La bodega quedó envuelta en un completo silencio. La mirada de Henry se dirigió a la de Sebastián, luego a la de París y finalmente regresó a la de la pelinegra delante de él. Sebastián por su parte rascó la parte baja de su cabeza, aquello era bochornoso, y no se debía a la situación comprometedora de Henry y su alumna de piano, sino a los celos incontenibles que lo habían guiando hasta esa bodega, Sebastián no se reconocía, él jamás había sido celoso, incluso se bufaba de la manera en la que su gemelo celaba a su ahora esposa, sin embargo París le provocaba sensaciones que antes no habia experimentado, llevándolo en esta ocasión hasta esa bodega al creer que Henry estaba interesado en ella. —Diria que puedo explicarlo, pero en realidad no es así —diji Henry rompiendo con el silencio in