Sombras Prohibidas

¿Se está volviendo loca?

Después de la fiesta, Verónica decidió pasar la noche en casa de Manuel. Aunque se sentía resentida por el espectáculo que había protagonizado su padre, ya lo esperaba y estaba preparada para enfrentarlo. No permitiría que él se interpusiera en su relación.

Manuel Santana era un hombre joven pero humilde, huérfano de padres y criado en un orfanato. Una vez alcanzada la mayoría de edad, se enfrentó solo a la vida, pasando por diversas experiencias que lo forjaron.

Poco a poco encontró su camino como mecánico de automóviles, arreglando coches para ganarse la vida. Fue durante una de estas reparaciones que conoció a Verónica. Ella llevó su Audi averiado al taller donde él trabajaba, y así surgió el encuentro. En aquel entonces, Verónica estaba lidiando con muchos problemas familiares, y se le ocurrió la idea de vengarse de su padre conquistando a Manuel, quien representaba todo lo opuesto a lo que él deseaba para ella.

Mientras tanto, en la casa de Delphine, todo era un caos. Cuando Guillermo bebía alcohol, su comportamiento cambiaba drásticamente. Perdía el control y se volvía agresivo e imprudente. Incluso traía mujeres a casa delante de su esposa, sin importarle su opinión. Delphine solo podía observar en silencio. En alguna ocasión intentó enfrentarlo, pero fue golpeada. Desde entonces, comprendió que era mejor guardar silencio y así acabar con el tormento más rápido.

Decidió retirarse a descansar y dejó a su esposo solo en la sala con los pocos invitados que quedaban, además de las mujeres que había contratado como acompañantes esa noche. Sabía que la fiesta no terminaría hasta el amanecer. Mientras se preparaba para dormir, la imagen de Manuel pasó por su mente. Era un hombre atractivo y algo más que eso, algo que le llamaba la atención. Aunque su hija le había presentado a novios antes, nunca había sentido una atracción como la que experimentaba ahora. A sus cuarenta años, le resultaba sorprendente sentirse atraída por alguien más joven, y mucho menos por el novio de su hija. Atribuyó esos pensamientos a la preocupación por el bienestar de Verónica.

Pasaron unos dos días después de la fracasada fiesta, Veronica no habia vuelto a casa durante ese tiempo, estaba evitando a toda costa encontrarse con su padre.

Pero el regreso a la mansión era inevitable. Manuel llevó a Verónica hasta la casa y ella lo invitó a pasar, sabiendo que su madre no pondría objeciones. Aprovechó la oportunidad para que Manuel se familiarizará más con el lugar.

Delphine siempre mantenía una apariencia impecable en casa, una costumbre que adoptó desde muy joven. Así que cuando Verónica y Manuel llegaron, la encontraron perfectamente arreglada como siempre.

—Mamá, qué alegría verte aquí. Vine con Manuel, ¿espero no haberte incomodado? —saludó Verónica.

—Buenas tardes, señora Delphine —intervino Manuel, tomando nuevamente la mano de su suegra, como la primera vez y dándole un beso en el dorso. Esta vez, se veía más relajado, con unos vaqueros ajustados y una camiseta deportiva oscura, lo que lo hacía lucir más joven de lo que era.

—Por supuesto que no, querida. Son bienvenidos. ¿Cómo estás, Manuel? —respondió Delphine con cordialidad, aunque se sintió un poco nerviosa al sentir el roce de su mano y la apartó, notando que empezaba a sudar y sentirse incómoda.

—Estoy muy bien, señora Delphine, y mucho mejor ahora que estoy aquí contigo —respondió Manuel, mostrando su habitual cortesía. Verónica sabía que él era bastante amable, así que no le sorprendió su actitud con su madre.

Verónica decidió retirarse momentáneamente para que su madre y Manuel pudieran conversar mejor.

—Manuel, quiero disculparme por la actitud de mi esposo en la fiesta. Sé que se comportó de manera inapropiada y no quiero que pienses que todos en la familia somos así. Aquí valoramos mucho la relación que tienes con Verónica —expresó Delphine, sintiendo un nudo en el estómago al tenerlo frente a ella.

—No se preocupe señora Delphine, con que lleve una buena relación con usted para mi es excelente. —él le responde mientras le tomó su mano nuevamente.

Ella observó como la tiene tomada de la mano y un escalofrío invadió su cuerpo, jamás en los años de su existencia habia sentido algo así por un hombre diferente a su marido y eso en realidad le preocupaba, la alteraba porque se trataba del novio de su hija, sentir algo por él significa el pecado más grande su existencia algo que no tendría perdón.

Ella apartó cuidadosamente su mano de Manuel y le sonríe con la comisura de sus labios, él puede notar como ella está incómoda, y también se aparta un poco.

—Si Manuel cuentan con mi total apoyo ¿Qué hay de su familia? ¿Qué piensan de Verónica? — Ella trata de evadir el incomodo momento, no quería que él llegara a pensar algo malo sobre ella.

—Soy huerfano, soy solo yo en este mundo. Así que Verónica no tendrá que luchar con nadie más que no sea conmigo, yo trabajo en un taller de autos y pues bueno, sé que no soy del mismo estatus social de Verónica, pero la quiero con todo mi corazón. Esas palabras hicieron que el corazón de Delphine se acelerara, ¿Como podía tener pensamientos impuros sabiendo que ese hombre estaba enamorado de su hija? Solamente decide esperar que lo que esté pasando por su cabeza solo sea una confusión.

No obstante, él le sigue hablando, pero ella no puede quitar la mirada de su boca, no lo deja de observar e involuntariamente se muerde su labio inferior, mirar a Manuel desataba algo dentro de ella, una especie de lujuria, y aunque era la segunda vez que lo veía, estaba confirmando por todos los medios, que ese hombre que estaba haciendo feliz a su hija, le gustaba y era urgente que buscará la manera de remediar esa situación.

Su hija bajó unos minutos después, rompiendo por completo la hipnosis en la que estaba Delphine con su novio, aunque ella jamás sospecharía algo indebido de su madre, le causó curiosidad porque ella lo miraba así, pero no le dio importancia, se trataba de su madre, y la verdad Manuel era encantador, conquistaba a cualquiera.