La sociedad siempre consigue una manera de criticar y señalar a las mujeres. Nos dicen que hacer y cómo vestir, nos dicen que calladitas nos vemos más bonitas y que para conseguir un esposo tenemos que ser perfectas en la cocina.
Es como si desde pequeñas nos preparan para ser esclavas.
Mi abuela es una mujer latina muy conservadora que había criado a mi mama para seguir órdenes. Gracias a dios, mi mamá, en cambio, me ha criado con la fortaleza necesaria para dar cabeza alta contra todo y no estamos hablando de la fortaleza y comodidad que nos brinda el dinero de papá, sino de sentirme segura en mi propia piel y saber seguir mi instinto. Cuando mi instinto me decía que tenía una buena oportunidad de ganar lo seguía.
Que es justo lo que estoy tratando de hacer ahora mismo pero automáticamente me arrepiento apenas abro la boca.
―Esperen, ¿a esto le llaman marketing? ―interrumpo a la persona que está hablando en la presentación, su video aun siendo proyectado en la pared. Me freno al notar que todos los ojos se posan sobre mi y que no había sonado tan bien como lo esperaba.
Han pasado dos semanas desde mi primer día en la empresa y aun no conozco a la mitad de las personas que están sentadas alrededor de la mesa, con excepción de mi jefe Andrew y su alteza, el señor Maxon, que sorpresivamente nos acompaña hoy en una reunión a la cual no estaba invitado. Lo he estado evitando exitosamente los días después de que me bañara en licor y en cada reunión que coincidimos él me ha ignorado, y estoy bien con eso.
Todos se quedan en silencio y voltean sus sillas hacia mí.
―Señorita Miller. Si esto no le parece marketing, nos podría dar una mejor idea de como lo haría usted?. ― Dice Maxon sin mirarme, sus ojos grises estan enfocados totalmente en lo que sea que está escribiendo. Me quedo sin respirar y en blanco por un segundo ―Señorita Miller, no tenemos todo el día, así que por favor, si usted cree tener una mejor idea que nuestro compañero aquí, que ha estado trabajando en este proyecto por dos meses antes de que usted llegara, es mejor que la diga ahora.
Me volteo hacia el hombre que está parado haciendo la presentación. Ya no recuerdo su nombre lo cual me hace sentir peor, me disculpo con la mirada. Se que después de compartir mi idea me va a odiar.
Levanto un dedo y rápidamente releo la información que nos había dado al principio de reunión ― Dices que la aplicación está enfocada para adolescentes entre 10 y 15 años ¿no? ― Respiro profundo una vez más antes de soltar mis pensamientos.― Estás diciendo entonces, que vamos a invertir 100 mil dólares en propagandas en TV con una canción pegajosa y anuncios en los autobuses y esperar llegar a los adolescentes mágicamente con un buen comercial? Eso no suena a buena idea...
―Senorita Miller llegue a su punto por favor, que no tenemos todo el día.― Espeta Maxon sin mirarme. Sigue escribiendo en su libreta, en cambio todos los demás están mirándome y luego al hombre parado, como si estuviéramos en medio de un partido de tenis.
―Lo que quiero decir es, ¿Hoy en día, cuántos niños ven televisión por cable? Tal vez menos del 13%. Con la llegada de Netflix y Disney plus ya nadie lo hace. Incluso mi abuela ve Betty la fea en Netflix, señor.
Maxon no sube la mirada pero asiente..
―¿Entonces qué sugieres que hagamos?― Dice el hombre parado, que ahora sujeta un lápiz con ambas manos en un intento de no estallar.
―Me gusta tu idea de la canción pegajosa. Solo que los tiempos han cambiado y se que en TV no funcionara. Necesitamos llegar a un lugar donde sepamos que nos van a ver y que no vamos a ser ignorados mientras caminan con sus teléfonos en la calle. ― Respiro para mirarlos a todos y me enfoco en mi jefe Andrew con miedo de no sonar convincente.― Alguien aquí ha escuchado sobre Tik Tok?
Todos ríen.
―Se que suena ridículo...― digo y soy interrumpida por Maxon.
