Sin dudarlo, Madison aceptó lo que dijo Henry, después de todo, Marina era parte de su pasado y Madi era su presente y esperaba estar en su futuro. Luego de que esta así tierra con la cabeza, Henry se aproximó hasta Madi y besó sus labios, apretó con una mano su cintura y la besó con plena libertad, porque está vez estaban en su casa, sin empleados merodeando, sin la incertidumbre de que el padre de Madison entrara en cualquier instante. Madi recibió el beso de Henry sintiendo que sus piernas se deshacían ante cada toque, anhelando que esa mano que estaba en su cintura en un fiero agarre, subiera hasta sus pechos y los estrujara como si fueran lo más exquisito en la vida. Las plegarias de Madi parecieron ser escuchadas, pues Henry pronto avanzó acariciando su abdomen por encima de la t