es el porque tatuarse una bestia demoníaca así, según escuché a las nenas de Ara es que Exequiel tiene una calavera gigante en la espalda y ellas dicen que las asusta mucho cuando lo ven, son dramáticas pero Ara me dijo lo mismo, que a los nenes le aterra el dibujo que tiene Exequiel en la espalda, y que cuando se conocieron ya lo tenía, faltaban unos retoques que se los fue haciendo cuando ya estaban juntos y que debe ir retocándose a cada tanto varios de los que tiene, con Michel supongo que debe ser lo mismo. Marina—. Hola... ¿Te molesto? Marina—. ¿Estas ocupado?. Michel—. Holaaaa... Nono, no me molestas para nada. Marina—. Disculpa, sé que estas trabajando pero quería invitarte a merendar en mi casa. Michel—. No es molestia de verdad... Y me encantaría ir; Michel—. ¿A qué hora?. Marina—. Y no sé, cuando salgas de trabajar venite si quieres, yo te espero. Michel—. Dale... Tipo cinco estoy ahí. Marina—. Te espero... Besitos. Michel—. Uufff esos los quiero cuando llegue eh... No me dejes con las ganas. Termino de almorzar y sigo atendiendo, hace una semana tuvimos la cita mas hermosa de todas en donde desde ese día nos escribimos a diario, nos contamos nuestros días y que es lo que nos gusta, son charlas que parecen no tener fin y que a la noche nos quedamos hasta tarde, hasta decimos la música que nos gusta y pelis que hemos visto, no sé que somos y no sé si vamos a llegar a algo pero bueno, en la vida hay que arriesgarse me decía mi abuelo siempre, hay que arriesgarse sino es aburrida la vida y siempre vas a vivir con el, "¿qué hubiera pasado si hacia esto o lo otro?", es mejor arrepentirse por algo hecho que por algo que no nos animamos a hacer. Acomodo todo lo que hice en la mesa y lo espero, hice muchas cosas, me esmeré mucho poniendo todos mis conocimientos en cada preparación porque lo quiero impresionar, no quería nada comprando porque es muy básico, así que termino cansada pero felíz con los resultados, miro el reloj a cada rato y ya son las seis de la tarde, no quiero escribirle y parecer densa, tal vez tuvo una urgencia en el trabajo por eso la tardanza ¿pero debería avisarme no? Porque me esta dejando plantada y muy humillada la verdad, porque me hice ilusiones de algo que parece que sólo de mi parte iba. A la noche se me caen unas lágrimas al ver que todo este tiempo estuvo conectado pero no me mandó nada, bueno, parece que confundí las cosas y los mensajes que me mandaba, no me di cuenta de que no quiere nada serio como decía, tal vez pensó que soy como las demás con las que ha estado, que por una salida me iba a acostar con él y como yo no lo hice lo debo haber aburrido, desechando la idea de seguir conquistándome. Dejo el celu en la mesita de luz en silencio ya que me llamó y no quiero que oiga mi voz distorsionada por la angustia, cierro los ojos con fuerza intentando de que no me duela lo que esta pasando, pero no lo logro, la desilusión amorosa duele, pero no sabía que a este extremo de querer quedarme en la cama y no salir nunca más. ................. —Ey... Marina espera. —me giro a verlo, no nos vemos hacen días y no le respondo ningún mensaje y no lo atiendo cuando va a mi casa—. Hola... Te escribí millones de veces. —Si. —No pude ir ese día Yo... Me olvidé ¿si? .—mueve las manos para todos lados con desespero—. Cuando reaccioné eran las once de la noche y hasta fui a tu casa pero no me atendiste. —Me dormí temprano, siempre duermo temprano. —Ey discúlpame de verdad lo digo, pero no me sigas esquivando por favor, intento solucionarlo pero no me dejas, te cierras sin escuchar nada. —lo miro fijo con ganas de llorar, ese día del enojo tiré todo y hasta el día de hoy me arrepiento porque podría haberlo llevado al hospital y que los chicos en pediatría lo coman, pero el enojo y la humillación fue mas grande que todo lo demás. —Yo... Creo que esto no debería pasar mas. —No va a pasar, estoy de acuerdo, de ahora en mas voy a ser más atento. —sonríe asintiendo como que me quiere convencer de lo que él no se convence—. De ahora en mas voy