–Sí, así debió ocurrir– dijo el Marqués con tono muy seco–. Recuerdo con qué habilidad imitaba a todos cuando estábamos juntos en la escuela. –Fue una gran tontería por mi parte, ahora lo comprendo dijo Valessa–, pero me sentía tan enferma que mi cerebro no parecía funcionar. –Supongo que eso es comprensible– dijo el Marqués. A ella le pareció que había hablado con tono renuente. –Yo creía que ellos no tardarían en marcharse– continuó Valessa–, y sin embargo Lord Harold fue a la cocina y me dijo que Lady Barton me entregaría doscientas libras esterlinas si yo aceptaba tomar parte en una comedia que habían preparado para divertir a sus invitados. Miró al Marqués con expresión suplicante: –Yo le juro– dijo– por todo lo que es sagrado para mí, que no supe lo que ellos iban a hacer hasta