Capítulo 3EL Marqués abandonó la excitación y conmoción del final de la cacería e hizo dar la vuelta a su caballo para iniciar su recorrido de regreso. Pensó que había sido uno de los mejores días de cacería que había disfrutado en mucho tiempo. El tiempo había sido excelente, y se había dado cuenta de que los cazadores y los sabuesos eran estupendos. Llegó a la vereda más cercana, que bordeaba los campos en los que había cabalgado. No le sorprendió ver una hilera de carruajes que avanzaban acompañados de los palafreneros que se harían cargo de los caballos de los jinetes. Pensó que no había duda de que Sarah hacía todas las cosas con lujo. No esperó a nadie, y en cuanto se sentó en el carruaje, el conductor inició la marcha. El Marqués pensó que era un alivio no tener que cabalgar d