Trabajando en unos documentos, León murmuró un distraído "adelante" Sin siquiera prestar realmente atención a cualquiera cosa que no fueran los papeles en su mano.
—¿León? —pronunció Daphne, su secretaria y amiga.
—Dime —respondió sin dedicarle ni una mirada.
Y aun cuando la otra alfa dejó ir un lento suspiro, León ni hizo gesto alguno por apartar la mirada de sus documentos.
—Son las ocho con treinta, León, ya vas algo atrasado a la fiesta —informó su amiga—. Pensé que ya no estabas en la oficina, me sorprendió cuando volví por mi bolso y te vi aquí, otra vez.
—¿Fiesta? —preguntó el alfa, frunciendo ligeramente sus cejas en los que seguía leyendo concentradamente.
—Sí, la fiesta que organizó el señor Jigme junto a su esposa y de la cual me pediste que te recordara —indicó.
Esta vez
