Ascensor al Inframundo

2947 Words
Recuerdo aquella vez en la que a los 18 años mi hermano, Jaxon, se escapó para buscar y hablar con su mamá. En ese momento creyó estar preparado para soportar cualquier cosa que su madre biológica le pudiera decir, porque no era el amor de ella el que él buscaba, sino el de Maxon.  Jaxon, decidido, tomó una mochila y escapó de casa a escondidas de papá, el cual le había repetido mil veces jamás buscarla después de ver lo que le había hecho a Maxon. Mamá, papá y yo recordábamos esa noche casi a diario, pero ninguno había compartido ni una palabra del evento con Jaxon. Ya era suficiente con que lo rechazara públicamente, explicarle que también maltrataba a su hermano mayor sería mucho. Entonces con la impulsividad del momento, Jaxon llegó a la casa de su madre biológica y toco la puerta, nadie le abrió así que salto una de las paredes y cruzó el jardín con piernas temblorosas.  Allí, frente a la puerta, tomó el picaporte y la puerta se abrió. Jaxon no sabia a quien buscar buscando primero, tal vez quería ver a su hermano del cual no había sabido por años, o tal vez quería ver a su mama. Esta última fue lo que sucedió.  Jaxon entró en un salón de descanso y ahí sentada, en una silla blanca leyendo una revista, estaba ella. Al verla, Jaxon esperaba una mala reacción, un “¿Qué haces aquí?”  o “¿Quién te ha dejado entrar, Jaxon?” en cambio su madre subió la mirada y lo observó por un solo segundo antes de preguntarle: ―¿ Quién eres y por qué estás en mi sala? Oh, ¿eres el  hijo de la nueva ama de llaves? En los ojos de su madre no había ningún reconocimiento y esto lo destrozó. Mi hermano se parece muchísimo a ella. Tiene el pelo n***o y  la misma quijada marcada. Aun así ella no sabía quién era el chico que se encontraba en su sala sudando y temblando.  Luego de ese día Jaxon no habló más de ella o de él. Solo nosotros dos sabemos lo que había pasado. Mis padres ni siquiera notaron que se había ido por un par de horas. La madre de Jaxon y Maxon es una persona fría que solo se había casado con mi padre por dinero y que no tiene ni una pizca de sentido materno en ella.  Lo cual me trae al presente. Aparte de todo eso que se dice sobre la señora Jessica Clarke, no sé cómo se había criado Maxon en esa casa. Si había tenido alguien con quien jugar, ni con quien hablar.  Tampoco sé si su horrible madre alguna vez le había demostrado cariño o lo había ignorado de la misma manera que lo había hecho con mi hermano. Lo que sí sé es que al crecer en un ambiente así, tan hostil y frío, creces con carencias y miedo, y Maxon, con este intento de seducción para distraerme, me está demostrando que es su manera de tomar el control cuando se siente en desventaja. No debería sentir lástima por él pero no puedo evitarlo. Al fin y al cabo también he visto este tipo de respuesta en mi propio hermano.  Inhaló hondo y botó el aire lentamente. Su pregunta todavía hace eco en mi cabeza pero dejo que rebote en las paredes sin darle mucha importancia. Lo miro a los ojos y lo visualizo sentado en el sillón con la cara cortada en dos. Sonrió triste.  Maxon nota el cambio en la atmósfera y se separa un poco sin bajar el brazo de la pared. Mis pensamientos me sacan de mi zona caliente, lo cual agradezco profundamente. Su mirada extrañada me estudia y no puedo parar de mirarlo con un poco de tristeza. No puedo evitar pensar en que ese niño sentado mientras temblaba ahora está aquí intentando seducirme para mantener mi boca callada.  El me considera un eslabón débil, alguien que sedera con este tipo de ataque y yo casi le doy la razón. El cambio en el ambiente me permite poner mis manos en su pecho de una forma menos s****l y lo empujo solo un poco, él se aparta sin problema mientra sigue estudiando mi humor con la mirada. «Oh, Maxon. Jamás podrás leerme» pienso. Doy otro paso hacia adelante, y el uno hacia atrás, y aunque mi metro 65 es mucho menos que su alta estatura, siento que por primera vez lo he intimidado .―Te lo voy a pedir solo una vez por las buenas y espero que te quede claro. Basta de juegos y mantente alejado de mi, Sr Knox. ―Lo digo bajo y seguro, para que no haya confusión alguna de lo que quiero. ―¿Que si no quiero dejar de divertirme?― Se atreve a decir.  ―¿A esto le llamas diversión?― Pregunto con una sonrisa burlona― porque si es así me siento muy triste por usted, Sr Knox. Yo suelo salir con mis amigos para divertirme, no trato de envenenarlos― Mis últimas palabras salen llenas de sabor amargo. Aún me siento enojada por toda la situación, pero por alguna estúpida razón le creo al decir que no sabía acerca de mi alergia. «Tal vez Maxon ya se está metiendo en tu piel, Ava tonta» dice mi subconsciente pero lo ignoro por completo. Maxon ríe de manera  casi dulce, como si hubiese dicho algo muy gracioso, lo cual me hace volver mi vista hacia él. El sonido me calienta internamente y mi mente me pide hacer cualquier cosa para escucharlo reír de nuevo― Oh, Ava. Cuando quieras te puedo enseñar como me divierto con mis amistades, pero para eso tendríamos que ser amigos y yo no quiero ser el tuyo. ― .  Camina hasta la bandeja, toma la tapa y prosigue ― Lastima que ya comí el mío. Me da dolor desperdiciar comida.― Entonces lo toma y lo lanza todo en la basura en la esquina de su oficina mientras me mira. ― Mantente alejado, Maxon. Hablo en serio. ―Digo por última vez con la voz más firme que puedo hacer y abro la puerta.  Justo cuando estoy saliendo puedo escuchar cuando dice: ―Ya veremos quién viene primero al otro. Buenas noches, Ava. No volteo y sigo mi camino hacia el elevador temblando por segunda vez al salir de su oficina. No me gusta esta sensación de caminar sobre una cuerda floja pero siento que ya mi cuerpo se está acostumbrando a la adrenalina. Miro mi reloj y son las 10 pm. Maldigo porque perdí una hora de mi vida discutiendo. Bajo en silencio y corro a mi oficina para buscar mi bolsa. Tomo mi laptop y me voy de ahí como si mi alma la buscara el diablo. *** El sonido irritante de la alarma me despierta a las 6:40. Ruedo y busco el teléfono para silenciarlo. Al chequearlo veo un mensaje de Andrew diciendo que sabía que había estado trabajando hasta tarde así que puedo llegar una hora más tarde.  Bufo. Una hora más, como si esto me fuese a ayudar a recuperar las horas de sueño que perdí. Me levanto y me dirijo al baño, al menos me podré dar una ducha larga y un desayuno real, no solo café. Al cabo de una hora estoy lista con mi ropa de oficina, hoy decidí ponerme un traje de pantalon con blazer color n***o y poner mi cabello en una cola de caballo para mantenerlo lo mas lejos de mi cara. Un recuerdo de Maxon acariciándolo con su dedo pulgar me ataca y mi interior se pone nervioso. Vaya que ya me está afectando la cabeza. Bajo en silencio hasta la cocina y encuentro a mi madre tomando su primera taza de café. Al lado tiene fresas cortadas y pan con mermelada. Mi cuerpo famélico me urge a correr y tomar un bocado. Se me había olvidado que no había cenado nada la noche anterior. ―Buenos días, mamá. ― Saludo tomando su rebanada de pan que yacía sin morder. ―¡Hey, ladrona! Prepárate el tuyo propio.― Me dice y sonrío. Me sirvo una taza de café y ambas nos observamos en silencio mientras yo devoro su pedazo de pan. Mamá y yo compartimos muchas similitudes físicas. Había heredado sus ojos azules y su pelo rubio. La forma de su boca y su sonrisa. La gente siempre decía que parecíamos hermanas, pero al mismo tiempo también me decían que me parezco a mi padre ya que mi nariz pequeña, mi manera de caminar y personalidad se parecen más a la de él. ―¿Cómo va la búsqueda de apartamento? ― Pregunta cuando finalmente termino con el primer pan y empiezo a hacerme otro.  ― Va bien, ya vimos uno que a ambas nos gusta en la parte baja de Central Park. ― respondo enfocada en mi tarea. ―Sabes que no te tienes que mudar, ¿verdad? Esta casa es ridículamente grande y puedes vivir aquí por siempre si quieres, papá también está de acuerdo. ― Repite por milésima vez. Trato de respirar profundo pero el tener que repetir mi respuesta me tiene cansada. ―Mamá, ya hemos hablado de esto miles de veces. No puedo quedarme viviendo con mis padres por siempre. Además, Manhattan está a una hora de aquí. Me puedes visitar todo el tiempo y yo también lo haré, de acuerdo? Nada cambiará entre nosotras. ―Mi tono suena un poco más brusco de lo esperado pero con las pocas horas que había descansado mi cerebro está quemado hoy. ― Eso dijo Jaxon cuando se mudo y ya ves, no ha vuelto en meses. ―Los ojos se le cristalizan y me hace sentir mal, ni siquiera son las 8 y ya la he puesto triste.  ―Jaxon vive al otro lado del país, mami, y está trabajando superduro. Incluso así te llama casi todos los días. Yo estaré cruzando el río... Cálmate por favor. ― Llego hasta ella y la abrazo.  ―No logro entender en qué momento se hicieron tan grandes― Suspira y se seca los ojos.  ―Sabes que me he quedado mucho más de lo pensado para ahorrar dinero, así que ya es hora de salir del nido. ― Sonrio y la animo con palmadas en la espalda. ―Lo sé, hija. Y sé que volarás muy alto. ―Dice en tono melancólico. Veo la hora en mi teléfono y se que es hora de salir.  ―Oh, oh. Me tengo que ir. Te veo esta noche, mamá. Que tengas un buen día.― me despido con la mano y tomo mi mochila con mi portátil. ―No olvides comer, ¡estás muy delgada! ― Me grita desde el otro lado de la cocina pero no le respondo. Salgo apresurada y me dirijo al tren.  Entro al lobby corriendo como parte de mi tradición de siempre llegar tarde por las mañanas. Paso las puertas de seguridad con mi identificación y llamó al ascensor. Lo bueno de estar empezando el día a las 9am es que no hay nadie esperando en los elevadores. Me subo en él y las puertas se cierran automáticamente. Marcó el número 45 y empezó a subir pero dos pisos pasan y la luz del botón se apaga. Sigue subiendo y yo sigo pulsando el número 45 sin ningún éxito.  ¿Qué mierda? Marco el piso 46, ya que pienso que tal vez no está parando en mi  piso pero este botón tampoco funciona. Veo la pantalla, Piso 43, 44, 45, 46, 47. Pulso botones al azar. 48, 49, 50… y Tada! El elevador se detiene y se abre. Al salir me encuentro con una mujer madura de pelo n***o que debe estar a mediados de sus 40 's.  Me sonríe y le sonrio de vuelta un poco aturdida con la situación.  ―Buenos días, señorita Miller. El Sr. Knox y el Sr. Jhonson la están esperando en su despacho. Sígame por favor― Empieza a caminar y la sigo con piernas de gelatina.  Mi cerebro repasa todas las cosas que le había dicho a Maxon desde el día uno. Que ambos me esten esperando tan temprano y sin aviso no es una buena señal.  Las palmas me empiezan a sudar y la garganta se me seca.  Tal vez Maxon amaneció con sed de venganza por haberlo amenazado ayer con denunciarlo, tal vez esta era su manera de cuidarse su propia espalda. Seré despedida. Llegamos a la puerta y la mujer, la cual aún no se su nombre, se aleja dejándome sola enfrente de ella. Respiro profundo y toco dos veces. Escucho la voz de Andrew diciéndome que pase adelante, así que empujo la puerta y entro. Lo primero que noto es a mi jefe Andrew parado enfrente del escritorio. Mis ojos van primero hacia él y luego conectan con los de Maxon que está parado con una taza de café, luciendo perfecto con un traje azul marino de tres piezas. El pelo lo tiene pulcramente peinado hacia atrás y a diferencia de mi, él se ve completamente descansado. Ambos me miran en silencio mientras llego al lado de Andrew. ―Buenos días, Andrew..