Capítulo 3

4378 Words
Michel. Corro al baño riendo de lo estúpido que me siento por hacer esto, pero me saco una foto en el espejo del baño y la pongo de perfil del w******p porque la había sacado así le sacaba una buena foto a las nenas y la iba a poner, o de lo mas ambicioso era sacarme una con los cinco pero no se pudo donde estaban locas y los bebés durmiendo, y porque si los pongo a ellos debía poner la de los demás hijos de mis primos o se enojaría mucho por hacer preferencia, pero con una foto mía de mi torso desnudo va a ser mejor, con esto la voy a tener a mis pies ya que estoy sin remera mostrando mi físico, se le va a caer la baba estoy seguro de eso, pero recibo mensajes de mis primos y tíos burlándose de la foto que subí aunque no me importa, ya me lo esperaba desde que me la saqué la foto, no podía bloquear a todos para que solo ella me vea, pero los paso de largo esperando el mensaje de ella que no llega. Michel—. Ya puse foto. —me muerdo los labios esperando su respuesta, cuando aparece el escribiendo me pongo nervioso, golpeo la cama con mis pies riendo como un nene en su primera vez encarando a una mujer y me tiemblan las manos. Marina—. Ya sabia quien eras... El nombre que te pusiste me lo dice todo. Michel—. Aaa vamos, si deseas llamarme así, te ahorré las vergüenzas de decirlo que ya puedes decirme así sin problemas, te doy permiso. Marina—. ¿?. Michel—. Soy un amor reconócelo. Marina—. ¿?. Michel—. ¿Qué haces mañana?. Marina—. Trabajo. Michel—. A las ocho de la noche paso a buscarte así vamos a cenar. Marina—. Tengo iglesia no puedo. Marina—. Me voy a dormir que descanses. Quedo mirando el celu en como me cortó la cara sin siquiera ser mal educada y ni siquiera un, "hasta mañana" como sugiriendo que nos volvamos a escribir, nada, me voy a dormir y punto, no me jodas más, pero no tengo pensado hacerlo, si supiera que donde pongo el ojo pongo la bala se asustaría, y si que le puse el ojo a la enojona esa, y juro que no me voy a dar por vencido para nada, aunque hay algo que si tengo muy en claro, si ella me dice directamente que no quiere nada me hago a un lado, pero por ahora siento que me está histeriquiando más que diciéndome que la deje en paz. ......................... Estoy en el trabajo pensando en Marina, en como se ve tierna cuando la hago enojar, o como se pone roja con una palabra subida de tono, es un encanto realmente, súper tierna y muy dulce que llama a cualquier pervertido como yo a querer tenerla, no soy sádico ni nada de eso, más bien que me gusta experimentar en el sexo y yo creo que está tan reprimida que el día en que logre sacar esa mujer de adentro de ella la voy a hacer un fuego de mujer, aunque esa dulzura y encanto quiero que sigan estando, hay que saber hacer la diferencia principalmente o después te conviertes es una persona totalmente diferente a la que eras, hay que aprender a dejar el juego en la habitación, cosa que a mi ex novia no le pasó, no supo hacer la diferencia. —Carajo. —doy un golpe en el mesón con fuerza cuando me doy cuenta de lo que estaba pensando—. ¿De verdad pensé eso?. —todos me miran alzando las cejas donde los sorprendí a todos, más bien los asusté donde estábamos en silencio—. ¿De verdad? Ustedes pueden creer que pensé que una mujer que me clava el visto... Que me corta la cara. —voy apuntando con los dedos todas las cosas que me hace—. Que le parezco un pelotudo ¿pienso que es un encanto una mujer que piensa eso de mi? Yoooo. —me apunto el pecho mirándolos a todos—. Pensé que es un encanto ¿pueden creerlo?. —Y debe serlo Michel o no pensarías así de lo contrario. —Pero vamos. —abro lo brazos sacándome las gafas de protección—. ¿Ustedes me ven a mi hablando pavadas así? ¿y más diciendo que una mujer que me ignora es un encanto?. —Entonces te atrapó. —miro a Miriam, la única mujer de mi equipo con mala cara—. No me mires así... Te atrapó o no hablarias así si eres un pelotudo de primera calidad. —se gira a seguir con la computadora donde esta pasando información—. Y dale loco que no me quiero quedar ni un minuto mas todo por tu culpa. —me pongo las gafas escuchando las risas. —Te pagan horas extras bocona. —No me importa, me quiero ir ¿acaso no lo entiendes?. —Debe andar con el periodo. —le digo afirmando a Horacio que esta a mi lado, se agacha y siento el golpe en mi cabeza—. AAAGGGG MIERDA. —Dale, dilo de nuevo. —agarra un tubo de ensayo y alzo las manos. —Ni se te ocurra. —la apunto medio temblando donde si que cuando se enoja es de temer donde larga lo que tiene al alcance de las manos—. La última vez me cagaron a pedo a mi por tus arranques de histérica resentida. —lo larga igual pero lo alcanzo a agarrar—. Bueno mujer, que esto sale muy caro y me lo van a descontar a mi del presupuesto que estoy pidiendo. —Con razón esa mujer inteligente te corta la cara... Eres un pelotudo Michel. —Dios, no se puede decir nada hoy en día... Todo las ofende. Somos cinco en mi equipo, y nadie puede entrar a mi laboratorio sin mi permiso, solo los cinco tenemos la clave de acceso nadie más, y no porque no confíe en mi familia, no, el tema es que me contaminan todo y yo y mi equipo sabemos lo que tenemos y como lo tenemos, no necesito a ningún curioso tocando cosas que no debe y moviendo de lugar lo que sabemos donde esta y como está para cuando necesitamos algo de forma urgente, entonces no tenemos que andar buscando nada, otra cosa es que soy el jefe acá, Julián sería el jefe de los jefes, Exe es jefe de construcción, Yas de humanidades y es arquitecto también, Hardy de Economía, Enrique de abogados, Ale de márquetin, Vale y Celeste de diseño y yo de investigación, tengo mi presupuesto así como todos lo tenemos y nosotros cinco estamos de maravilla y porque puedo pagarles una buena suma, entonces trabajan alegres y con eficacia, más que nada con compañerismo y tranquilidad, no hay presiones de nada, eso si, trabajamos como burros las doce horas en las que estamos, hasta a veces debemos viajar para traer muestras o usamos laboratorios para sacar muestras de inmediato. Cuando salimos voy en el ascensor revisando mi celular a ver si Marina me escribió algo pero no hay nada, para unos dos pisos más abajo y sube Yose con su novia a los besos, no sería nada eso pero son esos besos que se les ve hasta las amígdalas y medio que me da repugnancia mas al ser mi prima la que me da esa imagen. —¡Aagggg Yose carajo!. —me da un golpe y se lo devuelvo ya que es como un hombre más de lo machona que es, hasta se viste de hombre y usa el pelo corto—. Es súper ardiente pero no cuando es tu prima. —Cállate idiota. —Pero eso déjenlo para lo privado ¿Porqué carajo debo ver sus lenguas?. —hago como arcadas y se ríen, pero son arcadas de verdad no de chiste—. Hablo en serio no jodo, y eso que soy tu familiar imagínate los demás, no tenemos porque ver esas cosas. —Tienes razón no nos dimos cuenta. —bajamos y se van por su lado—. Nos vemos bocón. —Si si. —alzo la mano despidiéndolas mientras busco el número de Ara—. Cuando se empiecen a quejar de que dos degeneradas están ahí que tienen relaciones en un ascensor publico búscame así me rio en tu