a poner alarmas para cuando quedemos así no te dejo clavada nunca más. —No hablo de eso Michel. —¿Entonces?. —Yo creo que no deberíamos vernos mas. —¿Por? ¿Me propasé?. —abre los ojos gigantes—. ¿Te ataque de alguna forma?. —No no... Es qué... —me pongo muy nerviosa, no sé cómo abordar esto, es mi primer ¿amorío? no tengo idea de como se hace—. Somos muy diferentes... Mucho y no siento que vayamos a ningún lado, una sola vez salimos y fue como el choque de culturas que tenemos y... —¿Y qué? ¿De qué hablas?. —su cara se pone dura donde esta enojado. —Yo... Creo que con el beso me confundí. —¿De qué forma? Se mas clara Marina que no soy un pendejo. —Yo confundí en que podíamos tener algo... Algo como un noviazgo y tal vez no... —se ríe negando, creo que metí la pata, ¿ósea que era solo de mi parte todo el tiempo?—. ¿Querías una amistad?. —No sé si noviazgo porque realmente para la edad que tienes te falta madurez... Sinceramente te lo digo y de buena honda, ¿Un noviazgo sin conocernos? ¿Sin siquiera tener mas que un beso de mierda?. —me voy para atrás con eso porque para mi no fue un beso de mierda, ¿Dónde quedó el hombre tierno y que me hacia reir? fue como una cachetada lo que dijo—. Hoy en día eso no pasa... Hay otras cosas a tener en cuenta Marina, no un beso que no significó nada. —¿Cómo acostarnos?. —Es una las cosas a tener en cuenta. —Pero me dijiste que querías ir lento conmigo. —Y lo quiero ¿pero un noviazgo?. —mis lágrimas me nublan la vista por el desprecio de sus palabras hacia mi persona—. Sé lo que quieres, eres igual que Araceli queriendo esas mierdas de formalidades y no soy como Exequiel que hace todo lo que le dice. —Yo... No estoy entendiendo nada Michel... Al final no sé ni de que estamos hablando. —me paso la mano con enojo por la cara donde no pude retener las lágrimas—. ¿Crees que te voy a pedir que nos casemos? ¿Estas loco?. —Mira. —se pasa una mano por la cara con frustración—. Me olvidé ¿si? Estuve como un idiota atrás tuyo todos estos días, me dejaste como un idiota rogándote. —Yo no te dejé nada... Al menos me hubieras avisado. —Te estoy diciendo que me olvidé carajo, ¿Qué mas quieres que te diga?. Doy media vuelta y camino sin mirar atrás porque no puedo creer que permití que me hablará de esa forma tan despectiva sobre mi y Ara, como que por ser cristianas somos estúpidas y por creer en una relación sería somos ignorantes y hasta habló mal del primo, como que es un estúpido todo por ser un buen esposo, todo por hacer los deseos de su mujer cosa que no esta nada mal, solo que al ser de una religión nos ven como estúpidos, y sentí muy clarito que me trataba de estúpida porque eso la mayoría de la gente me lo dice y él es uno más de la lista, aprieto mi bolso y mis lágrimas caen de bronca, soy una tonta de la cabeza a los pies, no puedo creerlo, el primer hombre que se me acerca y terminamos así, discutiendo por cosas que no iban a llegar a nada en medio de un parque donde había mucha gente mirándonos siendo la atracción del momento y que van a llevar el chisme a sus casas. En el hospital me siento fuera del consultorio a esperar que me llamen, miro mis manos pensando en que me van a hacer ahora, ya estoy cansada de esto, quiero que se termine de una vez por todas pero cada vez parece ser mas eterno, como que me hacen algo y después salen con mas cosas que debo hacer en donde se hace todo muy complicado, debo pedir permiso en mis trabajos para hacerme los análisis y después asistir a la consulta asi me ven los estudios. —¿Almendra Marina?. —Si. —entro y saco del bolso la ecografía abdominal que me mandó a hacer—. ¿Cómo esta?. —¿Bien y usted?. —Bien. —Déjame ver la eco. —mientras las mira me va preguntando cosas de mi vida diaria—. ¿Eres una mujer activa sexualmente?. —Emmm. —me pongo roja y ella se rie—. Sig. —Bien... La Eco no me mostró nada así que vamos a tener que hacer una vaginal. —¿Ahora?. —No. —Dios, que susto me pegué creyendo que me la iba a hacer ahora la eco—. Debo darte otro turno porque debo pedir los equipos. —escribe en la compu mientras habla y yo respiro volviendo a la normalidad—. ¿Podrá ser el viernes?. —Si. —No faltes... La última faltaste, debemos ver que pasa con tus ovarios Marina... No es normal tu situación y quiero descartar cualquier anomalía, eres joven con una vida por delante y es tu salud. —Lo sé, solo que no me dieron permiso para venir. —mentir no es mi fuerte. —Bien. —me da un papel en donde esta detallado todo el procedimiento que va a hacer ese día—. El viernes a las ocho te espero. —Gracias. Voy a mi trabajo ya que pedí unas horitas para hacerme atender y ahora debo informar que el viernes tengo turno de nuevo para volver a verme, pero estoy en otro mundo, no puede hacerme la ecografía vaginal si soy virgen ¿no? Entonces ya me las mandé, le dije que soy activa sexualmente cuando la realidad es todo lo contrario, ¿Qué hago? Si falto a esa cita otra vez me va dejar de atender, confesarlo no lo voy a hacer, me voy a morir de la vergüenza y siento que mi orgullo va a ser pisoteado cosa que nada que ver, pero tampoco puedo salir a la calle viendo quien me saca lo virgen, Dios, ¿Qué hice?. ................. En mi casa miro la tele apagada sin saber que hacer, en tres días me hace la eco y yo no sé que hacer, me rompo la cabeza pensando y debo hacerla, lo tengo que hacer para ver que es lo que está mal en mi cuerpo, todos los estudios que me hacen salen bien pero sigo mal con mi periodo, sé que esa ecografía es la que necesito, no hay otra forma, si la hubiera me la haría pero no, solo la vaginal y estoy aterrada. Marina—. Hola... Te pido mil disculpas por lo de la tarde y lo que dije. Marina—. ¿Podrás venir a mi casa así hablamos bien? ¿Es mucha molestia?. —me muerdo las uñas esperando, cuando aparece el escribiendo se me contraen las entrañas. Michel—. Yendo. Marina—. ¡Te espero!. ***** Michel. Cuando llego a su casa no sé ni que pensar, ya no sé nada sinceramente y ni siquiera sé el porque estoy acá otra vez después de todo lo que nos dijimos en la tarde, pavadas sinceramente porque los dos actuamos mal, no parecíamos las personas con la edad que tenemos, sino unos adolescentes en sus primeros amoríos actuando por impulso mas que con razonamiento. No alcanzo ni a golpear la puerta de su casa que abre y se tira a mis brazos besándome, eso me sorprende pero me gusta, es media torpe para besar pero si que me calienta como nadie, la alzo del culo haciendo que envuelva sus piernas en mis caderas y así entro a las casa cerrando de una patada la puerta, la impulso hacia arriba donde sentía que se me caiga y ahí la agarro mejor pero eso mismo hace que nos dejemos de besa. —Ooggg. —me besa el cuello haciéndome delirar. —Última puerta del pasillo. —¿Eh?. —la bajo cuando hace el intento de levantarme la remera como puede. —Mi habitación. —vamos a los tropezones hacia su habitación donde tira del borde del pantalón guiándome, le aflojo el lazo de la pollera haciendo que se suelte quedando en bombacha—. Oohhh Dios Marina. —No pares. —esta desesperada donde se me tira encima intentando besarme en todos lados—. Por favor no pares. —No... No lo voy a hacer... Por nada del mundo voy a parar ahora que voy a tenerte para mi. Le saco la remera y ella me desabrocha el pantalón, quedamos en ropa interior los dos y su piel pegada a la mía es una lava que me esta encendiendo y nada me puede apagar, la recuesto en la cama subiéndome arriba enseguida apoyando mi cuerpo con el de ella porque no quiero dejar de sentirla, por Dios no puedo, se retuerce haciéndome jadear porque genera un escalofríos terrible en mi, dejo sus pechos libres pero no puedo saborearlos bien porque me baja el bóxer agarrando mi pene y dejándome sin aire porque no para de mover la mano, ¿alguna vez estuve así de excitado? La miro y me digo, ¿pasaron otras mujeres por mi vida? Porque si lo hicieron no las recuerdo para nada, es como que es la única mujer en el mundo, la cuál me tiene en sus manos como se le da la gana y me entrego, que haga de mi como le parezca. —Dios. —Ahora. —aprieto los dientes