― saludo. ―Sr Knox. ― Inclino mi cabeza hacia él lo más cordial posible sin sonar grosera. Mi jefe me observa y puedo notar que tiene un poco de nervio, lo cual me activa las alarmas.  «Definitivamente me van a despedir» ―Buenos días, Ava. Espero que hayas descansado un poco, Maxon me contó que ambos estuvieron aquí hasta tarde ayer.― Andrew me mira un poco apenado. El no saber que más le había contado Maxon me mata por dentro. Me rasco el cuello en gesto nervioso ― Oh, no te preocupes por mí, Andrew. Logré terminar el plan, ya se lo envié a su correo hace una hora.  Espero que lo pueda revisar mejor antes de enviarlo al Sr Knox.  ― Precisamente de eso queríamos hablarle, señorita Miller.― Habla Maxon por primera vez y su voz grave y sensual me desequilibran la mente. Me vuelvo a rascar el cuello. Ellos se intercambian miradas y solo deseo que se dejen de rodeos y que me digan de una jodida vez que es lo que me quieren decir sin tanto misterio. ―Ava, ya hemos revisado todo el plan de ejecución y creemos que está perfecto. Jamás habíamos visto a alguien que pudiera hacerlo todo sola en una sola noche. Claro, esta campaña es una de las pequeñas pero estamos igualmente encantados. ―Sonrie Andrew.  Giro mi cabeza hacia Maxon y él solo toma un sorbo de su café sin mirarme.   ―Me tranquiliza saber todo esto, pero quiero saber lo demás que tienen que decirme. ― Presiono mis manos en la cinta de mi bolso mientras los observo a los dos. ―Siempre al grano, Señorita Miller― Comenta por lo bajo Maxon y se da la vuelta. Camina hasta la ventana y se queda allí mirando al horizonte. Volteo mi vista a Andrew esperando a que él hable.   ―Hoy después del mediodía tenemos un evento muy importante en Chicago. Uno de nuestros más grandes clientes estará debatiendo si renovar con nosotros o no. El Sr Knox y yo íbamos a ir pero a mi me ha surgido algo aquí y tengo que quedarme. Ava, necesitamos que vayas con él y me representes. Te daré toda la información que tengo preparada, pero no tienes que hablar, solo ayudar al Sr Knox en lo que necesite. Sé que es algo precipitado y que no estabas preparada pero estoy seguro que lo harás bien. No había venido preparada para tomar ningún tipo de vuelo. Necesitaba al menos un cambio de ropa si tenía que ir a una conferencia importante, y sin mencionar que no estoy preparada para viajar con Maxon hacia otro estado. Incluso con un vuelo que solo es de una hora de largo, será peligroso que los dos estemos juntos en un lugar tan pequeño. Conociendo nuestro historial, al cabo de unos minutos alguno de los dos estará lanzando al otro fuera del avión. ―No he venido preparada. ―Es lo único que logro decir― Yo me puedo quedar aquí y solucionar lo que sea que tengas que hacer, Andrew. ―Afirmo tratando de sonar lo más convencida posible.  ―Volverán mañana por la mañana y el hotel te proveerá todo lo que necesites. También se te dará una tarjeta de crédito de la empresa para cualquier gasto. Así puedes comprar ropa si necesitas. Estarás con el mejor haciendo negocios así aprovecha esta oportunidad y aprende de él.― Andrew me da una palmada en la espalda y yo sonrío con la boca cerrada.  Observo a Maxon y veo que él también está sonriendo divertido. Vaya que está disfrutando de mi incomodidad. Imbécil. Suspiro y me rindo ante la situación.  ―¿A qué hora salimos?― Pregunto resignada. Cuando mi madre me había dicho esta mañana que volaría alto jamás me había imaginado que sería a Chicago.  ―Ahora mismo. Señorita Miller. ― Dice Maxon dejando su taza de café sobre el escritorio. Toma su mochila, camina hasta rozarme un hombro y se inclina de lado― Y por favor, no se acojone. Bufo por dentro. Este es mi karma.   Al parecer el infierno está arriba y no abajo como siempre me hicieron creer.  De ahora en adelante no tomaré ese elevador infernal al inframundo,  no importa que tenga que subir 45 pisos a pie.  Necesito sobrevivir a toda costa.
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