–¡Qué mala suerte!– dijo el Marqués–. Se ha perdido una cacería estupenda. –Lo sé– dijo Harry con tono triste–, y no puedo evitar sentir envidia. El Marqués se rió ligeramente. –Tendrá usted la oportunidad de desquitarse de mí mañana– dijo–. Están apostando si será usted o yo quien gane la carrera de obstáculos. –Puede estar seguro de que haré todo lo que pueda para derrotarle– contestó Harry. El Marqués se rió de nuevo y subió la escalinata para dirigirse a su dormitorio. No se había dado cuenta de que Harry no estaba bromeando, de que lo odiaba intensamente. Jamás le había perdonado al Marqués que lo alejara de Yvonne, y se había jurado a sí mismo que algún día se desquitaría. Ahora tenía la oportunidad y estaba decidido a no desperdiciarla. * Recostada en su resplandeciente cam