Al día siguiente Enith se presentó a trabajar, era fin de semana, los empleados por lo general descansaban, pero ahí estaba ella como asistente de su ex novio postizo y una resaca terrible por haberse excedido en alcohol. Llegó a la recepción de la oficina con unas enormes ojeras, un café expreso doble en mano, arrastrando los pies para llegar a su escritorio. Se dio cuenta que Elio se encontraba dentro de la oficina impaciente mirando el reloj de su muñeca, cuando éste la vió llegar, la llamó con un ademán de cabeza y sus ojos de pistola a punto de matarla. Enith hizo otro ademán de cabeza, le dio un enorme sorbo a su café, dejó su bolsa y su termo sobre su escritorio, y entró con el presidente que la esperaba. — ¿Qué son estas horas de llegar? —dijo Elio enojado señalando su reloj, En