El sonido tan peculiar de las campanas suenan a triunfo, a regocijo y a dicha, sin embargo también conllevan otros miles de significados que se agolpan entre sí con cada ben resonante en mis oídos. La mañana se alza magnífica y brillante, con sus nubes de algodón, el brillo del sol y su encendido color azul celeste que irradia energía y buenas vibras; creo que no pudo haber hecho un mejor día para contraer matrimonio como lo es este en particular, se me hace de muy buen augurio. Lo mejor de todo es que, es catorce de febrero, la fecha en que mi prometido Nelson y yo desde hace algunos días elegimos para este acontecimiento. El auto que me lleva hacia la iglesia aún está encamino, sin embargo el repiqueteo de las campanas pareciera que me está llamando con desesperación y algo en mi pecho