fuerte donde no deja de acariciar mi pene—. Estoy lista Michel, no me hagas esperar por favor. —Ooggg... Yo... No tengo preservativo... Yo... No traje, no pensé para nada que iba a pasar esto perdón. —Yo tengo uno. —lo saca de la mesa de luz pasándomelo, temblando y transpirando como loco me lo pongo—. Rápido. —Si... Ya, espérame un segundo. —pone las manos en mis hombros y ahí me guio a su interior, entro de lleno largando un gemido de agonía y ella grita dejándome duro—. Qué... —No... No. —envuelve las piernas en mi culo cuando hago el intento de salir de ella—. Sigue, no pares. —Pero... —No me dejes. —sus lágrimas caen, está temblando como si estuviera muerta de frío pero en este caso es de dolor, dolor por la perdida de su virginidad, dolor porque soy el primero dentro de su cuerpo—. No ahora por favor. —No... Yo... —intento llevar aire a mis pulmones pero me cuesta. —Michel por favor. —Si... Solo. —parece que le va a dar un ataque de lo desesperada que está—. Cálmate no estés así, cálmate un poco o te va a doler mas si no te relajas y si te mueves así. —Esta bien. Le seco las lágrimas y siento que es un sueño, ¿una mujer virgen conmigo? No puedo creerlo, no soy mujeriego para nada, ella es mi segunda mujer a mis treinta años, pero es mi primera virgen, y esto se siente bien, demasiado bien realmente, me gusta experimentar en el sexo e hice de todo con mi anterior novia, creo que ella fue la que me hizo como soy porque estaba loca, le gustaba hacer de todo y yo probaba sin problema cada una de esas locuras que se le ocurrían, pero ahora que está mujer está debajo mío totalmente confiada en mi, esta mujer que me eligió para ser el primero en su vida, hasta me hace dudar en si lo que hacíamos con Caro estaba bien, yo creo que si porque experimentamos en nuestra intimidad, pero me genera cierto rechazo pensar en esas cosas ahora, como que hay una pizca muy grande de arrepentimiento en mi porque debí reservar algo para otra persona no dárselo todo a una sola, ¿Qué le puedo dar a Marina que mi ex no halla tenido de mi? Sexo anal porque fue lo único que nunca le di permiso de hacerme, porque ella me insistía día a día en que me deje, hasta un día llego con un cinto con un pene y no paraba de insistir que me deje pero prefiero que me pise un tren antes de si quiera me tocara el ano, esa era una más de nuestras peleas en el sexo, ¿pero después de eso? no tengo nada nuevo que darle a Marina. Voy con suavidad y calma, quiero hacerlo bien, quiero que lo disfrute no que tenga dolor y creo que lo estoy logrando, cada vez que entro en ella gime apretando un poco mas sus dedos sobre mi, pero ya no hay lágrimas, solo hay gemidos que me encienden hasta lugares impensados, voy un poco más rápido y duro porque tierno y suave ya no puedo, sus ojos se abren en gran manera demostrándome que siente lo mismo que yo, que esto es de otro universo, hay algo ahí que me dice que esto no es solo una cogida de una noche como creí que iba a ser cuando me atacó en la puerta, no, esto es algo mas, y siento que me estoy tirando de cabeza con ella y quiero que sea el mejor clavado de mi vida. —¿Estas bien?. —sonrío viendo como se va quedando dormida de a poco súper cansada—. No te duermas Mari... Dime si estás bien por favor, o no voy a quedar tranquilo. —Estoy de maravilla. —le doy unos besos que intenta seguirlo pero no lo logra, quedó muerta. —Bien... Duerme preciosa... Estuviste de maravilla, ahora es mejor que descanses. —dejo el preservativo a un costado de la cama y la abrazo tapándonos con la sabana. —No te vayas. —la aprieto con más fuerza donde ni se me había cruzado por la cabeza irme. —No me voy a ir... Me quedo acá porque no quiero dejarte nunca. —Yo tampoco quiero que me dejes. —beso su hombro y suspiro de gusto. —Durmamos mami que lo necesitamos. Abro los ojos sintiendo su cuerpo pegado al mío, la miro ya que estamos frente a frente, es un ángel durmiendo y más loco no creo que pueda estar, no ronca, no esta despeinada, no tiene mal aliento, ni tiene la cara deforme, ¿acaso