―Si, exactamente, señorita Miller. Suena a una idea que alguien de la generación Z tendría. ― Dice sin mirarme nuevamente. Todos se ríen por lo bajo y me caliento de rabia. Si tan solo pudiera quitarle esa puñetera libreta para ver que está escribiendo.
―Una canción pegajosa en t****k puede llegar a millones de personas fácilmente, en TV no tanto. Si vamos a gastar dinero podemos hacerlo en influencers de t****k y hacerlos utilizar nuestra aplicación, así estaríamos vendiendo la aplicación de joven a joven y nos ahorraremos tiempo, trabajo y lo más importante, dinero.
Todos alrededor murmuran y Andrew me sonríe.
Maxon para de garabatear en la libreta y quedamos en silencio por un segundo. Observo al hombre sosteniendo el lápiz una última vez y este me mira con odio en los ojos ―Creo que la señorita Miller tiene razón. Seguiremos con ese plan. Espero su plan de desarrollo para mañana en la mañana. ―Maxon sentencia. Finalmente me mira y me parece ver el indicio de una sonrisa en la comisura de sus labios, pero así de rápido lo pienso así de rápido se desvanece, se levanta antes que todos y abotona su traje gris que le queda injustamente bien. ― Podemos dar esta reunión como finalizada.― Finaliza y se va.
Todos empiezan a tomar sus cosas y empiezan a dejar la sala. Yo, en cambio, me empiezo a pegar la frente contra la mesa de roble.
> Me regaño.
Una mano en mi espalda hace que me sobresalte. Me enderezo de un golpe poniendo una mano en mi frente para cubrir la zona roja.
―Ava, estuviste fantástica hoy.― Me apremia Andrew. sentándose sobre la mesa de forma casual. ―Dejaste al pobre Eric sin palabras. ―Se ríe y me sonrojo de pena.
―Dios mío, de verdad esa no era mi intención. Eric me debe odiar muchísimo ahora mismo. ― suspiro pesadamente.
Andrew me da una mirada paciente.―Eric estará bien. Sabe que tienes razón, y por eso mismo te contratamos. Algunos de nosotros estamos un poco pasados de fecha. ―Ríe de nuevo por su chiste malo y me calmo un poco internamente― Tampoco había visto a Maxon tan presente en una reunión desde hace mucho tiempo.
Si escribir en una libreta sin mirar a nadie era estar presente…
― Gracias por todo, Sr Jhonson. ―Me levanto y empiezo a tomar mis cosas.
―Ava, por milésima vez. Llamame Andrew. Y por favor, si necesitas que me quede hoy contigo hasta tarde para ayudarte no dudes en decírmelo.―
Sonrío y asiento en agradecimiento pero el sabe que no se lo pediré.
―Estaré bien, Andrew. Lo bueno de tener 25 años es que nadie me espera en casa.― Luego de un segundo me percato de lo lamentable que ha sonado eso, pero ninguno de los dos añade nada más. Sonrió con los labios cerrados una última vez y me despido.
Al cabo de unos minutos, empiezo a preparar una taza de café en la sala de descanso y ubico a Jesse viniendo con su gigantesca cartera ya preparada para irse.
> suspiro
―Ava, ¿qué haces preparando café a esta hora? Ya es hora de irse.― Mira su reloj para asegurarse que si es la hora de salida y me rio.
―Lo sé, lo sé, Jesse. Lo que pasa es que hoy hable más de la cuenta y ahora tengo que crear todo un plan de desarrollo publicitario para la nueva aplicación que se lanza esta semana. ― Mientras más lo pensaba más enfadada estaba conmigo misma. Si esto no funciona será todo mi culpa y le estaré dando la razón a Maxon acerca de contratarme. No, no. Ava. Andrew también está contigo.
―Oh, linda. Me gustaría poder quedarme contigo, pero he quedado con mi mama para ir al médico. ―
―No te preocupes por mi. Creo que estaré aquí toda la noche así que no cambiaría nada. Dale un saludo a tu madre de mi parte, Vale? ― Jesse se despide y se va tan rápido como vino.
**
Veo el reloj de la pared, son las 9 pm y quiero morirme de cansancio. Me enderezo y mi espalda suena “c***k”. Salgo de mi oficina camino al baño, observando el laberinto de escritorios que es mi piso. Me lavo la cara en un intento fallido de despertarme un poco, ya que el café no me funciona desde hace dos tasas atrás .
