Siempre he dicho que los recuerdos son como un arma de doble filo. Ellos reviven dichas y desventuras por igual, pero al final del día solo un lado es mortal y dañino para mi existencia; la sensación que me provoca parece como un enemigo silencioso y letal que me hace añicos cada vez que se pone en mi camino. No puedo describir con exactitud la forma espontánea y caótica en que las imágenes aparecen en mi mente. Es como si se tratara de un clip corto recreado en alta resolución que brota en el momento menos esperado, para hacer trizas la poca tranquilidad que queda en mi ser. … —Mi cielo ¡Apúrate, se nos hace tarde! —alega con ademanes toscos para que se de prisa. —Si, si, ya te escuché Miguel. Cálmate, ya estoy lista. —dice con el ceño fruncido mientras toma en brazos al bebé. —¡Sie