cara, y te aseguro que va a llegar a oídos del tio Hardy. —Idiota, no le digas nada. —voy al comedor a buscar algo de comer porque no doy mas. —¿Si?. —¿Ara cómo estas?. —¿Bien y tu?. —Bien. —agarro un sanguche de milanesa que me llama la atención—. Sabes que te quería preguntar a que hora es la iglesia. —¿Vas a ir?. —Si. —el hombre de la caja me mira alzando las cejas pero Ara suena más sorprendida que este tipo. —Empieza a las ocho... Si quieres te esperamos, hoy Exe va. —Nono. —le doy el billete al hombre así me cobra y deja de chusmosear—. Voy solo, sé como llegar. —Dale... Me alegra mucho saber que vas a ir, de verdad lo digo. —Gracias hermosa. —guardo el vuelto asintiendo—. Nos vemos ahí. —Dale, besitos. —salgo comiendo el sanguche y llamo a mi mamá. —Hola mami. —Hola hijo ¿Cómo estas?. —¿Te quería preguntar que me puedo poner para ir a la iglesia?. —voy caminando al garaje de la empresa a buscar mi auto—. Osea, para la presentación de Ivka, Exe me dijo pero ahora no es una presentación y no tengo idea la verdad de que seria adecuado llevar. —Y un jean y una camisa tranqui. —no me pregunta el por que quiero ir aunque lo debe saber de sobra y agradezco que no pregunte—. Puedes ponerte zapas blancas o esos zapatos cremitas que te regalé. —¿Dices que un jean n***o y una camisa negra va? O una camisa media color piel que tengo. —Mejor esa, todo de n***o no va Michel, vas a la iglesia no a un velorio. —Bien... Te mando foto a ver como me queda y me dices a ver si da o no. —Dale. —me subo al auto escuchando lo que dice—. A Marina le vas a fascinar. —Eso espero porque ya no sé que mas hacer para que me de bola. —Y remarla hijo ¿Qué mas? No puedes pretender quedarte de brazos cruzados a que se dé todo sin hacer nada. —Tienes razón... Besitos gracias. —salgo en mi auto y veo a Miriam parada en la vereda de la empresa con su celu en la mano—. Ey Miri, vamos te llevo. —Dale. —me sé el camino de memoria donde la llevo casi a diario. —¿Cuándo vas a comprarte un auto? Tu novia siempre te deja plantada mujer, deberías pensar mejor de que si ya es costumbre no la esperes. —Voy a comprarme un auto, ya anduve viendo precios... Obvio no como este autazo porque viste que eres un Weishler. —¿Y qué tiene que ver? Trabajo como todo mundo nena... Prejuiciosa a demás de loca resentida ¿Qué mas?. —Deja de decirme resentida idiota. —me cubro con mi brazo donde me golpea. —¿Loca si?. —Que idiota... Pobre la loca que te dé bola porque hay que fumarte con tus estupideces. —Soy un amor mami, que te falte un tornillo no es mi problema. —DEJAME DE JODER. La paso a dejar a su casa porque anda con una piba que le dice siempre que la va a buscar o dejar a algún lado y resulta que nunca llega, la deja siempre plantada en todos lados y fuera de joda, Miriam es un amor de mujer, puedo joder sin parar con ella ya que es mi amiga a parte de compañera de trabajo, hace añares que la conozco, desde la facultad para ser exactos y está nueva novia la tiene como quiere, la usa como se le viene en gana y ella no entiende que no debería ser así, pero esta ciega. Una vez que la dejo en su casa desde ahí me voy al gimnasio, mientras entreno pienso en la ropa que tengo y que me haga ver como una persona decente y con intensiones serias así Marina no se sigue alejando de mi, y ve que realmente soy un hombre presentable, no un idiota que se toma todo como un juego que es lo que le he hecho ver en este tiempo. ............ Desde adentro del auto los veo llegar a todos, se saludan y abrazan riendo y eso me deja sorprendido, ¿no son los religiosos personas amargas? Creía que veían todo de forma trágica que es lo que los he escuchado hablar, las veces que los he escuchado lo único que dicen es que me voy a ir al infierno y que soy una desgracia para Dios. Quedo prendido cuando la veo aparecer, tiene un vestido floreado en tonos rosas claros y oscuros que la hacen ver muy linda e inocente, le llega por debajo de las rodillas y le tapa bien todo, no se le marca nada cosa que hasta que la veo a ella me agrada, siempre me gustaron las mujeres que muestran, esas que están orgullosas de sus cuerpos o los que lograron tener, pero que no se tapan sino que dicen, "acá estoy yo", pero ahora que la veo me gusta que lo que tiene no lo vea nadie mas, se rie y charla con todos mientras van entrando, me tiro hacia atrás diciéndome si esta bien que haga esto, ¿esta bien que venga y quiera salir con ella? ¿Y si después que me dé el si no me agrada? ¿O si me rechaza del todo? ¿Qué voy a hacer?. ***** Marina. Me arrodillo a orar como todos en la iglesia cuando siento que alguien se gana a mi lado, debe ser alguna joven que no quiere estar sola ya que siempre las solteras nos sentamos con mujeres solteras o con las mujeres que vienen solas como Ara, solo que hoy vino su esposo y yo me gano lejos, yo creo que es más que nada para no crear malos entendidos, me pasó una vez que me senté con un muchacho y unas personas nuevas que vinieron creían que era mi esposo y se formó un mal entendido con la verdadera esposa del muchacho que nunca quiso entender que no soy la amante, sino que solo me había sentado ahí y que los nuevos lo confundieron, no que yo estaba diciendo que éramos algo, cuando me levanto quedo de piedra al verlo parado a mi lado con una sonrisa gigante. —Hola. —¿Qué haces acá?. —Mmm... ¿No puedo venir acaso?. —sonríe de lado pero sorprendentemente ese gesto en este momento no me molesta—. Siempre creí que las iglesias tenían libre acceso. —No... No es eso no... —sonrío y le doy un abrazo sin pensarlo, me envuelve pero siento como que no sabe donde poner sus manos que al final las pone en mi espalda baja—. De verdad me alegra de que vengas, en serio, no estoy bromeando. —Mira. —se aleja solo un poco y sin dejar de tener una mano en mi espalda me muestra una biblia—. Hasta me compré una... Me vas a tener que enseñar un poco como se lee y eso porque intenté pero no entendí nada. —Si. —mi corazón late como loco al ver que de verdad se esfuerza por conquistarme—. Yo te enseño no te hagas drama. No puedo dejar de sonreír al verlo, me alegra mucho realmente y se lo demuestro sonriéndole cada vez que nos miramos, jamás me hubiera imaginado que iba a venir, sé que me tira los perros como él dice pero no creí que iba tan en serio como para venir hasta la iglesia, por eso me digo que si, que se esfuerza en conquistarme, porque otro no se tomaría para nada las molestias de venir o todas las tonteras que hace que al principio me dan rabia, pero después risa, porque es muy gracioso, eso no voy a negarlo, solo que no me quiero reir mucho o va a pensar que ya me tiene en sus manos. Cuando termina la reunión me agarra la mano y a todos lo presento y dejo el tema del titulo inconcluso ya que ni amigo puedo decirle si no nos conocemos para nada, solo sé su nombre y que es primo del marido de Ara nada más, pero tampoco puedo decir que es insistente porque lo pondría en un lugar donde nadie quiere estar, y aunque sé que me esta cortejando, no hay titulo de nada. —Te invito a cenar ¿Te gustaría?, —Emnn... Si, si claro que si. —nos subimos a su auto en silencio pero