Tomo mi teléfono y marcó el número de mi madre. El segundo timbre responde.
―Ava, ¿dónde estás?― Mi madre siempre iba al punto, al igual que yo.
―Estoy trabajando hasta tarde hoy mamá. Estaré allí dentro de dos horas, aproximadamente.
― Lo que sea que tienes que hacer sabes que lo puedes hacer aquí, no? para eso se inventaron los portátiles.
―Lo sé, mamá, pero también sé que no voy a hacer nada en el minuto que llegué a casa. El estar aquí me genera presión y esto lo necesito entregar mañana temprano.― Salgo del baño, camino de vuelta a mi lugar ya no tan amado luego de estar 12 horas corridas trabajando. Me frenó en seco al llegar. Hay algo sobre mi escritorio, una bandeja cubierta con una nota en ella.
―Esta bien, hija. Solo ten cuidado, okay?. Este nuevo trabajo suena un poco rudo. ¿Cómo me dijiste que se llamaba la empresa?― continua.
―Mama, te hablo luego. Tengo algo que hacer, no me esperes despierta, te amo. ―Le cuelgo.
¿De donde carajos ha salido esto? Estoy segura que soy la única que queda en el piso.
Subo la tapa de metal y observo la comida sobre la bandeja con la boca abierta, me acaloro de rabia y la cierro de golpe. Leo la nota rápidamente para darle sentido a lo que veo.
No puedo crear un infierno para ti si estas muerta.
Come.
―MX.
Respiro con dificultad y releo la nota mil veces más. Una cosa era lanzarme su vaso de whisky, ignorarme durante las reuniones, pero esto…
Tomo la bandeja con ambas manos y salgo hecha una furia hacia el elevador, el cual llega de inmediato. Subo los 5 pisos en dirección a la persona que me envió la comida y salgo casi corriendo.
Agradezco mentalmente por haber traído zapatos bajos hoy.
Toco la puerta solo una vez sin esperar que me responda y la empujo con todo mi enojo.
Al entrar, él está sentado en su silla con la corbata suelta y las mangas de su camisa subidas un poco, mientras sostiene un vaso de licor color miel. Me mira confundido con ojos grises cansados y no le doy tiempo para hablar. Me acerco rápidamente, ignorando el hecho de que su presencia me intimida y que se ve más perfecto ahora que tiene el pelo un poco revuelto, como si eso fuera posible.
Doy un paso más y suelto la bandeja de plata sobre su escritorio, esta cae con un sonido estruendoso. Se levanta de golpe.
―¿Pero qué carajos?― Pregunta enojado y yo lo miro de vuelta con todo el odio que le tengo desde hace años burbujeando a la superficie.
―¿No puedes hacer mi vida un infierno si estoy muerta? Te has pasado de la raya Maxon y esta vez te denunciaré por intento de homicidio. ― Doy un paso hacia atrás cuando empieza a moverse hacia mi, pero se queda al lado de su escritorio.
―La nota era solo un chiste pesado, Ava― Dice mi nombre con sorna, ya que lo había llamado por su nombre.
―No estoy hablando de la nota. ―Subo la tapa de la bandeja― Un solo bocado de cualquier crustáceo y estoy muerta. Esto es claramente langosta, Sr Knox. ¿Estás intentando enviarme un mensaje para que me vaya? Porque lo entiendo, se que no me quieres aquí, pero intentar envenenarme es otra cosa totalmente diferente.
Los ojos de Maxon se vuelven fríos y parpadea dos veces sin apartarlos de mí, me estudia y se que evalúa qué hacer ahora. En su mente debe estar pensando cuánto dinero me tendrá que ofrecer para evitar la denuncia que haré. Lo que no sabe es que ninguna suma de dinero funcionara conmigo.
―Ava, yo...― Cierra la boca y se acerca tomando la tapa de mis manos. Sus dedos rozan los míos y una corriente se dispara por todo mi cuerpo. La coloca sobre la bandeja y se pasa ambas manos por el pelo haciendo que la camisa se le marque en los brazos musculosos. Un rulo rebelde le cae en la frente y un deseo fugaz de apartarlo me ataca, pero lo ignoro.
Guardo la nota en mi bolsillo―No tienes nada que decir, ¿verdad? Eso fue lo pensé. Espera la visita de mi abogado mañana. Buenas noches Sr, Knox. ― Doy dos pasos hacia atrás y me volteo lo más rápido que puedo hacia la puerta. Empiezo a caminar pero su mano me alcanza el brazo antes de siquiera dar dos pasos.
―Ava...Uhmm ― Se aclara la garganta― Senorita Miller, con toda honestidad, no sabía de su alergia a la comida marina.― Su tono ahora es frío y más sereno, lo cual hace que mi corazón empiece a latir más rápido.― Solo quería enviarle algo de comida ya que sabía que los dos estábamos trabajando hoy hasta tarde. ― Maxon da un paso más cerca y entonces siento su calor corporal en mi espalda. Su mano, que seguía en mi brazo, me obliga a dar la vuelta y quedamos los dos cara a cara, o mejor dicho, cara a pecho. De igual manera no dejo que su altura, o su olor, o su calor, o sus hermosos ojos que me miran de una manera intensa e indescriptible , me intimiden.
Continuo, Tratando de imitar el mismo tono de serenidad y peligro pero falló a lo grande ―¿Quieres que crea que tú, “Señor lo sé todo porque soy dueño del mundo” no sabías que la persona a la que le has dictado guerra es alérgica a los mariscos? y que justamente eso fue lo que me enviaste. ― Subo una ceja esperando su respuesta y alzó más la barbilla. Cruzo mis brazos sobre mis pechos con la intención de separarme un poco de él pero esto solo hace que mis brazos estén más cerca de su pecho.
Maxon empieza a inclinarse un poco hacia a mi y lo único que puedo hacer es inclinar mi cabeza hacia atrás. Su boca ahora está a centímetros de la mía y con el pensamiento no puedo evitar mirarle sus labios. Los cuales se ven muy apetitosos en este momento.
¡Ava Enfócate!
Doy dos paso más hacia atrás a lo que él da uno hacia adelante. Ahora estoy entre la puerta y él; Se que no tengo forma de escapar y me maldigo internamente porque una parte de mi retorcido cerebro encuentra esto excitante . Maxon se mantiene en silencio, me estudia el rostro y por un segundo se me activan las alarmas.
Tal vez me ha reconocido, pienso.
Volteo la cara hacia la izquierda en búsqueda de una vía de escape pero no consigo nada. Maxon coloca su brazo en la pared obligándome a encararlo nuevamente. Levanta su mano disponible y la acerca lentamente a mi cara. Dejo de respirar. Toma un mechón de mi pelo rubio y lo coloca detrás de mi oreja, y con solo esa acción mi respiración se vuelve caótica y mis piernas gelatina.
― Ava, la verdad es que no lo sabía. No acostumbro a ver la hoja de vida de mis empleados. No si Andrew los contrata, y solo esperaba que te gustara el sandwich de langosta ya que es mi plato favorito―. Su mano sigue cerca de mi cara, descansando en mi hombro mientras sostiene un mechón de pelo y lo acaricia con dos dedos.
Solo el roce de su mano cerca de mi hombro hace que mis pezones se ericen y aunque se que mi voz ya no tiene la misma fuerza de antes digo:―Pues no te creo. Solo lo dices para que no te denuncie. ― Inclina su cabeza un poco más y ahora solo bastaría un pequeño movimiento mío para que nuestros labios se conectaran. Me humedezco los labios involuntariamente y su aliento con olor a whiskey me embriaga. Mi corazón pareciera que va a explotar con su cercanía.
Se ríe por lo bajo. ―Creeme, si quisiera matarte al menos me divertiría un poco antes, no? ―baja la voz casi a un susurro― ¿Qué tendría de divertido hacerlo ahora? ― Se burla y esto hace que salga un poco de mi trance creado por su cercanía, lo empujo en el pecho pero no se mueve ni un milímetro. Su pecho se aprieta con mi toque, al final las vuelvo a bajar.
Maxon pasa una mano por mi mejilla y luego por mi barbilla haciendo que mi cuerpo deje de funcionar por un segundo. Entonces prosigue ―Mi pregunta es, ¿te gustaría tener un poco de diversión conmigo, Ava?