"La Arrogancia en Pie y rostro de Ángel"

1042 Words
La vergüenza llegó a mí por un rato, tal vez unos segundos. Intenté calmarme Al escuchar la explicación de Janet. _ Este caballero te espera hace algún rato Informó al empujar sus lentes de lectura, apenada. ¿Pero cómo no estarlo? El hombre me observa Como quien mira un loco. Y lo peor es que mi cara ha de estar roja como un tomate. No quepo de vergüenza frente aquel hombre que tanto me gustó en el restaurante. _ Pido mil disculpas, de verdad lo siento Solté vencida al volverme a sentar con las manos sobre mi rostro, conteniendo la vergüenza. Y ganas de llorar. Aún no aprendo a controlar mis emociones. El ser millonaria y no sufrir por nada te hace crecer más débil que un árbol con polillas. _ ¿Estás bien? Preguntó Janet al caminar en mi dirección bajo una evidente confusión. ¿Tantos meses trabajando juntas? Primera vez me ve tan alterada. Pero el dolor de mi pie, más lo escuchado, me tenía los nervios destrozados porque él estaba feliz y yo triste. _ No, la verdad necesito un podólogo Contesté con el rostro a un oculto entre mis manos, rogando que los ojos verdes ya no me estuvieran mirando. _ No te preocupes, te conseguiré uno Respondió la chica _ Tengo alguien que pueda ayudarla con eso, señorita La voz de la Donis, de Gran estatura y cuerpo bien trabajado, rompió su silencio. _ Se lo agradecería, caballero, esto es una tortura. Pero discúlpeme, pasé usted Y dígame en qué puedo servirle. Aun en vergüenza, retiré la bota Y el calcetín de la mesa para tratar de actuar como profesional _ Edrikc Carlson: Soy el patrocinador de Adrián Vine por las fotografías que tomó ayer explicó cortésmente al tomar asiento frente a mí. Sus ojos verdes azulados me hechizaron. Al segundo _ Señor Carlson, no fui avisada de su visita, Así que lamento decir que aún no están listas, pero en unas horas lo estarán. Observé mi reloj. Mi editor no tardaría _ Señorita, nunca doy aviso alguno, por algo Soy el jefe, más usted llega tarde y sin el trabajo requerido a la mano. Será perdonada esta vez por estar convaleciente. Ahora sígame, la llevaré con un especialista. Habló con una autoridad amargada al levantarse y ajustar el botón de su abrigo oscuro. Con un gesto elegante, Me señaló la puerta _ Es muy amable, señor Carson, pero no dispongo del tiempo ahora. Como dijo, llegué tarde y tengo un montón de trabajo, entre ellos el suyo. Respondo al levantarme con un solo calzado, recoger el bolso de mi cámara que descansa sobre el sofá de lectura que tengo acomodado. En todos los lugares que pase más de tres horas, siempre entre libros y pensamientos llenos de fantasías. Para toda mujer hay un ángel o demonio, pero ninguna muere sola, feliz o triste. _ Creo que aún no entiende usted. Su tiempo y salud me pertenecen ahora, Así que no presido de su permiso. La espero fuera y no tarde. Detesto esperar. Soltó con arrogancia una que detesté _ Señor Carlson, no pertenezco a nadie ni tampoco estoy sujeta a órdenes. Tengo esa fotografías como un favor familiar. No hay contrato que refleje que trabajó para usted o su compañía. Expliqué con educación, tratando de darle a entender que no es mi jefe, mucho menos mi dueño. _ Está diciendo usted que estoy equivocado, que vine aquí a perder el tiempo, Que no se diferenciara de un empleado que manejo una empresa billonaria por pura suerte. Eso dice usted. Lució un ceño fruncido que me descolocó al instante _ No quise decir eso señor, sino que usted viene aquí sin ser anunciado y quiere hablar con sus Aires de grandeza. Solo quiero aclarar que no soy su empleada y de verdad no es un buen día para aguantar su cara de limón. Terminé diciendo con pocas ganas de extender la discusión con el hombre que de tanto arrugar el ceño, temo se le quiebre la cara. _ Acaba de llamarme amargado Pregunto serio _ Bueno, no sé cómo definir su actitud Respondí vuelta Un lío. Su rostro más sus expresiones me volvían loca. _ ¿Sabe qué esperaré en el auto? ¿Nando ayuda a la señorita Se refirió a uno de sus hombres salió con esa arrogancia grosera _ Quién carajos se cree este tipo? me dije al verlo salir. El hombre me espera tranquilo y silencioso, pero al instante la imagen de Amanda diciéndome: es el diablo. Me enojé ante el pensamiento. Rebusqué mi cartera al encontrar mi teléfono celular llamé a Adrián, el causante de tal confusión. Tres timbres más su voz. _ Hola enana, ¿qué haces? No tengo mucho tiempo, estoy a punto de una carrera. ¿Pasa algo en casa? Preguntó con su voz preocupada. La tía Delia no está muy bien de salud últimamente _ En casa todo bien, Te llamo para saber por qué un tipo odioso está aquí creyendo que es mi jefe y dueño. Pregunté observando al hombre que me espera tranquilo y callado, con las manos cruzadas al frente. _ Edrikc está allí, pensé que solo llamaría, pero con él nunca se sabe. Es mi patrocinador, usaré sus autos. Trátalo bien, es fastidioso y severo, pero es un buen tipo. Te dejo, me toca correr. Gracias, te debo una muy grande enana, serás bien recompensada. _ Deja de llamarme así alcancé a decir al corte de su voz cuelga la llamada sin descaro _ hijo del gran danés este no tiene perdón de Dios al mirar el techo con mi espalda descansando en la silla pensando cómo tratar al hombre grosero que me encanta _ señorita el señor carlson se impacienta al esperar el hombre de azul sí habla pensé para mí _ oh bueno no hagamos esperar más al señor total nada puede ir peor Maldita sea cierra la boca me regañé a mí misma al golpear mi dedo enfermo con la esquina del escritorio rabié por unos segundos el tipo nisiquiera se movió del lugar donde me espera cuál centinela al calmarme coloque el calcetín en su lugar caminé con el talón con solo un calzado gracias a la moda los escogí planos
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