veo que agarra hacia el centro de la ciudad—. ¿Habrá algo abierto? Ya es muy tarde para ir a un restorán. —Son las diez de la noche recién, seguramente todos los lugares de comida lo estén, más al ser viernes, cierran bastante tarde. —Bien, no sabia donde nunca salí a cenar un viernes menos tan tarde. —Bueno, ahora lo vas a saber porque planeo seguir invitándote a cenar. —para en la plaza mayor, cuando bajamos me doy cuenta que es como si fuera de día por la cantidad de personas que andan para todos lados. —¿A dónde vamos a comer?. —Mira hacia todos lados. —lo hago riendo y sin entender lo que quiere decir. —¿Y qué miro en particular?. —Quiero que mires que donde van tus ojos hay una casa de comida o un restorán... Elige el que quieras y ahí comemos. —me tapo los ojos con una mano y estiro mi otra dando vueltas, paro y digo riendo. —Donde apunte ahí comemos. —Ábrelos y dime donde. —comienzo a reír negándome a abrir los ojos. —Estas adelante ya lo sé. —los abro y esta ahí, adelante mío como ya sabía, con una sonrisa pícara. —¿A mi me quieres comer atrevida?. —me rio negando pero no bajo el dedo. —Hazte a un lado así puedo ver donde. —lo hace y ahí esta, un lugar de pastas. —Bien. —se gana atrás mío agarrándome de los hombros y mirando hacia donde apunto—. ¿Y donde quedó el dedo?. —En la fiorita. —Ahí vamos entonces. —me agarra la mano y caminamos al lugar—. ¿Hermosa noche viste? ¿Pedimos mesa afuera?. —¡Ay siii! Así disfrutamos el clima hermoso que esta haciendo, es raro que este tan agradable. —llegamos al lugar y hay muchas parejas y familias comiendo en sus mundos y sus charlas. —Hola. —vamos a la recepcionista que tiene más cara de que se quiere ir que de estar acá la pobre— Una mesa afuera por favor. —Están todas reservadas... Solo adentro tenemos. —Bien... Entonces queremos comida para llevar. —lo miro sin entender, quería que vengamos a cenar y ahora pide para llevar—. ¿Qué vas a querer hermosa?. —Yo quiero ñoquis con pollo por favor. —Deme cuatro porciones de ñoquis con pollo pero que no sea pechuga por favor, sino una parte jugosa. —entramos así paga, el olor que sale me hace rugir la panza del hambre que tengo—. Lo escuché. —¡Ay que vergüenza!. —escondo la cara en su brazo muy avergonzada, se rie a carcajadas que me lo llega a contagiar. —Señor. —Si. —intenta dejar de reír para responder, pero le sale a borbotones las palabras—. Y deme dos gaseosas de un litro ¿Cubiertos vende?. —Emmm no. —¿Me vende dos juegos por favor? Le p**o lo que me pida. —Esta bien... Déjeme preguntar. —Y dos vasos también. —lo miro como saca una tarjeta de la billetera y yo tiemblo donde no tengo mucha plata como para darle algo. —Eemmm ¿Cuánto es?. —le hablo al oído para que nadie mas oiga—. Así te doy la mitad. —Yo te invité ¿Mira que te voy a hacer pagar? Si yo te invité no te dejaría pagar jamás. —salimos con todas las cosas y vamos a la plaza, nos sentamos en el césped y me tiende mi bandeja con los cubiertos—. Bueno... Espero que estén buenos al menos. —Hubiéramos ido a mi casa así estábamos más cómodos. —sostengo la bandeja cerca de mi cara al comer para no mancharme. —Querías una cena al aire libre... No es lo que esperábamos pero estamos al aire libre. —me sirve gaseosa y yo pienso que es muy tierno por lo que esta haciendo por mi—. ¿Te molesta estar sentada en el suelo?. —No, para nada. —gimo de gusto, están buenísimos—. Oojjj que delicia, están buenísimos, hace rato no como algo así de rico. —Siiggg. —lo miro que ya casi no le queda y eso que recién empezamos a comer. —¿Te molesta si te comparto del