es de verdad está mujer? ¿o de verdad es un ángel?, hasta debo pasar mis dedos por su cara para decirme que es real y no un producto de mi imaginación, que por momentos creo que es así, un producto de mi imaginación que compartí este momento con ella. Me levanto a hacer el desayuno, son las seis de la mañana, mi reloj natural esta puesto, no hace falta que ponga alarma, desde que iba a la facultad nunca más usé reloj, antes en el secundario me despertaba mi mamá, pero después sólo hasta que ya me despertaba antes que el reloj y pase a ni siquiera ponerlo, me doy un baño ya que no alcanzo a ir a mi casa a cambiarme, voy a tener que ir con la ropa que vine que es ropa normal, en el trabajo uso guardapolvo así que no pasa nada, pongo la pava y miro que tiene para comer en la heladera y los estantes, miro la mesa donde hay un papel, me debato un buen rato en si leerlo o no hasta que decido ver que es, lo leo y es un turno ginecológico, no sólo eso, sino que es una ecografía Endo-vaginal, frunzo las cejas pensando en si tiene algún problema grave ya que dice urgente con letras grandes y rojas. —Hola. —Hola. —sonrio viéndola, esta con un vestido ligero y simple, no puedo creer lo nervioso que me pone—. Fui un poco atrevido porque me di un baño ya que no alcanzo a ir a mi casa a cambiarme, menos a ducharme. —No pasa nada, es un baño no es molestia. —se sienta con cuidado donde le debe doler bastante, y yo ya tengo todo listo para que comamos. —¿Cómo estas? ¿Duele?. —No... Estoy bien gracias. —asiento y comemos en silencio, le pego unas miradas analíticas ya que hace tiempo que no comparto un desayuno con una mujer—. Esto es incómodo. —Si. —nos reímos y me tapo la cara avergonzado—. Somos grandes, no tenemos que actuar de esta forma, es normal que dos personas que estén juntas desayunen. —Bueno... Eres el primero con el que desayuno y comparto intimidad. —La segunda. —alza la mirada con sorpresa, como que no lo cree. —¿De verdad?. —Si... Mi segunda mujer y se siente raro. —¿Te di asco?. —¿Que? Nooo. —agarro su mano besándola porque lo dijo medio como que no sabía que hacer si decía que si—. Se siente raro ya que nunca me sentí así como me estoy sintiendo. —Aaa... Que alivio. —miro el papel y se me cruza algo por la cabeza que no me gusta nada la verdad. —Emm. —desparramo dulce en mi tostada mirándola de reojo—. ¿Te hago una pregunta?. —Dime. —Leí ese papel sin querer pero como estaba en la mesa no sabía si tirarlo o no ¿Tienes algún problema?. —¿Este?. —le da una repasada con la vista para saber de que hablo—. Aaa es un turno... Aun no sé pero debo ir a ver que pasa. —¿Pero por qué fuiste al médico?. —Porque empecé a andar mal con el periodo... Y me sentía media mal como que nunca pisaba nada firme y lo relacioné con el tema de mi abuelo ya que en ese tiempo estaba internado y yo con parciales, pero fui y aún no saben que puede ser ya que me hicieron análisis y descartaron muchas cosas, queda solo los ovarios dice la ginecóloga. —¿Pero que te hacen?. —Una eco... Ya me hice la abdominal y no salió nada. —¿Queda la vaginal entonces?. —Si. —la miro tirándome al respaldo de la silla diciéndome que es lo que creo. —¿Hace cuánto deberías habértelo hecho?. —Y hace un año y medio. —no para de comer y tomar de su té donde se levantó con mucha hambre—. ¿Por qué tantas preguntas?. —Y volvieron los síntomas ahora ¿no?. —Si. —¿Y no podían hacerte la vaginal por ser virgen?. —queda dura y después me mira con lágrimas en los ojos—. Lo que pienso no me esta gustando Marina. —deja las cosas en la mesa y nos miramos a los ojos. —¿Si te lo pedía lo ibas a hacer?. —¿Entonces solo fue por conveniencia?. —Nooo... Lo quise. —Pero justo el viernes tienes el turno y no podías hacerlo. —Eres el único al que conozco. —Pero vete a la mierda. —me paro tirando la silla en el envión—. Con un carajo Marina. —agarro mis cosas y salgo, manejo furioso y cuando paro me apoyo en el volante dándome cuenta que estoy llorando—. La puta madre. . .
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