CAPÍTULO IIISir Anthony Headley entró en la biblioteca de la casa Lynche y contempló con asombro al Marqués, tendido displicentemente sobre una silla con una copa de coñac en la mano y vestido aún con la ropa con la que había llegado procedente de Newmarket. —¡Cielos Santo, Stephan, vas a llegar tarde!— exclamó sir Anthony—. ¿Y qué diablos significa esto? Nunca me dijiste una palabra al respecto… Extendiendo una elegante tarjeta, sir Anthony avanzó a través de la habitación. Vestía con la distinción que le había ganado el sobrenombre de Tulipán de la Moda. El Marqués miró molesto a su amigo, contempló brevemente la tarjeta y miró de nuevo hacia otro lado. —Así que te han invitado— murmuró con acritud—, no me imagino por qué. —¿No te imaginas por qué?— repitió sir Anthony con asombro—