La voz inconfundible del aquel hombre hizo que los pulmones de Enith se detuvieran por un instante en compañía de una parálisis facial que no dejó que modificara su cara sorpresiva, la carpeta cayó inerte de sus manos al suelo, dándole paso a su vista que captaron al hombre que tenía frente a ella, antes de volverse todo n***o para perderse en medio de la inconsciencia que la dejó dormida repentinamente. —Enith, Enith, Enith despierta ¿Estás bien? —preguntó la voz masculina, la muchacha comenzó a escuchar a lejos, parpadeando para poder enfocar mejor su vista. La chica se incorporó confundida, se tallaba los ojos sacudiendo el rostro, una vez que regresó en sí se pellizcó su brazo para saber que no estaba soñando y ver que su jefe en realidad era nada más y nada menos que el diablo de E