Regla número 9: No hay mejor imagen que la que tienes de ti mismo. Ariadna. Entramos en coche, me sube en su regazo abrazándome fuerte con sus poderosos brazos y seguimos besándonos como si la misma vida se nos fuese en ello. Como si lleváramos tiempo esperando y anhelando este momento. No dejaba de mirarle, aún no me creía que esto estuviera pasando, pero, no pensaba darle muchas vueltas. —Quédate conmigo —susurra en mi oído. — ¿Estás seguro? Se echa hacia atrás mirándome con una preciosa sonrisa. — ¿No debería decir eso yo? —pregunta con una chispa de humor en sus ojos que me hace sonreír. Se inclina hacia adelante, roza con ternura su nariz con la mía. El corazón se me estruja un poco. Le rodeo el cuello con mis brazos y le acaricio el pelo. —Quiero