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Irene
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~ Casi dos semanas después de eso ~
La campanita sonó y cuando las puertas del ascensor se abrieron yo salí acelerada, prácticamente corriendo, atravesando el estacionamiento sin detener mi atención en nada más que el auto de Francesco, ubicado unos cuantos metros adelante. La alarma se desactivó y yo me apresuré a abrir la puerta con irritación, entré y cuando me acomodé en mi asiento mis ojos dieron con el causante de mi disgusto...
Un italiano de metro ochenta con traje n***o que rodeaba el auto para llegar al asiento del conductor.
Cerré la puerta con violencia al recordar cómo unas horas antes había meditado la posibilidad de llevármelo a algún rincón del salón y violarlo en la oscuridad, y ahora solo podía p