mío? Ya casi estoy llena y no te queda mucho. —¿Segura?. —Si, ya estoy casi llena, si sigo comiendo va a ser de angurrienta no más. —le doy mas de la mitad de lo mío y la verdad es que tengo mucha hambre pero es un hombre muy grandote y tengo entendido que los hombres comen más que las mujeres—. ¿Cuántos años tienes?. —Treinta ¿Cuántos tienes?. —Veintiocho, ¿Y a qué te dedicas? Esos autos los tienen, o gente importante, o mafiosos. —La segunda. —me rio y él esta serio pero igual sé que miente—. De verdad te digo, no sé porque te ríes, soy el hombre más serio del mundo que nunca miente. —Dale, sino Ara me hubiera dicho que me aleje. —Pues mi familia no lo sabe. —me estoy divirtiendo mucho con él, la estoy pasando genial—. Creen que soy una rata de laboratorio. —¿A si? ¿Y con que profesión creen eso?. —Creen que soy Edafólogo. —¿Eh?. —nunca había oído esa palabra en mi vida—. ¿Qué es eso?. —Una ciencia que estudia la tierra y vegetación. —Nunca lo había oído. —Es media rara pero así es... Pero como te decía, en realidad soy mafioso ya te lo dije, si quieres no lo creas. —me rio negando—. Aunque no lo creas soy Edafólogo... Y si... Vivo metido en el laboratorio. —Woouuu... Ni pareciera de verdad. —¿No parezco una persona con estudios?. —No pareces un científico... No soy prejuiciosa eh, ojo. —Eso ya lo sé o no estarías acá conmigo. —Pero cuéntame más, me dejas intrigada ¿Qué haces en si? Quiero saber donde me da intriga. —Trabajo en una empresa de construcción... Cuando compran un terreno o quieren comprar uno verifico la calidad de la tierra y sus componentes, si la plantación se puede trasladar y me especializo en no destruir árboles sino preservar la naturaleza. —habla con mucha pasión por lo que hace, se nota que ama su profesión—. Investigo los componente de los materiales a usar, que sea seguro y los desechos biodegradables, todo lo que se refiere a contaminar lo menos posible. —Woouuu que bueno... Me encanta lo que haces. —También hago trabajos para el gobierno... En una semana debo hacer un viaje corto a la capital a traer muestras, bueno, paremos de hablar de mi, cuéntame, ¿Qué es lo haces?. —Bueno... Soy farmacéutica de profesión... Soy licenciada en relaciones publicas por eso estoy en el centro de jubilados. —juego con el césped donde me pone nerviosa hablar de mi, siempre siento como vergüenza al hablar de mi vida—. Eh tenido otras propuestas pero me gusta ahí, no lo dejaría por mas que me ofrezcan la plata del mundo, estoy bien... También estoy haciendo la licenciatura de enfermería, me quedan dos años y la tesis. —¡Eres una genio!. —Tampoco tanto... El tuyo seria el caso, seguro sabes mucho de química, bioquímica y todo eso. —Me manejo. —¡Que humilde!. —Es mi característica principal. —me doblo de la risa, hace tanto que no me rio de esta manera, ya ni me acuerdo. —Dios. —con las manos me tiro aire desesperada—. No puedo respirar. —Alza los brazos. —se arrodilla delante mío y me los alza, quedo seria cuando se acerca mirándome los labios—. ¿Puedo besarte?. —Si. —cierro los ojos sintiendo sus labios en los míos, sus manos van a mi cara, abro un poco la boca y él se aleja. —Quiero ir lento Marina... De verdad que quiero ir lento. —sonrío mirándolo a los ojos. —Dijiste mi nombre. —¿Lo dije?. —vuelve a su lugar poniendo una mano en el pecho—. Se me escapó, no va a volver a pasar. —Malo. —le tiro un poco de césped y hace como que le tire una piedra—. Deberías ser actor porque eres el rey del drama Michel. —Así te gusto, admítelo. . .
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