Capítulo: Insana obsesión

1183 Words
Cuando Saya abrió los ojos, no encontró a Savir a su lado, estaba muy amanecido, se levantó, casi de un salto, y sintió un dolor en las piernas, no era un dolor fuerte, sino un dolor muscular, vio la sangre en las sábanas y se asustó. Abrieron la puerta, y se cubrió con la manta, fue su dama quien entró. —Buenos días, Lady… Morrigan… —¿Y Savir…? —El jefe está trabajando con el consejo de ancianos, debo llevar la sábana, su baño está listo —dijo señalando hacia la sauna. Saya tragó saliva, estaba realmente nerviosa. Caminó la Sauna, donde encontró a dos mujeres, quienes la atendieron como una reina, Saya no quería, pero al final, la ayudaron a bañarse y vestirse. *** Savir estaba en el consejo de ancianos, Byron está con él. —Entonces, jefe, ¿ya tenemos las tierras para comenzar a expandir la tribu? —exclamó el anciano Byle. —Así es. Primero haremos la ceremonia de boda para las concubinas de la tribu, lord Kean y Lord Byle, les pido que se encarguen de elegir a los mejores guerreros solteros para su boda, ellos irán a poblar esas tierras. Lady Lynn, usted encárguese de crear a las parejas, Morrigan se encargará de planear la celebración. —¿También preparará la noche de Beltani? —Sí, ella lo hará, hagamos esto en unos quince días, es necesario que nuestra gente esté en la isla, y comiencen a trabajar esas tierras —dijo Savir. —jefe, ¿Cómo llamará a esa Isla? ¿Seguirá como Saint Lorf? —No, ya veré de qué forma la llamaremos después. Savir salió y Byron fue detrás de èl. —¿Y el jefe confía en la capacidad de su esposa para preparar una boda Dagda? Savir se detuvo. —Saya es tu Morrigan, no lo olvides, Byron. Byron sintió rabia. —¿Sabe, jefe? Pienso en Maeve, ella ahora sería la Morrigan, la gran reina de todo esto. Savir se detuvo, sus palabras fueron como una daga en su corazón. —¿La olvidó? No lo creo, no creo que una extranjera sea capaz de borrar a la única mujer que usted amó, Maeve estaría orgullosa de usted, ahora es el gran jefe, màs que un rey en el corazón de un Dagda, salvó a la tribu, pero nunca pudo salvarla a ella. Byron hizo una reverencia, se alejó. Savir se quedó petrificado con sus palabras. *** Lady Sallow y Anika estaban en el salón principal del gran castillo Pauna de Green Fields. Las mujeres estaban haciendo una reverencia. La reina Marah estaba delante de ellas, al lado de su hija, la princesa Vera. —Majestad, es un placer para mí conocerla. —Para mí no, no estoy de acuerdo en esta boda, pero no tengo voz, ni voto, ya que su hijo robó la pureza de mi princesa, debo admitir esta absurda boda injusta. Los ojos de Vera estaban cubiertos de llanto. —Su majestad… —Y, además, debo aceptar que mi príncipe despose a su hija, por lo menos es bonita, pero no màs que la otra pequeña, ¿dónde está su otra hija? Lady Sallow tuvo que tragar su orgullo. —Lady Saya se encuentra enferma, su salud es frágil. —Ahora entiendo por qué el rey eligió a ella, está bien, como sea, no importa. Iremos a la casa del tesoro, elegiremos las joyas, y luego iremos con el sastre, elegiremos las telas para el vestido. La mujer dio la vuelta, su hija la siguió, mientras Lady Sallow y su hija iban detrás, Anika estaba avergonzada de las palabras que le dijeron, se sintió fatal, su madre tomó su mano y la calmó. —Mira este castillo, esto si es elegante, no como el castillo donde vive Saya con los salvajes, tú si serás feliz. Anika estaba muy nerviosa. Mientras caminaban, observaron como las mujeres se detuvieron, y bajaron las cabezas, Lady Sallow y Anika imitaron el comportamiento, y supieron que el rey Kadir estaba ahí. —Lady Sallow, bienvenida, ¿Dónde está Lady Saya? La reina Marah no perdió de vista esa conversación. —Le decía a su majestad, la reina, que mi hija está enferma, tiene una salud frágil, es por eso que no está aquí. El príncipe Conan se acercò a ellos, las mujeres hicieron una suave reverencia. Anika quedó perpleja, y horrorizada, nunca pensó que el príncipe Conan se viera tan joven, con quince años, aún parecía un niño. Sin embargo, calló, debía hacerlo, ella tenìa veinte años ya, y casi era una solterona. —Venga conmigo, Lady Sallow, la reina llevará a Lady Anika a ver al joyero. El rey dirigió a la mujer, que estaba muy nerviosa. El príncipe Conan volvió a sus actividades. Lady Sallow y el rey fueron hasta el salón del trono. La mujer estaba angustiada. —¿Ya están atendiendo a Lady Saya? —Sì, su majestad, ella mejorará pronto. —Quiero que ella venga a la boda. La mujer se puso nerviosa. —Bueno… su majestad, su enfermedad está siendo difícil. —No aceptaré un no por respuesta, y si cree que el médico está fallando, dígalo y enviaré al mejor sanador del palacio. La mujer se puso nerviosa, —No, su majestad, creo que estará bien con el médico del pueblo. El hombre la mirò bien. —Lady Sallow, quiero a Lady Saya en la boda de mis príncipes, de lo contrario, usted pagará caro el que ella no esté aquí. La mujer asintió y dio una reverencia cuando el rey se fue. La mujer tembló de miedo. *** Savir caminó por los jardines, Saya deambulaba con su dama favorita Erea. De pronto, Saya vio a Savir, èl caminaba muy rápido, la mujer se alejó sin decir nada, Erea estaba distraída y no se dio cuenta. Saya se alejó, cuando notó que estaba lejos de Erea, se lanzó a correr. La mujer observó a Savir entrando hasta un extraño lugar, dos guardias lo seguían casi de lejos. Saya corrió hasta ahí, levantaba su vestido, y sintió el calor por el cansancio de correr, se detuvo antes de llegar a ellos y recuperó el aliento, incluso su tiara de hierro cayó al suelo, pero poco le importó. Cuando los guardias la miraron, hicieron una reverencia. —Quiero entrar… Los hombres abrieron la puerta sin siquiera oponerse, la mujer entró. Observó ese jardín, estaba cubierto de pequeños mausoleos de piedra tallada, se acercó a la única que tenìa una vela encendida. Se acercó muy despacio y entró, había dos escalones, y un pasillo estrecho hasta llegar a una habitación espaciosa. Lo que vio a continuación la dejó perpleja, era Savir arrodillado en el suelo, abrazando un vestido de novia. —¡Lo siento tanto, Maeve! —exclamó. La presencia de alguien lo alertó, cuando se giró a mirar, encontró a Saya ahí, el hombre se levantó y la tomó del cuello con rabia, casi alzándola del suelo. —¿Qué haces aquí? ¿Cómo te atreves a irrespetar este lugar? —exclamó rabioso como un león.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD